Los Testigos

Capítulo: 7

Habían descartado tres teorías y sentía que cada vez que lo hacían, se acercaban más al culpable. Nadie podía ser tan cuidadoso. Todos los seres humanos cometen errores. Y ella estaba examinando cada posible escenario que su mente le permitía imaginar, sabiendo que en definitiva, uno de ellos sería el más cercano. 

Pero hasta ese momento, su mente seguía centrándose en una sola persona. Y a cada segundo, ella estaba más convencida de que tenía a su culpable. 

Pero Berwin seguía mirándola incrédulo y con su entrecejo fruncido cada vez que aquel nombre salía de sus labios. 

"Quizás había quedado atontado por la belleza de la chica" Se atrevió a pensar. Tenía sentido. 

—Tenemos a Morgan— dijo la detective Miller al ver el expediente de la chica. 

—No creo que sea ella— admitió Berwin. 

—¿Por qué no?— restregó un poco sus ojos antes de agregar: —Una chica inteligente y decidida que estoy segura de que haría lo que fuese por su hermanita—

—¿Hablamos de la misma Morgan Tremblay que le lloraba a su caballo?—

Agatha hizo una mueca al recordar aquella escena. 

Morgan enfrente a los establos llorando en silencio. No se movió de ahí en horas, solo hasta que el muchacho llegó por ella y la abrazo. Entonces ambos se quedaron ahí. Pero, ella no dejó de llorar ni por un segundo. Mantenía sus puños hechos y aquella expresión que la detective jamás olvidaría. 

Morgan Tremblay se había desmoronado ante la muerte de su caballo.

—Tenía una maleta preparada— señaló la rubia.

—Y el rostro lleno de hematomas, inclusive su labio estaba roto— ella restregó su rostro mientras Hastings continuaba —Cualquier idiota comprendería que la chica sufre de abuso intrafamiliar. Probablemente quería huir—

—Probablemente quería acabar con todos ahí— insistió, —¿No lo harías tu? Si te encontraras en su situación y pareciera que jamás podrás librarte de tu familia—

—La chica le lloró por días a su caballo—

—¿Y sí también lloraba por alguien más?—

—¿El cadáver?—

—¿Hay noticias de Marisol de la Cruz?— la rubia se puso de pie y miró a su compañero. —¿Qué tal si tuvo que deshacerse de su única amiga para lograr lo que quería?—

—¿En qué le afectaría la chica?—

—¿Qué tal si trato de alertar a alguien?— aquello no sonaba tan descabellado. —Morgan Tremblay ha ido a demasiadas clases de defensa personal, tiro con arco, esgrima, uso de armas y demás, como para no poder disparar la pistola de su madre—

—¿Encontraron el arma que fue disparada?—

—Bajo el viejo mustang rojo donde fue encontrado el cadáver— mencionó la detective empezando a caminar en círculos. Tomó su libreta de aquella mesa de metal y empezó a leer algunas de las notas que tenía sobre el caso. —¿Por qué nadie reportó el olor?—

—Muchos de los empleados creían que era el río—

—¿Y nadie recogió la pistola?—

—Probablemente no la vieron— Berwin intentaba tener la cabeza fría, pero con todas las teorías de Miller le era casi imposible. —Es una casa demasiado grande como para que se pasen detalles por alto—

—No esa clase de detalles Berwin— Agatha comenzaba a molestarse.

Aquel caso no tenía sentido en lo absoluto. Basada en las declaraciones de la familia y de los empleados, no tenía nada.

Solo un cadáver sin identificación y una persona desaparecida.

Miller caminaba por aquel cuarto con un paso que evidenciaba lo agotada que estaba. Llevaba días trabajando en aquel caso y sentía que no avanzaba. 

—¿Qué tal si pasan por un mal momento en su matrimonio?— la detective se giró a mirar a su compañero con el ceño fruncido. 

—¿Qué?—

—Florence y Ezra— ella ladeó un poco su cabeza aún sin comprender el punto del castaño, —Piensa de qué manera les afectaría un escándalo de esa magnitud—

—¿Qué?— 

—Es bastante normal—

—Por favor no te ventiles de esta manera— la detective se sentó sobre la mesa y soltó un sonoro suspiro. 

—No tengo cabeza para pensar— admitió Hastings, —En dos semanas estaré firmando los papeles de mi divorcio y llevo días sin dormir—

—Lo sé—

Ella ni siquiera fue capaz de alzar la mirada. Conocía bien a su compañero. 

Sabía que Berwin estaba sufriendo tanto en su hogar, como en el trabajo. Aquel caso no iba a hacer más que desgastarlos de una manera sobrehumana. Pero lo valía. 

Cada segundo, minuto u hora que se llevarán con el rostro sumido en los expedientes lo valía. Aquel sería el caso que catapultaría la carrera de ambos. Dejarían de darles los casos que nadie quería o que eran prácticamente un insulto. Serían tomados en cuenta cómo lo que realmente eran. Y Agatha había soñado con ello por más de dos años. 

—No puede ser Florence— señaló Agatha negando con su cabeza —No mataría a sus dos hijas—

—¿Viste a Morgan el domingo?— ella puso los ojos en blanco mientras su compañero continuaba —A la chica le habían puesto una de las peores golpizas que he visto—

—Probablemente cayó de nuevo...—

—Nadie la vio por los establos el sábado— él rascó un poco los indicios de su barba antes de agregar: —Estaban vendiendo a la chica al mejor postor ¿Y aún así dudas?—

—Leí el testamento— admitió Miller —George Tremblay dejó todo demasiado específico. Si algo le pasa a Morgan, Darcy, Aydan o Cayden todo pasaría a nombre de Eunice Tremblay, su hermana—

—Entonces...—

—Morgan debería de estar a cargo de todo, no Wallis ni su padre—

—¿Crees que se haya enterado de ello?—

—¿Tu que harías en su lugar?—Berwin tragó en seco —Si supieras que tus padres te lo han robado todo y tus tíos callado solo para hacerse de algo que es tuyo. Y encima de ello te hubieran hecho pasar por lo que le hicieron—

—Me volvería loco— 

—¿No crees que eso pudo pasar?—

Berwin se mantuvo ahí. Sentado en aquella silla fría con su cigarrillo a punto de terminarse en su boca. ¿Qué tanta razón podría tener Miller? Y ¿Por qué?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.