Los seis reinos de Elerantho

Capitulo uno

La campanilla del local sonó anunciando un nuevo cliente, cosa rara dado que era el horario con menos flujo. La pequeña cafetería-librería, usualmente abarrotada de universitarios con charlas animadas y cafés humeantes se encontraba vacía, claro, a excepción de sus trabajadores.

Augustine miró al grupo que acababa de entrar, no recordaba verlos con anterioridad por lo que simplemente asumió que se trataba de turistas. No era de extrañar puesto que el café era uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.

 

—Son lindos ¿no? —Clara, su compañera, mencionó apoyándose en el mostrador mientras ambas observaban a los clientes nuevos ojear unos libros. Y en cierta forma tenía razón. Altos, con rasgos finos y bien definidos como una escultura—, se nota que son extranjeros, no hay manera que alguien en esta ciudad se vea así.

 

Ella río, observándola. Clara era lo que podría decirse una verdadera belleza. Cabello color chocolate extremadamente largo con unos ojos a juego del mismo color, caderas y hombros anchos, y una seguridad arrolladora que probablemente era lo mas atractivo en sí, no su sonrisa o las pequeñas pecas sobre su nariz, sino la autoridad que emanaba con cada palabra y paso que daba.

 

—Deberías de dejar de echar el ojo a cada persona que entra aquí, los asustas —bromeó acomodando los sobres de azúcar en los pequeños cajoncitos de madera que iban en cada mesa. Quizás sonó mas recelosa de lo que debía, de todas maneras, Clara pareció no notarlo en absoluto.

La castaña desapareció tras la puerta de empleados y Augustine decidió simplemente seguir con su trabajo de rellenar todos los productos. La boca le sabia amarga pero no mas de lo usual. No recordaba cuando comenzó aquel extraño sentimiento; o tal vez sí. En la fiesta de año nuevo pasada, para cuando clara y su estúpido novio habían terminado, ella estuvo ahí.

Bebieron, rieron y bailaron en una fiesta a las afueras de la ciudad, y para cuando dieron las doce Clara la besó, haciendo que ese sentimiento despertara y no pudiera ser enterrado. Desde entonces se sentía extraña a su alrededor, ansiando por que la notara o dijera algo sobre lo que sucedió hacia cuatro meses atrás.

Pero nada de eso pasó

Para cuando se sintió con la suficiente confianza para hablar al respecto, la castaña estaba con su ex novio de regreso y nada podía hacer ya.

  

                                        

 

Para cuando el reloj marcó las cuatro, Augustine salía de su lugar de trabajo mientras de despedía de uno de los chicos recién ingresados. El día no fue muy interesante, y si no fuera por el hecho de que podía entretenerse ordenando los nuevos pedidos de la librería definitivamente habría muerto.

 

Ya no tenia mucho que hacer, mas que ir a casa, descansar y estudiar. Una mueca se situó en su rostro al recordar, llevaba dos materias atrasadas y necesitaba ponerse al día de inmediato, cosa que no pasaría. Procrastinaría y se atrasaría aún más en ello.

Quizás fuera porque su mente pensaba en mil y un cosas, o tal vez era nuevamente su fantasía, pero se sentía observada. Volteó, pero nadie le prestaba atención y entonces así continuó su camino; sin embargo, la sensación no se fue, ni cuando entró a su casa y menos cuando se fue a dormir en la noche.



#10662 en Fantasía
#4018 en Personajes sobrenaturales

En el texto hay: juvenil, hadas, profesia

Editado: 08.09.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.