Los tesoros del Mar Prohibido

Capítulo 9

El sol se había ocultado y el cielo nocturno estaba iluminado por un mar de estrellas. La Némesis navegaba suavemente por el océano, avanzando en su búsqueda del Corazón del Leviatán. La batalla contra El Abyssal y el kraken había dejado una marca en la tripulación, pero también había fortalecido su determinación. La esfera de cristal, asegurada en una cámara protegida del barco, brillaba con una luz suave, como si tuviera vida propia.

Scarlett y Adrian se encontraban en la cubierta, observando el mar. La tensión entre ellos había disminuido ligeramente después del enfrentamiento, pero el aire seguía cargado de incertidumbre.

—¿Cómo crees que sabrán dónde estamos? —preguntó la chica para romper el silencio—. Los Rastros del Kraken nos encontraron a través de alguna fuente de información.

—Puede que haya más personas interesadas en el Corazón del Leviatán de lo que pensamos —contestó el capitán con el ceño fruncido, mirando al mar con una expresión pensativa—. O quizás no somos los únicos que estamos buscando algo en este mar. El hecho de que apareciera el kraken indica que hay fuerzas mayores en juego.

Mientras conversaban, un marinero se acercó con una expresión alarmada e informó:

—¡Capitán! ¡Hemos detectado una señal de humo en una isla cercana!

Ambos capitanes intercambiaron miradas. El humo podría ser una señal de ayuda o una trampa. Decidieron que era mejor investigar de inmediato. La tripulación preparó el barco para cambiar de rumbo y se dirigió hacia la isla donde se había avistado el humo.

Al llegar al lugar, encontraron una pequeña playa rodeada de acantilados escarpados y una densa selva. El humo se disipaba en el aire y no había signos de vida visibles en la playa. La atmósfera estaba cargada de un silencio inquietante.

—Manteneos en alerta —ordenó Scarlett mientras desembarcaban—. Esto podría ser una trampa.

La tripulación avanzó por la playa y se adentró en la selva. La vegetación era espesa y el suelo estaba cubierto de raíces y lodo. La humedad en el aire era palpable, y el canto de los insectos y las criaturas nocturnas llenaba el silencio.

Llegaron a un claro donde encontraron una cabaña de aspecto deteriorado. El humo parecía provenir de una fogata en el interior de la estructura. Los dos capitanes se acercaron con cautela, listos para cualquier eventualidad.

Al entrar, encontraron a un hombre de mediana edad, con ropa desgastada y una apariencia desaliñada. Estaba sentado junto a la fogata, con una expresión agotada y preocupada.

—¿Quién eres? —le preguntó Adrian mientras mantenía una postura defensiva.

El hombre levantó la vista con los ojos mostrando una mezcla de alivio y desconfianza, y dijo:

—Soy Erik, un explorador. Me perdí en esta isla hace semanas. Pensé que no habría forma de escapar.

Los dos capitanes intercambiaron miradas.

—¿Qué haces aquí? —quiso saber Scarlett—. ¿Sabes algo sobre la isla o sobre el Corazón del Leviatán?

Erik se levantó con dificultad y se acercó a ellos con una expresión ansiosa.

—He oído rumores sobre la isla y el Corazón del Leviatán. Hay leyendas de que esta isla es un refugio para aquellos que buscan poder oculto. Pero también hay historias sobre una maldición que protege la isla y sus secretos —contestó el chico con la voz pastosa.

—¿Qué tipo de maldición? —Adrian frunció el ceño.

—Se dice que la isla está protegida por una fuerza oscura que castiga a quienes intentan robar sus secretos —suspiró el joven mirando a su alrededor con nerviosismo—. Los que vienen aquí en busca de poder suelen quedar atrapados en un ciclo interminable de tentaciones y desgracias. Algunos dicen que la isla misma es consciente de nuestras acciones.

—¿Cómo sabes tanto sobre la isla? —lo interrogó la capitana.

—He encontrado fragmentos de antiguos escritos y relatos de otros exploradores —el chico miró al suelo—. Pero la mayoría de lo que sé proviene de mis propias experiencias. La isla es engañosa. Te hace creer que encuentras lo que buscas, solo para descubrir que es una ilusión.

—¿Qué más has descubierto? —inquirió Adrian con insistencia.

—Encontré esto en una cueva cercana —el joven sacó un pergamino enrollado de una bolsa y lo acercó a la fogata—. Creo que podría ser un mapa antiguo que muestra la ubicación de un santuario dentro de la isla. El santuario está relacionado con el Corazón del Leviatán.

Los dos capitanes examinaron el pergamino. El mapa estaba adornado con símbolos antiguos y marcas que indicaban la ubicación de un santuario oculto. La información parecía valiosa y podría ser la clave para entender mejor el Corazón del Leviatán.

—¿Sabes cómo llegar al santuario? —quiso saber Scarlett con curiosidad.

—Hay un camino secreto a través de la selva. Pero debes tener cuidado. La isla no es amable con los que buscan sus secretos —respondió Erik mientras señalaba una ruta en el mapa.

Con la nueva información en mano, los capitanes decidieron que debían explorar el santuario. A pesar de las advertencias, era evidente que la clave para desentrañar el misterio del Corazón del Leviatán estaba en la isla.



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Editado: 17.03.2025

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