Los Testigos

Capítulo: 11

Dejó su mochila sobre la isla de la cocina y empezó a rebuscar en la alacena. 

—¿No deberías estar en la escuela?— le preguntó su pequeña prima entrando dando pequeños saltitos. 

—¿Y tu?—

—Morgan le gritó a una niña de mi salón y le han hablado a mi papá para que pase por mi— señaló la pequeña.

—¿Y si fue por ti?— preguntó el rubio sin apartar su vista del interior de la encimera. 

—El señor Murphy ha pasado por mi— contestó la pequeña, —Iba con su esposa—

—No le digas eso a tus padres—

—¿Por qué no?— 

—Por qué tus padres reprenderán al señor Murphy por estar con su esposa en horario de trabajo— Aydan se dio por vencido y dejó de rebuscar en la alacena. Se dirigió al refrigerador sin mirar a su prima. 

—La escuela— volvió a mencionar la pequeña. 

—Nos han dado como tres clases libres para el examen de al rato— contestó Aydan sacando una botella de jugo de naranja del refrigerador.

—¿Eso qué significa?—

—Significa que tengo que volver en dos horas— mencionó —Justo a tiempo para hacer mi examen de historia— 

La pequeña asintió. Aydan dirigió su mirada a ella y comía un chocolate con un envoltorio dorado. Suspiró. 

—No puedes comer azúcar— la reprendió —A mi tía no le gusta que lo hagas—

—Te doy la mitad si no le dices—

—Bien—

El rubio se sentó al lado de la pequeña, quien le extendió la mitad de la tableta. 

—Oye Darcy— la niña alzó su mirada cuando dijo su nombre —Bueno... asumamos que me gusta una chica—

—Marisol— dijo asintiendo. 

—Bien, asumamos que no sabes el nombre de la chica— dijo —¿Que podría hacer para llamar su atención?—

—Yo solo tengo que pedirle que juegue conmigo— mencionó dándole una mordida a su trozo de chocolate. —¿Por qué no lo haces?—

—Porque no quiero que Marisol juegue conmigo— Aydan rio por lo bajo al darse cuenta en lo bajo que había caído. Le estaba pidiendo consejos amorosos a una niña de tres años. 

—Hola, Aydan— saludó Imogen entrando a la cocina, —Hola, Darcy—

La niña engulló de un mordisco el resto del chocolate al igual que el rubio, por debajo de la isla, vigilando que la castaña no se diera cuenta, le pasó a Aydan el envoltorio. Este lo guardo en el bolsillo de su pantalón. 

—Hola, Imogen— Aydan tomó una servilleta y de una manera algo tosca limpió el rostro de la más pequeña. 

—¿No deberías estar en la escuela?— 

—Nos dejaron estas horas libres para poder estudiar para el examen de historia—

—¿Y que están viendo?— preguntó la chica de los rizos mientras se servía agua en un vaso. Aydan miró a Darcy, quien abrió mucho sus ojos y se alzó de hombros negando con su cabecita. 

—Revolución industrial—

—Era mi tema favorito— mencionó la chica. 

—Por supuesto que sí—apenas murmuró Aydan mientras Darcy reía. 

—¿Y tu, Darcy?—

—Morgan le gritó a una compañera y no me dejaron seguir en clase—

—¿De verdad lo hizo?— preguntó la chica incrédula —¿Que acaso no tiene modales? ¿Sabe lo malo que es para la imagen de la familia?—

La pequeña frunció su entrecejo y miró a Aydan. 

—Creo que Darcy y yo iremos por allá—

—Aydan, aguarda— le pidió la chica de piel color almendra —¿Crees poder hablarle a Cayden?—

—Si— apenas dijo el muchacho. 

Y tanto él como Darcy salieron casi corriendo de la cocina. 

*

Apenas y el muchacho lograba concentrarse en el examen que tenía frente a él. 

Pasaba sus manos por su rostro concentrándose en que los ruidos provenientes del estómago. 

—No has contestado nada— dijo Sterling. Ni siquiera apartó la mirada de su propio examen.

—Creo que Darcy me dio un chocolate de Morgan— admitió el rubio mirando en dirección a la maestra, quien estaba demasiado distraída en su celular. 

El chico tuvo que reprimir una carcajada. 

—Tira tu examen al suelo— ordenó el otro. 

El chico de los rizos rubios obedeció, entonces el otro al inclinarse a recoger su examen del suelo dejó el suyo sobre el escritorio de Aydan. 

—Gracias—

—Tu nos salvarás en física— le respondió. 

Aydan asintió. 

El resto de la hora, fingió que contestaba su examen, pero realmente solo estuvo rezando por que su estómago no hiciera algún ruido demasiado fuerte que lograra llamar la atención de alguien. 

No, no ocurrió. 

*

El rubio volvió a hacerse una coleta, recogiendo los mechones que habían caído de esta y soltó un suspiro. 

—¡Ve esas armas!—exclamó Sterling al golpear uno de los brazos de Aydan. 

—¿Qué tal todo con Harley?— preguntó Aydan tomando una de las mancuernas para continuar con su entrenamiento. 

—Las cosas siguen demasiado subidas de tono, así que puedo asegurar que vamos de maravilla— contestó su amigo siguiéndolo. —¿Y tú y...?—

—Creo que me rendiré— admitió Aydan por primera vez en voz alta. Sentado en aquel banquillo alzó un poco su mirada y se topó con un Sterling horrorizado. 

—¿Qué?—

—Lo que escuchaste— dijo el rubio acomodándose. —Creo que es algo que tarde o temprano debo afrontar—

—Yo creo que deberías cambiar tus jugadas—

—¿Y cómo lo hago?— quiso saber el chico mientras continuaba con su ejercicio. 

—Deberías invitar a alguien más a salir— sugirió. 

—No creo que sea buena idea— admitió —Creo que incluso se alegraría—

—¿Cuál fue el último regalo que le diste?— preguntó. Y la manera en que el rubio frunció sus labios fue respuesta suficiente, —Maldita sea Aydan—

—¿Qué esperabas?— le preguntó soltando la pesa —Que después del regalo que le dio Cayden, yo llegara con chocolates y le dijera: Si quieres podemos usarlo juntos—

—Hace unos dos años de eso— le reprochó —Vamos Aydan, ni siquiera deberías de seguir atormentando con ello—

—Le he intentado pedir consejos a Darcy hace rato—




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