SeokJin siempre había sido un chico curioso. Desde pequeño, sentía que había algo diferente en él. Un día, cuando tenía diez años, estaba jugando con una linterna en su habitación. Al agitarla, notó que las luces parpadeaban, aunque las pilas estaban nuevas. Confundido, miró sus manos y, sin saber cómo, hizo que la linterna se encendiera solo con pensarlo. Así fue como SeokJin descubrió su habilidad para controlar la electricidad.
Asustado pero emocionado, SeokJin decidió no contarle a nadie. Sin embargo, pronto descubrió que no estaba solo. En su escuela, conoció a otros seis chicos que también tenían habilidades especiales.
YoonGi, un chico tranquilo y reservado, confesó en un susurro que podía escuchar los pensamientos de las personas. Al principio, pensó que se estaba volviendo loco, pero pronto aprendió a controlar su poder y usarlo solo cuando era necesario.
NamJoon, el más alto y fuerte del grupo, reveló que tenía una fuerza sobrehumana. Un día, levantó un coche que había quedado atrapado en un callejón para salvar a un gatito. Desde entonces, había tenido mucho cuidado de no mostrar su fuerza delante de los demás.
HoSeok, siempre inquieto y lleno de energía, descubrió que podía manipular el fuego. En una ocasión, durante una excursión escolar, encendió una fogata con solo chasquear los dedos. Desde entonces, se aseguró de mantener sus manos bajo control.
TaeHyung, un soñador con la cabeza en las nubes, literalmente podía volar. Solía escabullirse al tejado de su casa por las noches para dar cortos paseos por el cielo. Aunque amaba la libertad de volar, sabía que tenía que ser discreto.
JiMin, el más amable del grupo, tenía la capacidad de sanar cualquier herida. Curó al perro de un vecino después de que fuera atropellado por un coche, pero tuvo que inventar una excusa cuando le preguntaron cómo lo había hecho.
JungKook, siempre un poco tímido, descubrió que podía volverse invisible. Al principio, esto le asustó, pero pronto se dio cuenta de las ventajas de su habilidad, especialmente cuando quería evitar situaciones incómodas.
Un día, durante el recreo, SeokJin decidió reunir a todos los chicos en un rincón del patio.
—Sé que todos somos diferentes—, dijo con seriedad. —Pero creo que deberíamos unirnos. Podríamos ayudarnos mutuamente a mantener nuestras habilidades en secreto y protegernos.
Los demás chicos asintieron, sintiendo una mezcla de alivio y emoción. Por primera vez, no se sentían solos. Formaron un vínculo inseparable, prometiendo que siempre se apoyarían y protegerían.
Así, los Siete de Seúl comenzaron su amistad especial, aprendiendo a ocultar sus habilidades al mundo mientras se ayudaban unos a otros a comprender y controlar sus poderes. Aunque no lo sabían, su vida estaba a punto de volverse mucho más complicada y peligrosa. Pero, por ahora, estaban juntos y eso era todo lo que importaba.
Los Siete asisten a la prestigiosa Escuela Secundaria Seúl, donde sus habilidades especiales los hacen destacar, aunque no siempre de la manera que desearían. SeokJin, con su control sobre la electricidad, a menudo se encuentra reparando los cortocircuitos causados por sus emociones. YoonGi, el lector de mentes, lucha por bloquear los pensamientos intrusivos de sus compañeros de clase.
Un día, durante una tormenta eléctrica, los Siete se encuentran en el tejado de la escuela. NamJoon, con su fuerza sobrehumana, sostiene una antena de radio mientras HoSeok manipula las llamas para crear señales de humo. TaeHyung vuela en círculos, y JiMin cura las quemaduras menores que sufren en el proceso. JungKook, invisible, observa desde las sombras.
Es entonces cuando aparece una misteriosa figura vestida de negro.
—Los he estado observando—, dice, revelando que también tiene habilidades especiales. —El mundo está en peligro, y ustedes son la única esperanza. Tengan cuidado, alguien muy peligroso los sigue de cerca.
Después de aquella advertencia, la misteriosa figura desapareció.
Los días pasaron y los Siete se reunían en la biblioteca de la escuela después de clases para hablar sobre sus habilidades y compartir experiencias. Aunque eran cuidadosos para no levantar sospechas, disfrutaban de la compañía de otros que entendían lo que estaban viviendo.
Una tarde, mientras caminaban hacia sus casas, SeokJin notó que un hombre los seguía. Disimuladamente, les hizo una señal a los demás para que se dispersaran. Se dirigieron a un parque cercano, donde pensaban que podrían perder al hombre entre los árboles y los senderos.
—¿Quién crees que es? —preguntó HoSeok, nervioso, mientras manipulaba una pequeña llama en la palma de su mano.
—No lo sé —respondió SeokJin—, pero no podemos arriesgarnos. YoonGi, ¿puedes leer su mente desde aquí?
YoonGi cerró los ojos y se concentró. Las voces en su cabeza eran confusas, pero logró captar un pensamiento claro: "Tienen habilidades especiales. Debo informarlo."
—Está pensando en nosotros. Sabe que tenemos habilidades —dijo YoonGi con un tono preocupado.
—¡Tenemos que irnos! —exclamó TaeHyung, empezando a elevarse unos centímetros del suelo.
—No, no podemos simplemente huir. Necesitamos un plan —dijo SeokJin, tratando de mantener la calma.
NamJoon, con su fuerza sobrehumana, sugirió enfrentar al hombre y hacerle preguntas. Pero JiMin, siempre el más pacífico, propuso encontrar un lugar seguro para hablar primero. Finalmente, decidieron ocultarse en el cobertizo de herramientas del parque, un lugar que conocían bien.
Una vez allí, JungKook usó su invisibilidad para salir y observar al hombre desde las sombras. Volvió rápidamente con noticias alarmantes.
—Llamó a alguien y le dijo que había encontrado a "los chicos especiales". Tenemos que movernos antes de que lleguen refuerzos.
SeokJin asintió. Sabía que tenían que actuar rápido.
—Vamos a dividirnos en parejas y encontrarnos en la vieja fábrica abandonada cerca del río. Es un buen lugar para escondernos y planificar nuestros próximos pasos. Será nuestro refugio.