Pulse no dormía.
Llevaba tres días seguidos en el centro de investigación móvil, rodeada de planos, núcleos energéticos, simuladores cuánticos y café frío.
Juno Imani tenía ojeras. El cabello recogido en un moño desordenado. Y las manos manchadas de grafeno y plasma seco.
Pero su mente brillaba más que nunca.
—Si el campo gravitacional de Kharon es una distorsión extradimensional, entonces no se puede detener con fuerza bruta. Necesitamos anclarlo. Contenerlo con una frecuencia inversa —murmuraba para sí misma.
Detrás de ella, Nova la observaba desde la puerta.
—¿Sabes que hablas sola, cierto?
—Siempre. Las máquinas no contradicen.
—¿Qué es eso? —se acercó la velocista, señalando el dispositivo en el centro de la mesa.
Era una esfera negra con líneas azules pulsantes, suspendida por anillos electromagnéticos. Vibraba con un zumbido hipnótico.
—Esto… es el Código Pulsar.
—Suena a nombre de villano cool.
—Es un generador de jaula cuántica reforzada. Si conseguimos una fuente de energía superior a la de un agujero negro en microescala, podríamos atrapar a Kharon. No destruirlo. Pero sí encerrarlo.
—¿Y de dónde sacas esa energía?
Juno guardó silencio. En la pantalla, había un modelo: una silueta humana fusionada con energía pura.
—¿Orien? —preguntó Nova.
—Sí. Aetherion podría ser la clave. Su cuerpo soporta cargas gravitacionales que ningún otro ser puede absorber.
—¿Y él lo sabe?
—No todavía.
Nova cruzó los brazos.
—¿Y qué pasa contigo? ¿Estás bien?
Juno se tensó. Apretó una tuerca. Soldó un microconector. Luego, como si las palabras costaran demasiado:
—He vivido toda mi vida resolviendo cosas. Pero esta… esta no puedo hacerla sola.
Nova puso una mano en su hombro.
—No tienes que hacerlo. Somos seis por algo.
En ese momento, el artefacto se encendió.
Una onda silenciosa recorrió la sala.
Juno lo observó como si viera una estrella nacer.
—Ya casi está. Solo necesito que alguien esté dispuesto a alimentar el núcleo con su alma.
Nova la miró con seriedad.
—Orien lo hará.
—¿Y tú cómo lo sabes?
—Porque si no lo hace, Lyra lo obligará.
Ambas sonrieron, apenas.