CAPÍTULO 20: EL ÚLTIMO DÍA

El 22 de julio fue el último día registrado de la guerra.

Ese día, seis titanes se dividieron en tres frentes:

FRENTE 1: MOSCÚ

Titan y Ironshade detuvieron una horda de aberraciones dimensionales que surgían del metro subterráneo. Kael usó su habilidad de sombras para infiltrarse entre las bestias y detonó una bomba cuántica.

Titan perdió un brazo… pero salvó a cincuenta niños que habían quedado atrapados en una escuela.

—¿Estás bien? —preguntó Kael, ensangrentado.
—¿Tú qué crees? —rió Ronan, mientras cargaba un autobús con una sola mano—. Pero valió la pena.

FRENTE 2: ÁFRICA CENTRAL

Blitz y Pulse detuvieron el estallido de una bomba dimensional que había sido activada por los restos del culto de Kharon. Juno, desesperada, logró usar el artefacto para invertir el campo gravitacional… pero quedó inconsciente.

Nova la llevó a rastras, corriendo a una velocidad que rompió la luz.

—¡No te mueras ahora, nerd maldita! ¡Todavía tenemos una cerveza pendiente!

Salvó a más de un millón de vidas.
Sin que nadie lo supiera.

FRENTE 3: ISLA NULL (Epicentro)

Orien y Lyra enfrentaron a Kharon por última vez.

Ambos, recuperados, combinaron sus fuerzas: energía cósmica y entropía absoluta. La materia se curvó. El tiempo se detuvo por segundos. El alma de Kharon, fragmentada y dispersa, comenzó a colapsar.

Pero él aún resistía.

—Son lo mejor que este mundo tiene. Y aún así, no bastará.

Orien y Lyra se miraron. Y se lanzaron.

Juntos.

Una explosión de luz azul y blanca borró la isla entera del mapa.
El mundo tembló.
Y el dios…
cayó.

Horas después, entre los escombros, Ronan y Nova encontraron dos cuerpos. Uno de hielo. Otro envuelto en energía.

Ambos vivos.

Y abrazados.

—No voy a soltarte. Ya no —murmuró Lyra, con voz rota.
—Entonces hazme una promesa —respondió Orien, apenas audible—. Vivamos.