Los sueños de Dominic

10. La cena

—Hola —saludó con una sonrisa.
—No, no me digas que tú eres el invitado —gruñó—. Papá —gritó su nombre para ir a buscar explicaciones.

El castaño aprovechó en entrar mientras negaba con la cabeza ya que consideraba que la noche iba a ser muy larga. No sabía si pasar pero se aventuró en ir hasta la la sala donde se encontraba el comedor a la espera de los anfitriones.

—Me alegro que hayas venido —dijo Jefferson tras tener una pequeña charla con su hija dándole un apretón de manos como si fueran amigos desde siempre.

Dominic asintió mientras veía como la rubia traía la cena.

—Siéntate mientras nosotros traemos todo, estás en tu casa —le invitó con una sonrisa.

Dominic no creía que ese era el entrenador pero como todo esto era su plan lógicamente no se iba a comportar como un ogro y más delante de su hija revelando sus planes.

El castaño se sentó mientras les esperaba. Cuando por fin terminaron de traer todo Dominic contempló la cena la cual se veía deliciosa. Se trataba del famoso mangú de platano con queso frito y cebolla acompañado con un vaso de jugo de naranja.

Cuando el muchacho iba a servirse ya que el hambre atacaba Stephany tomó la mano de su padre y extendió la de ella para entrelazar su otra mano con la de Dominic y así el hizo con su entrenador. Se había sorprendido. En su casa no tenían la costumbre de orar dando gracias a Dios antes de comer, ni siquiera se hubiera a imaginado a la rubia orando o por lo menos que fuera una devota cristiana. No podía creerlo y más con su trato hacia él. Sin embargo, esa costumbre era reciente ya que de vez en cuando sentía el deseo de buscar conocimientos sobre el Creador. Dominicn no supo qué decir solo les imitó cerrando los ojos mientras escucha a la gringa dar gracias a Dios por la cena. Cuando terminó fue cuando empezaron a servirse para comer.

Al principio la situación se volvió tensa solo se escuchaba el sonido de los platos hasta que Jefferson sacó tema.

—¿Creen que podamos ganar? —preguntó el entrenador.

—Puede que tengamos una oportunidad si él no deja tirado al equipo —contestó Stephany con chulería mientras se llevaba una cucharada de comida a la boca haciendo ruido con sus dientes al chocar con la cuchara.

Dominic le fulminó con la mirada pero no esperaba menos de ella. Es lo que hacía con él, meterse por sus errores.

—Podríamos tener una oportunidad siempre y cuando la negatividad de ciertas personas no nublen el camino del jugador —respondió devolviéndole la pelota a la rubia.

—Por la actitud que tienen ustedes dos es por el que he organizado esta cena —replicó Jefferson.

Dominic bufó sin llegar a creerlo. Por lo menos no era toda la verdad.

—Necesito que ustedes dos se lleven bien por el equipo. Ambos fueron los que nos metieron en la competición y si empezamos mal la culpa no será del resto de jugadores sino de ustedes dos proyectando sus malas vibras. Tienen que empezar a dejar sus diferencias de lado o resolverlas en esta noche.

Jefferson desviaba su mirada a ambos mientras le sermoneaba hasta que se detuvo en su hija.

—Si no cambian, me veré obligado a suspender nuestra participación.

Stephany se sorprendió y se tragó tanto su enojo como su orgullo y se quedó callada.

—En cuanto a ti, Dominic. Debes esforzarte, eres buen jugador y sobre todo esto ayudará a reforzar la confianza con tus padres.

El joven no entendió porque metió a sus padres en la conversación.

—¿Han venido a verle? —cuestionó con gran interés.

—Sí, sobre todo tu padre ya que quiere ver como vas evolucionando.

Dominic se enojo que sin darse cuenta apretó los puños.

—Él no es mi padre —replicó dejando claro su relación con él.

—Como si lo fuera porque se preocupa por ti.

Stephany se quedó observando la reacción del joven Dominic y supo que no era el momento de intervenir por lo menos con unas de sus palabras acusadoras para el castaño.

El sabor amargo que sintió Dominic en su boca al saber que su padrastro estaba vigilando sus pasos le quito el apetito así que sintió el deseo de tomar un poco el aire.

—Disculpen —susurró para levantarse e ir hasta la primera puerta que vio la cual le llevó al patio de la casa y menos mal porque no sabía lo que estaba haciendo. No quería haber tomado una puerta en la que pasara una vergüenza. No podía enfadarse con él porque no sabía como se llevaba con su padrastro pero no podía evitarse sentirse de esa forma.

Stephany no era una chica tan mala por lo menos se dio cuenta por la reacción del castaño que la relación que tenía con su padrastro no era muy buena. Por lo que salió también al patio para intentar hablar con él. Le había dado algo de pena.

—No te he dado las gracias antes —dijo acercándose a él con los brazos cruzados.

Dominic se sorprendió al verla y sobre todo ese intento de ser amigable con él. Pensaba que podría disfrutar de su estado.

—Así que gracias.

—Tendré que grabar este momento —comentó con un tono burlón.




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