Los Siete De SeÚl

La Amenaza

Los Primeros Años

SeokJin siempre supo que era diferente. Desde una edad temprana, sentía una energía vibrante dentro de él, pero no comprendía lo que significaba. Creció en un pequeño vecindario de Seúl, en una casa modesta con sus padres y su hermana menor, Soojin.

Tenía diez años cuando su vida cambió para siempre. Un día lluvioso, SeokJin estaba solo en su habitación, aburrido y jugando con una pequeña linterna. La batería se agotó, y en su frustración, deseó poder encenderla con la fuerza de su mente. Para su sorpresa, un rayo de electricidad salió de su dedo y encendió la linterna.

—¿Qué... qué fue eso? —se preguntó SeokJin, mirando incrédulo su mano.

SeokJin decidió mantener su habilidad en secreto, pero Soojin, su curiosa hermana, no tardó en notar algo extraño. Un día, lo sorprendió practicando con su poder en el jardín trasero.

—¡Jin! ¿Qué estás haciendo? —exclamó Soojin, sus ojos grandes como platos.

SeokJin, asustado al principio, se relajó al ver la fascinación en los ojos de su hermana.

—Soojin, debes prometerme que no le dirás a nadie. Ni siquiera a mamá y papá.

Soojin asintió vigorosamente.

—Lo prometo. ¿Pero cómo... cómo puedes hacer eso?

SeokJin suspiró.

—No lo sé. Simplemente... sucedió. Puedo controlar la electricidad. Pero tenemos que mantenerlo en secreto. No quiero que me vean como un monstruo.

Soojin siempre fue su mayor apoyo. Ella mantenía el secreto y ayudaba a SeokJin a practicar en silencio, asegurándose de que nadie los descubriera.

—Jin, eres como un superhéroe —decía Soojin emocionada—. ¡Es tan genial!

SeokJin sonreía, agradecido por su comprensión.

—Gracias, Soojin. No sé qué haría sin ti.

A medida que SeokJin crecía, comenzó a notar que no estaba solo. En su escuela, empezó a fijarse en otros chicos que parecían diferentes, con habilidades especiales. Un día, decidió acercarse a YoonGi, quien siempre parecía saber lo que los demás pensaban.

—YoonGi, ¿alguna vez te has sentido... diferente? —preguntó SeokJin, esperando no sonar extraño.

YoonGi lo miró fijamente, como si pudiera ver a través de él.

—Sí, SeokJin. Puedo leer mentes. Y sé que tú también tienes un poder.

SeokJin se quedó boquiabierto.

—¿Cómo lo sabes?

YoonGi sonrió.

—Es mi habilidad. Puedo sentirlo. Y no somos los únicos. Hay otros como nosotros.

Con el tiempo, SeokJin y YoonGi comenzaron a buscar a otros chicos con habilidades especiales. Así conocieron a NamJoon, HoSeok, TaeHyung, JiMin y JungKook. Juntos formaron un grupo, decidido a entender sus poderes y protegerse mutuamente.

Una tarde, mientras practicaban en secreto en el parque, SeokJin tomó la palabra.

—Chicos, sé que esto es extraño y peligroso, pero tenemos que mantenernos unidos. Tenemos que protegernos y aprender a usar nuestras habilidades para el bien.

Los demás asintieron, reconociendo la verdad en sus palabras. Así nació su unión, con SeokJin como su líder natural, guiándolos con su coraje y determinación.

***

Después de esa noche en la fábrica abandonada, los Siete y sus padres se dieron cuenta de que el peligro era real y constante. Sabían que debían ser cuidadosos y estar siempre alerta. Aun así, trataron de mantener una apariencia de normalidad en sus vidas diarias para no levantar sospechas.

Un día, mientras SeokJin caminaba hacia la escuela, notó un coche negro estacionado al final de la calle. Dos hombres con trajes oscuros estaban dentro, observando atentamente. Aceleró el paso y trató de actuar con naturalidad, pero no pudo evitar sentir una oleada de ansiedad. Al llegar a la escuela, encontró a sus amigos y les contó lo que había visto.

—Nos están vigilando —dijo SeokJin, respirando con dificultad.

—No podemos seguir así —respondió NamJoon, frunciendo el ceño—. Necesitamos hacer algo.

YoonGi, siempre analítico, sugirió que usaran sus habilidades para obtener más información. Decidieron que esa tarde, después de clases, se reunirían en la fábrica para planear su próximo movimiento.

En la fábrica, los chicos debatieron sus opciones. YoonGi propuso usar su habilidad para leer la mente de los hombres que los vigilaban, mientras JungKook sugería volverse invisible para seguirlos y escuchar sus conversaciones.

—Podríamos descubrir quiénes son y qué quieren realmente —dijo JungKook, con determinación.

Los chicos asintieron, sabiendo que era arriesgado, pero necesario. Esa noche, mientras los hombres de traje seguían vigilando, JungKook se volvió invisible y se acercó sigilosamente al coche. Se concentró y escuchó atentamente la conversación.

—Hemos localizado a los sujetos —dijo uno de los hombres—. El jefe quiere que los capturemos cuanto antes.

JungKook sintió un escalofrío y corrió de vuelta a la fábrica para informar a los demás.

—Quieren capturarnos. No tenemos mucho tiempo —dijo, jadeando.

Los chicos sabían que necesitaban la ayuda de sus padres. Esa noche, volvieron a sus casas y contaron lo que JungKook había descubierto. Los padres, preocupados pero decididos, se reunieron nuevamente.

El padre de SeokJin, un ingeniero, sugirió usar la fábrica abandonada como una base secreta. Empezaron a fortificar el lugar con puertas reforzadas y cámaras de seguridad. La madre de YoonGi, una antigua agente de policía, les enseñó técnicas básicas de autodefensa y cómo moverse sin ser detectados.

Los días siguientes fueron un torbellino de preparativos y entrenamientos. Los chicos practicaron sus habilidades, aprendiendo a combinarlas para defenderse. SeokJin y HoSeok trabajaron juntos para crear distracciones con electricidad y fuego, mientras TaeHyung y NamJoon entrenaban para proteger a los demás en caso de un ataque.



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En el texto hay: superpoderes, bts, supenso juvenil

Editado: 17.07.2024

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