Los Sueños de Keila

~ I. Empezando el Verano ~

Después de todo estrés de las clases, el verano había llegado. Mis amigas y amigos ya se habían ido de vacaciones a países exóticos, mientras que yo me he quedado en mi casa de siempre, en la urbanización de siempre. Mis padres, además, habían decidido retomar unas vacaciones para celebrar sus 20 años juntos. A veces desearía tener un amigo imaginario.

Miro el techo y resoplo girándome hacia la ventana. La noche ya ha caído y las estrellas comienzan a aparecer para recordarme que, ¡hey! Nunca te vas a deshacer del sueño, y como consecuencia, de tus desastrosos futuros adivinados. Llevo haciendo esto desde que tengo consciencia, todas y cada una de las noches. Esta vez volverá a ser una de esas.

Cierro los ojos y me dejo llevar...

Huelo el aire fresco... Estoy en la calle. Detrás de mí está mi casa. La noche ha entrado de golpe y se puede ver a la luna en lo alto del cielo. Sin embargo, noto algo raro. Veo a un chico arrastrar a una persona por el suelo. La chica en cuestión intenta soltarse pero no puede.

Intento gritar y llamar su atención acercándome, pero no me oyen y tampoco me ven. La lleva detrás de una casa y escucho los gritos desgarradores de la chica mientras el asqueroso arranca su ropa.

Me arrodillo delante de él, golpeo el suelo e intento tocarle, pero no me siente. Cierro los ojos cuando noto que empieza a violarla y la chica cae desmayada en pocos minu...

Abro los ojos rápidamente. Estoy sudando e hiper ventilando. Ese ha sido un futuro muy cercano. Me levanto corriendo y veo por la ventana. Todavía me queda tiempo.

Bajo corriendo los escalones a pesar de estar en pijama. Cojo mis llaves, y salgo a la calle. La casa... Tenía las tejas azules... Y estaba pintada de blanco.

Diviso la casa y llamo corriendo. Pico el timbre hasta casi fundirlo, pero es una emergencia. Vamos, vamos... Una chica está en peligro...

El suelo rechina fuertemente y la puerta se abre de golpe. Veo a un chico en pijama el cual a pesar de ser de noche, se le nota enfadado.

 

- ¡Se puede saber qué quieres, maldita psicópata! - grita enfadado con voz ronca. - ¿Sabes acaso qué hora es?

- Sí, lo sé perfectamente, nos queda poco tiempo, es la hora de que me ayudes - digo con voz inspiradora y mostrando mi mejor sonrisa como si hubiera salido del programa Canta Juegos - resulta que mi amiga se ha ido con un chico muy malo, y tengo miedo de que le pase algo. Va a venir con él por aquí dentro de poco, ¿me puedes ayudar?

- ¿Me ves cara de retrasado? Es hora de que me dejes dormir o voy a llamar a la policía - intenta cerrar la puerta pero coloco un pie.

- Mira guapo, mi padre es policía y sé como funciona el protocolo. Te estoy dando información que si ignoras, te puede mandar a la cárcel por ignorar una llamada de auxilio - termino de abrir su puerta de un portazo - como no me hagas caso, vamos a vernoslas en los tribunales porque una chica va a ser violada - alzo el tono de voz mientras le planto cara subiendo mi barbilla lo máximo posible para verle la cara.

 

Veo que se lo piensa varias veces y recapacita. Suspira y se sienta en el escalón de la escalera principal.

 

- Toma asiento, esperaremos a tu amiguita

 

Genial, pienso. Suelto un respiro por la tensión acumulada; hacerme la dura no es lo mío. Coloco mi trasero a su lado y apoyo mi cabeza entre las piernas mientras bostezo... Esto me pasa por intentar ayudar a gente, que me quedo con sueño.

Llevo mucho tiempo haciendo esto y todo me parece muy normal hasta ahora. Niños salvados de atropellos, parejas recuperadas... Las historias que terminan bien son las mejores.

Ladeó mi cabeza y lo encuentro mirando el cielo. Se nota que no es de aquí, sus rasgos tienen un tono exótico a la vez que caótico. No me gustaría ser su enemiga, está claro. Carece de pómulos pero lo complementa con unos ojos verdes afilados que miran el infinito como si supiera lo que hay ahí fuera. Sus labios parecen sacados del concesionario tras una revisión: espléndidos. Y su pelo negro cae a mechones no muy largos por su cuello.

 

- Sabes, suelo tener muchas acosadoras, pero no todas se me quedan mirando, algunas tienen más respeto - dice girando su cabeza y observándome directamente.

- No te miraba, solamente... Buscaba... ¡El sonido, sí! Creo haber oido algo... - digo no del todo convencida.

- Ya, y voy yo y me lo cre...

- Calla, escucho algo de verdad - le riño.

 

Los pasos se hacen más audibles conforme se acercan. Una voz comienza a sonarme. Son ellos.

 

- Son ellos, la chica y el chico, ayudame - susurro mirándole a los ojos.

 

Él asiente y se levanta. Madre mía que alturas, me lleva al menos cabeza y media. Se acerca a la pareja y ve el panorama. La chica está siendo medio-arrastrada por el chaval, mientras que ella solamente puede llorar y pedir que le suelte.

Mi vecino desconocido se acerca, habla unas palabras con el chico a las cuales él parece no reaccionar muy bien. Oigo un ruido y veo próximamente al chico asqueroso tumbado en el suelo medio inconsciente. Vaya vaya, algunos no pierden el tiempo en hablar.



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En el texto hay: juvenil, posesivo, amor romantico

Editado: 11.08.2018

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