7. Un trato

Antes de leer, si no has votado la historia te invito a que lo hagas, y si todavia no me sigues, no esperes  más y sígueme. Difruta la lectura. ;)

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—¡Te odio! —gritó dándole puñetazos al pecho de Wilson quien intentaba evitar los golpes de la rubia—¿Cómo has podido? —chillón desesperada que incluso una lágrima descendió por su mejilla.

El moreno no entendía la reacción de su novia. No sabía que había hecho para que empezará a gritarle hasta del mal que iba a morir.

—No sé de qué hablas —se defendió cogiendo ambas manos para sujetarla y dejar de recibir sus golpes que le hacían daño.

—Eres un idiota, me he enterado que me pones los cuernos con Luisa, ¿cómo has podido? —cuestionó dolida. Se soltó de su agarre con violencia y se separó de él—. Felicidades porque has conseguido romperme el corazón —dijo con los ojos llorosos y cuando giró sobre sus talones para irse Wilson la tomó del codo para detenerla.

—No estoy engañandote con nadie, Stephany. Me dijiste que no querías que nadie se enterase de que no habíamos rompido y ella solo te ha cubierto las espaldas —explicó sin dejar de mirar sus ojos—. Tienes que creerme, mami. No te estoy engañando —soltó su brazo para llevar su mano a la cintura de la rubia y acercarla hasta él con suavidad. Ella se dejó pensando en sus palabras—. Si no me crees ahora mismo la llamamos y verás que no miento —sugirió y Stephany no se negó más bien acepto la propuesta porque no era tonta como para dejar que la manipulara de esa manera.

Wilson no tardo en realizar la llamada. Puso el altavoz para que ambos pudieran escuchar la llamada.

—¿Qué quieres? —contestó Luisa. 

Wilson miró a su novia y ella tomó la palabra.

—Soy Stephany. ¿Es cierto que estás con Wilson?

Se escuchó un silencio y luego un suspiro.

—Oye, no quiero tener problemas. Solo dije que salía con él para cubrir lo de ustedes dos. No sé por qué el secretismo pero si quieres hago otra actuación dejándolo.

Ambos se miraron.

—Muchas gracias, creo que será lo mejor.

Dicho eso se despieron y colgaron.

—¿Lo ves? Solo tengo ojos para ti —confesó acercándose a ella, la rubia lo miraba con una sonrisa y correspondio al beso que segundos después le dio.

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Dominic estaba en la casa del entrenador. Nunca había estado y la casa era bastante acogedora como también se podría apreciar todo los lujos que en su casa no se podían permitir. Estuvo esperando a Jefferson unos largos minutos que a él le parecieron horas. Cuando por fin salió de su pequeña oficina que tenía en su casa le envito a pasar. Dominic observó las medallas que tenía como foto con su hijo, aquel que había perdido después de haber ganado un partido. Se notaba lo mucho que le quería y de como honraba su memoria con sus fotos aunque le parecía como si se tratará de un altar de los grandes logros que había realizado su hijo como los logros del mismo Jefferson.

—Siéntate —le pidió cuando él había tomado asiento.

No sabía porqué estaba en su casa pero estaba alerta ya que no sabía qué había hecho para que le citara. Estaba un poco nervioso por si había cambiado de idea en tenerlo en su equipo algo de lo que se estaba preparando para que no fuera doloroso porque se había ilusionado en comprometerse con el torneo teniendo en cuenta en que  iba a ser una gran oportunidad para demostrarse a sí mismo que podía con ello y mucho más, en no abandonar algo que le gustaba realmente pero si su entrenador había decidido echarle perdería la oportunidad de superarse a él mismo que incluso pensó que su hija lo había convencido para que lo sacara del equipo.

—He descubierto que mi hija sigue saliendo con Wilson —empezó hablar dejando a Dominic sorprendido—. No me agrada ese muchacho para mi hija y tampoco es que me agrades tú pero necesito que le hagas entender a mi hija que no le conviene.

Dominic bufó.

—¿Y cómo pretende que haga eso? ¿No se ha dado cuenta que su hija no me soporta? —replicó molesto.

El entrenador pensó por unos segundos y aunque no le agradaba lo que su mente había maquinado lo consideró porque podía tener un mínimo de control en la petición que le haría a su mejor pitcher.

—Eres un buen jugador —apoyo ambas manos encima de la mesa—. Necesitas disciplina pero no creo que seas un mal muchacho, así que prefiero que tú salgas con mi hija ante aquella basura. Conozco a lo de su clase y se que solo hará sufrir a mi hija. Además no me gustaría tener un nieto que lleve su sangre —Dijo sin ocultar el desprecio que sentía ante el joven Wilson. Haría lo que fuera para que su hija no fuera por aquel camino y soportaría que su hija saliera con Dominic. Esperaba en lo más profundo de su ser que su hija entendiera el motivo del porque lo hacía ya que no soportaría verla sufrir o que Wilson la alejara de él. Sabía que el muchacho no andaba en buenos pasos y soportó que salieran juntos en el tiempo en el que estaba en el equipo porque podía aconsejarlo o no perdía la esperanza en que su hija viera la alimaña que era. Cuando dejó el equipo por un lado fue un gran alivio porque su hija había dicho que habían terminado pero al parecer habían vuelto. Así que había tenido suficiente tiempo en conocer a Wilson y si él le prohibía a su hija que saliera con él ella no le haría caso así que tenía que mover otra ficha.