La confianza que tenía Dominic por los miembros del equipo había dado frutos porque se esforzaron al máximo. Los rivales no eran fáciles de vencer, pero lo hicieron.
Dominic y Stephany no dejaron de celebrar juntos esa victoria, además de estar los dos cercas ya sea abrazados o tomándose una foto juntos, lo que provocaba que Wilson sufriera porque en ningún momento dejaba de mirarlos. Stephany quería hacerle daño y más cuando había hecho daño a Dominic, que era su jugador estrella. Sin embargo, no quería que esta provocación acabara con algo más y no tardó en decírselo a Dominic.
—Dejemos de hacer esto —comentó después de felicitar a cada jugador, mientras recogían las cosas.
—¿A qué te refieres? —cuestionó sin entender el castaño.
—No quiero actuar que somos la pareja feliz y enamorada frente a Wilson, cuando en realidad queremos hacerle daño —contestó cruzada de brazos encogiéndose de hombros.
—No solo lo he hecho por fastidiarle. También quería abrazarte y desde luego besarte —confesó.
No se lo esperaba, pero sonrió y su respuesta le había sumado puntos.
—De acuerdo, pero tienes que tener más cuidado de ahora en adelante —le aconsejó porque no quería que con tanta violencia que había en la calle le pasara lo mismo que le había pasado a su hermano. No sabía si lo iba a soportar porque tendría la culpa de querer humillar a Wilson.
—No te preocupes, lo tendré más de ahora en adelante —le dijo rodeándola en sus brazos y al hacerlo pudo ver a Linette que abrazaba a Héctor, pero en un momento sus miradas se cruzaron. Le había dolido y la pelirroja hacía todo lo posible por mantener una actitud positiva, pero en el fondo quería darle celos a Dominic, algo que había conseguido.
Se aportó de la gringa y se puso su mochila de deporte en sus hombros. Se había puesto tan serio que se le notó lo tenso que se había puesto al haber apretado fuerte su mandíbula. Stephany se quedó observándolo pero no dijo nada, no sabía porque se había puesto tan serio hasta que vio a Linette detrás de ella. Prefirió callarse porque no se sentía con el derecho de reclamarle nada cuando ella estaba olvidando a la persona que una vez fue su pareja. Sabía que ella le importaba porque tenían mucho tiempo conociéndose, así que no dijo nada en ese momento.
—No debiste haberla dejado —dijo rompiendo el silencio, mientras caminaban a la salida. Al final no pudo quedarse callada.
Él estaba en sus pensamientos y tardó varios segundos en responder.
—No podía estar con ella y jugar con sus sentimientos cuando quería estar con otra persona —aclaró. No era del todo cierto, pero era una mentira disfrazada de verdad, en la que la gringa no iba a enterarse. Poco a poco estaba teniendo más facilidad de inventarse una excusa.
—Pero te duele verla con Héctor —replicó.
Dominic se detuvo.
—Que no salga con ella no significa que no me importe. Quiero lo mejor para Linette y Héctor no me cae bien, pero no soy quien para impedirle que no esté con él.
Había perdido ese derecho, es decir, el derecho de poder aconsejarla sin que pareciera que fueran solo celos.
—¿No has vuelto a recibir esas llamadas? —preguntó, para desviar su atención a ella y porque también le preocupaba.
—No, al parecer se han cansado. Es un alivio —dijo suspirando.
Los siguientes días se preparaban para el último partido y mientras lo hacían Dominic y Stephany empezaron a conocerse mejor porque siempre quedaban un poco antes de los entrenamientos para verse. El rostro del castaño cada día se veía mejor y eso era algo bueno porque podría jugar el último partido.
Cuando había llegado de correr e irse a duchar al salir de la ducha se había cruzado con Linette que se encontraba en su casa estudiando con su hermana. Ambos se quedaron mirando y no supieron que decir. Dominic estaba con la toalla envuelta alrededor de su cintura dejando ver su torso desnudo en el que resbalaban varias gotas de aguas. A la pelirroja le parecía muy sexy verlo de esa manera, pero no evito el rubor de sus mejillas.
—Lo siento —se disculpó el joven al ver que ambos se chocaban al caminar. Llevó sus manos hasta los hombros de la muchacha para que no caminara y él poder hacerlo sin miedo a que se volvieran a chocar—. ¿Estás bien? —preguntó antes de entrar a su habitación.
Ella asintió.
—¿Y tú?
—También y me alegro que estés bien —comunicó.
Después de haberse cambiado fue hasta el salón para jugar con la playstation un rato hasta que la cena estuviera lista, pero para su gran sorpresa, Linette continuaba en su casa y cuando la cena estuvo servida los acompañó. Había sido invitada a quedarse a dormir con su hermana esa noche. La cena se dio tranquila como si no hubiera pasado nada entre ambos y eso hizo que Domnic recordara todas esas veces que se había quedado a dormir y como él la molestaba. Al terminar, los platos lo fregaron Anyeli y Linette. Dominic, por otro lado se fue a coger un poco de aire en el patio de su casa, sentado en una silla empezó a mirar el cielo estrellado. Cuando ambas chicas terminaron se unieron a él.
—¿Recuerdan aquella noche que pedimos un deseo a la estrella fugaz? —preguntó Anyeli recordando.