Los sueños de Dominic

17. El beso inesperado

El entrenador estaba muy contento al ver que Dominic medianamente estaba cumpliendo con su parte. Estuvieron viendo los equipos rivales como vencían a su oponente y de esa forma estudiarles para buscar sus debilidades. Necesitaban ganar ese torneo o por lo menos tener la satisfacción en el que habían  puesto todas las ganas posibles.  

Estaba compitiendo el equipo de los Escorpiones de los Minas donde Wilson estaba jugando y como siempre llamaba la atención en el campo a la hora de jugar además de que a muchas chicas la tenía encantadas cuando hacia el payaso.  

Stephany estaba emocionada al verlo jugar pero no podía expresarlo abiertamente porque tenía que mantener la fachada de que habían terminado. Al final y como muchos esperaban habían ganado. La rubia quería ir a felicitar a su novio así que no desaprovechó la oportunidad en escabullirse cuando podía para poder esperarle cerca del vestidor, sin embargo y para su sorpresa su corazón se quebró en dos al ver que su novio abrazaba cariñosamente y luego le daba un beso en los labios a Luisa aquella chica con la que él le había indicado que no estaba saliendo y que encima le había llamado para preguntárselo en el que ambos habían negado. Se le había caído la cara de vergüenza. Se llevó una de sus manos a la boca para tapar el llanto que había invadido su rostro. Se escondió detrás de una de las paredes para que no la vieran. No sabía si ir y reprocharle lo mentiroso que había sido con ella en como la había engañado de una forma tan cínica. Los dos se habían estado burlando de ella. Al final pensó que el bueno para nada de Dominic tenía toda la razón. Sin embargo, para su sorpresa el joven Dominic la había seguido presenciando también todo lo ocurrido y no tardó en ir a consolar a la gringa.

La abrazó. No le dijo que tenía razón porque esas palabras sobraban en este caso por lo que solo consoló a la rubia mientras acariciaba su cabellera. Stephay lloró por todo el acumulo de cosas.

—Sácame de aquí por favor —rogó con la voz rota.

No hizo falta que se lo pidiera dos veces para que Dominic hiciera caso. No tardó mucho tiempo en llevársela del lugar. Se refugiaron en un pequeño parque debajo de un árbol para cubrirse del sol mientras que ella asimilara lo que acaba de ver.

—Tenías razón —musitó sorbiéndose la nariz.

—Lo siento, me hubiera gustado no tenerla, pero está claro que mereces a alguien mejor.

Ella negó llevándose las manos a los ojos para intentar secarse las lágrimas pero cada vez que lo hacía era como si volvían a fluir más.

—No sé lo que he hecho mal para merecer que me engañara.

Se le hizo un dudo en la garganta porque era como si esta escena la había vivido y lo había hecho solo que había sido con Linette. Cogió con delicadeza sus manos para retirarlas de su bello rostro y hacer que la mirase. Ella se negó girando su rostro hacia otro lado pero Dominic la tomó del mentón para hacer que ella le mirase.

—No has hecho nada. Él es el único culpable de no saber apreciar la hermosa joya que tenía.

—Claro, solo veía en mí la posibilidad de estar con la hija del entrenador para obtener beneficios y como no pudo me traicionaba de esta manera, la joya al final de nada le valía —lloriqueó pensando lo peor.

Por un momento Dominic se sintió mal al escuchar esas palabras.

—No, mírame bien —dijo acunando su rostro en sus manos—. No quiero que pienses así, eres más que la hija del entrenador. Eres valiosa. No dejes que un patán como él te haga sentir de esta manera, ni él ni ningún otro. ¿Has entendido? —explicó, luego la abrazó.

Nunca hubiera pensado que estaría llorando en el regazo de Dominic. Por un momento odio haber salido con él, se odio por haber creído en todas sus mentiras. El abrazo fue interrumpido por el sonido del celular de Stephnay. Se limpió el rostro y miro la pantalla y al ver que se trataba de Wilson ignoro la llamada. Debía admitir que Dominic tenía razón ya que no podía dejar que una persona como él le hiciera sentirse menos.

—Muchas gracias —musitó recuperando la compostura.

Al final Dominic se había convertido en el paño de lágrimas de la gringa.

Después de un rato la acompañó hasta su casa. Ambos estaban callados ya que por lo menos Dominic quería ser prudente. Además estaba muy pensativo porque al final haría lo que ella había dicho que Wilson estaba haciendo con ella, que al fin y al cabo no sabía si era por ese motivo. Dudaba que el entrenador hiciera ese mismo pacto con Wilson y si fuera así estaría bien en decirle unas cuantas palabras. Esos fueron los pensamientos del castaño. Stepnahy estaba también pensativa por lo que había presenciado y cada vez que podía se culpaba por no haberlo descubierto antes. Cuando llegó a su casa se despidieron. No obstante el entrenador detuvo a Dominic.

—Si continuas así, en el próximo capítulo jugarás.

Tenía muchas cosas que decirle pero prefirió tragarse sus palabras y asentir con la cabeza, pero cuando se iba a marchar se detuvo.

—Entrenador —lo llamó y él se giró para verlo.

—¿Sí?

—Espero que lo que esté haciendo conmigo no lo haya hecho cuando Wilson estaba en el equipo.

El entrenador se sorprendió ante aquella acusación.




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