— ¿Estás ahí, Corazón?
— Si, Cerebro, aún vivo y sueño...
— Supongo que te arrepientes ¿no?
— Lo siento, Cerebro, pero no me arrepiento...
— ¡¡¡Pero si no funcionó!!!
— Pero lo intenté al menos... y debes reconocer que incluso para tí se vuelve hermoso el recuerdo
— ¿Y las lágrimas?
— ¿Verdaderamente crees que podemos culparlo por ello…?
— ...
— Las lágrimas, querido Cerebro, son la materialización de nuestros mayores anhelos...
— Esos que bien sabemos pueden no volverse nuestros...
— Esos que no obtendremos a menos que no corramos el riesgo...
— ...
— ...
— Querido Corazón, lo siento...
— Yo también lo siento, querido Cerebro...
— ¿Esto es una tregua, Corazón?
— Sí, esto es una tregua, querido Cerebro
— ¡¡Espero que para la próxima no juegues en mi contra si no a mí favor!!
— Lo mismo espero, Cerebro... Lo mismo espero...