Los sueños de Dominic

6. Desafío

 


Esa noche no pudo dormir. Las palabras de Stephany se hacían eco en su cabeza y cuando por fin pudo conciliar el sueño una pesadilla terminó amargándole la noche. Los pensamientos negativos invadieron su mente.

—Ella tiene razón —susurró para él llevándose las manos a su rostro.

A diferencia de muchas personas Dominic no era aquella que cuando resaltaban lo negativo de él se esforzaba para que la gente cambiara de opinión o de demostrarle a esa persona que se equivocaba, más bien acababa por aceptar todo lo que decían de él e incluso aquellos pensamientos negativos que arruinaban su vida. Pensó en que nunca iba a poder cumplir sus sueños, en que solo iban a quedarse en su cabeza porque no tenía las suficientes agallas como para librar una de las mayores batallas que cada persona tenía: la batalla contra uno mismo. No solo valía el hecho de emocionarse en cumplir una meta y que al final esa emoción fuera interrumpida por otra más fuerte. Dominic tenía que aprender a controlar sus emociones pero le era muy difícil. No sabía cómo luchar y lo peor es que si no encontraba la manera de ganar su propia batalla pasaría el resto de su vida arrepentido por no actuar de otra manera.

Cuando llegó la hora del entrenamiento todos los jugadores estaban leyendo un cartel sobre el anuncio de la competición que se hacía cada año. Al parecer Stephany sin consultarlo con su padre había inscrito a Los Halcones. Su padre se enojó tanto que llegó a gritarle delante de los jugadores hasta que finalmente se encerraron en su despacho para discutir lo que había hecho. Los compañeros de Dominic en especial Andy le comentaron lo sucedido. Por supuesto él se armó de valor y se desafió a sí mismo y entró al despacho del entrenador.

—Disculpen la interrupción, pero creo que deberíamos aprovechar la competición. —Tomó aire al ver como ambos lo miraban. Estaban sorprendidos—. Sé que tengo una fama tanto positiva como negativa, pero estoy dispuesto a dar todo lo que tengo para que este equipo siga adelante. Podemos intentarlo, entrenador.

Sus compañeros no dudaron en seguirlo y sobre todo en apoyar esa decisión. El entrenador se quedó pensativo mientras que su hija se sintió alegre al ver que todos querían competir, porque al fin y al cabo ya era tiempo de salir del escondite después de mucho tiempo atrás, después de aquel terrible suceso que le pasó a su hijo.

—Vamos entrenador. No te hagas de rogar. Todos queremos competir —expresó Stephany con gran entusiasmo hasta que su padre tomó una decisión.

—Está bien. Ya pueden ir trabajando duro porque no quiero ninguna derrota.

Todos soltaron un grito de júbilo por la alegría que suponía la competición. Estaban emocionados y dispuestos a entrenar muy duro. Ese día no fue la excepción.

Después de un largo y agotador entrenamiento Stephany se acercó a Dominic cuando él se disponía en ir a su casa.

—Sabes lo que has hecho, ¿no? —cuestionó con los brazos cruzados viendo como Dominic detenía sus pasos y se giró hasta ella.

—Por supuesto, deberías agradecérmelo —replicó acomodando su pequeña mochila de entrenamiento en su hombro.

La castaña soltó un bufido.

—Espero que para entonces sepas el significado de responsabilidad —aconsejó—. Además, no creas que por esa intervención me hayas sorprendido haciendo que cambiara mi pensamiento hacia ti.

Ahora quien bufo fue él porque en ningún momento lo había hecho por ella sino por él, porque quería desafiarse y conseguir unos de sus sueños. Si hubiera sido semanas atrás posiblemente quería impresionarla, pero esta vez no era así. Dominic se acercó a ella y la desafió con la mirada. Jamás pensó que debajo de esa piel tan bella se escondía una chica tan egocéntrica y cruel que por un momento se sintió decepcionado.

—Oye, gringa... Mi vida no gira a tu alrededor. Me importa una mierda lo que puedes pensar de mí —espetó.

Ella soltó una risa burlona.

—Por supuesto, ¿dime que es lo que te importa a ti, Dominic? —inquirió sin llegar a pestañear ni un momento hasta que Linette gritó el nombre de Dominic emocionada. Después de unos segundos el castaño miró a su novia y fue a abrazarla cuando se le lanzó encima para luego besar sus labios.

Su hermana caminaba detrás de su amiga acompañada de Andy. Dominic dio un último vistazo a Stephany viendo como se marchaba con Rayner. Por supuesto, a Linette no lo hacía mucha gracia que la hija del entrenador tratara de esa forma a Dominic ni mucho menos que estuviera cerca de él.

—¿Ha pasado algo? —indagó mirando en la misma dirección que lo hacía Dominic.

—Nada de lo que deba preocuparme —contestó rodeando su brazo por su cuello para luego poner su mirada en Andy y su hermana—. Ustedes dos cuidado con lo que hacen —advirtió concentrando su mirada en Andy. Ambos se pusieron nerviosos y Linette los interrumpió.

—Vamos a cenar algo.

—¿Tú no estabas castigada? —preguntó Dominic.

Linette palideció. Se le había olvidado que tenía que irse a casa antes de que sus padres descubrieran su segunda escapada.

—Así es. He tenido que escaparme ya que tú no vienes a sorprenderme como lo hacen los personajes de los libros para poder ver a su amada —explicó dramatizando dicha escena.




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