Los sueños de Dominic

9. Buscando otra salida

Los siguientes entrenamientos habían sido unos de los más duros desde que Dominic empezó en este nuevo equipo, pero Stephany quería ganar quería que los Halcones volvieran hacer reconocido por todos los Mameyes y que la gente se refugiara en el béisbol alegrándole el momento donde cada joven al que le gustaba este maravilloso deporte se uniera y pudiera cumplir un sueño. Quería que su padre tomara las riendas de antes y que no se aferrara a la pérdida de su hermano porque no le iba hacer nada bien. Ella sufría pero sabía que su hermano no hubiese querido que se hundieran en el dolor sino que pudieran seguir hacia delante con todos los planes que se tenía en aquel entonces. No era fácil pero sentía que si no hacía nada para ayudar tanto a su padre como a ella le estaría fallando a su hermano. Así que ella no se perdía ningún entrenamiento y más cuando muy pronto las pruebas eliminatorias iban a dar su inicio.

Cuando el entrenamiento acabó y Dominic quien se fue de último ya que no quería regresar a su casa porque todavía no se le ocurría absolutamente nada para poder librarse d lo dicho por el entrenador o como podría mantener una relación con la chica que le gustaba de hacía tiempo y con la hija del entrenador. Estaba evaluando esa posible idea pero él no era así, podía ser todo lo que la gringa le estuviera acusando pero no tenía el coraje de hacer semejante bajeza porque no veía a las chicas de usar y tirar o de manipularlas. Tenía una hermana y lo que no le gustaría que le hicieran a ella él no lo hacía. Tal vez lo ideal como lo más sincero era hablar con Linette sin embargo, no quería perderla.

Cuando fue a por sus cosas escuchó un ruido que provenía de los cubos de basura que se encontraban detrás de las instalaciones. Se acercó hasta elugar viendo como toda la basura estaba esparcida por todos lados y como la gringa estaba llorando.

—¿Estás bien? —preguntó sin pensar y luego se reprochó el haber formulado la tonta pregunta.

Ella no dijo nada tan solo se dispuso a recoger lo que había tirado. Dominic dejó sus cosas a un lado y se acercó a ayudarla.

La rubia soltó un bufido de fastidio. El castaño no sabía porque estaba así aunque podría ser porque se había enterado de lo que Wilson le estaba haciendo.

—Te dije que merecías a alguien mejor —susurró.

Ella se detuvo y lo miró como si pretendía matarlo.

—No sabes por qué estoy así y Wilson no tiene nada que ver. Nadie te pidió ayuda solo vete y déjame en paz —chilló pero las últimas palabras fueron entrecortada ya que intentaba no derramar una lágrima. No quería que viera esa parte de ella en plan chica frágil que necesitaba ayuda, pero ya era demasiado tarde cuando ha presenciado sus primeras gotas de lágrimas.

—Eres de lo que no hay. En serio, solo intento ayudarte. No seas así.

Se limpió las pequeñas gotas que resbalaban de su mejilla cuando su celular empezó a sonar. Ella no quiso contestar cuando vio que se trataba del número privado que la ha estado llamando para molestarla. No era la primera llamada y no podía creer como la gente podía ser tan cruel en hacerle semejante broma. Dominic al ver la expresión de su rostro y al no coger la llamada se atrevió a arrebatarle el celular para contestar. Primero escuchó la voz grotesca de la persona detrás de la línea para enterarse de lo que sucedía. Las palabras que habían dicho hasta para él le saco lo peor de su ser. La broma aunque de broma no tenía nada, se trataba de la burla de la muerte del hermano de Stephany.

—Mira buen animal espero que sea la última vez que vuelvas a realizar esta llamada porque créeme que te encontraré y haré que te arrepientas de haber nacido —amenazó enojado.

Cuando la persona escuchó una voz diferente a la de la víctima se sorprendió y tras escuchar la amenaza los nervios hicieron que colgara la llamada sin decir nada más. Dominic miró el celular para comprobar que habían cortado y luego se lo entregó a la dueña.

—Espero que no te vuelvan a molestar —dijo con un tono sereno. La rubia se le quedo mirando. No dijo nada ni siquiera un gracias solo lo vio partir pero aquel gesto del joven la hizo sentirse más tranquila.

El siguiente día de entrenamiento también fue bastante intenso. Faltaba menos de una semana para empezar la competición y ellos tenían que estar dentro de las clasificaciones. Cuando terminó el entrenamiento el entrenador Jefferson llamó a Dominic a su despacho.

—Espero que no te hayas olvidado de lo que hemos hablado. No veo que estés haciendo algo.

Había empezado un juego de miradas en el que Dominic no se dejó intimidar por el entrenador. No era un chico cobarde además en enfrentamientos se la daba de gallo y no de uno que solo atacaba y perdía.

—No es tan fácil, además…

—Te lo pondré más fácil, te vienes a cenar a mi casa después del partido —lo interrumpió.

Dominic por un momento se negó pero su entrenador le recordó que no estaba en condición para hacerlo así que le apresuro a que fuera a bañarse y luego en acudir a su casa.

Antes de ir a casa Dominic pasó por la casa de su novia la cual la encontró barriendo el patio de su casa. Saludó a los padres de su novia quienes no sabían que estaban saliendo pero tuvo que buscar la primera excusa que se le paso por la cabeza que fue que vino a traerle un recado de su hermana. Linette no estaba bien arreglada, tenía un pantalón corto con una blusa larga que le cubría gran parte de su pantalón negro y una coleta despeinada. La pelirroja se había sorprendido porque no lo esperaba.




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