Los tornados de Miridia.

El caballero del viento.

Al cabo de unas cuantas horas de que Raíza lo dejó, el afortunado poseedor de la legendaria Espada del Destino despertó completamente recuperado, aunque tenía manchas de sangre seca, ya no le dolían sus heridas y la sangre se volvía polvo diluyéndose con el viento al sacudírsela con las manos, sacudió su cabello y aunque se sentía algo reseco no estaba pegado ni enredado, se puso de pie para checar si todo estaba bien y así fue, ya nada le dolía, recargado en la piedra miró al cielo y aunque había muchas estrellas, no pudo ver a la estrella solitaria, el recuerdo de la princesa apareció en su mente cuando esperaba el amanecer, y sacando su navaja 07 se puso a raspar un costado de la piedra, paulatinamente fueron apareciendo los rasgos de quien estaba en sus recuerdos, continuó haciendo sus rayones y marcando sus relieves por aquí y por allá, se asombrándose sinceramente al ver el resultado obtenido.

  -¡Que me rapen! –dijo creyendo que estaba solo.  -Me ha salido tan perfecto el dibujo raspado en la piedra en altos y bajos relieves, que hasta parece hecho por un escultor griego o un historiador egipcio, yo nunca había hecho algo como esto, ni siquiera había podido dibujar a lápiz tan perfecto como esto, se me hace que es una de mis nuevas habilidades.

Se abrazó a la piedra apoyando el rostro sobre el dibujo de la chica, y uno de sus versos olvidados regresó a su mente.
 

 

DESVELADO. 

 

Desvelado y con ojeras.

Admirando tú fotografía en mi pared

Pensando en cómo romper las barreras.

Que me separan de tu piel.

 

Te quiero tanto cariño mío

Tú tan linda, dulce e inocente

Me siento ya como algo tuyo

Cristalina como el agua de una fuente

Tu sonrisa coqueta y tu mirada indiferente

Me dicen que existen 1000 formas de llegar a quererte

Pero solo una manera de amarte.

 

Desvelado y enamorado

Imaginando el día en que pueda mirarte

Acercarme a ti y de tus manos tomarte

Al mirarte a los ojos y acariciar tu cabello.

Acercarme a tus labios y preguntarte

¿Cuál es esa única manera de amarte?

Cuando esté contigo

Y sientas la necesidad de abrazarme

Tan sólo te pido que antes de besarme

Busques muy bien dentro de tu corazón.

A ver si lo que puedes darme

Es un verdadero amor.

 

Y ahí, apoyado en la piedra, casi sin moverse.
 

Y sin tocar su armónica, lo recitó y una vez más el viento se lo llevó como furtivo ladrón, mientras una luz tan clara y constante, como si fluyera de un reflector mercurial le iluminaba el rostro desde el cielo.

  -¡B’eila, amiga! ¿Dónde has estado? Me has hecho tanta falta, si te contara lo que me ha pasado, no lo creerías.

  -Claro que lo creería amigo mío porque todo habitante de Fíria se está enterando, y corre el rumor por todos lados, que el humano poseedor de la Espada del Destino, ha comenzado a destruir nuestro mundo.

  -¡No, B’eila! ¿Cómo puedes creer eso de mí? Yo no vine a destruir su mundo; ¡Ni siquiera sé a qué vine! No permitas que piensen eso de mí; ¡Me odiaran! Y yo no quiero ser odiado, más me gustaría pasar desapercibido y regresarme por donde vine, sin que nadie tenga el más mínimo recuerdo de mi paso por este mundo, y ahora dices que creen que soy un destructor de mundos.

  -No te preocupes peregrino que yo sé muy bien que no viniste a destruir nuestro mundo, y que lo que pasó esta tarde en el Valle de Mirídia lo hiciste tan sólo por defenderte, nadie te odiará, tan sólo tus enemigos, los que te temen, no los que te admiran.   

  -¿Y quién puede admirarme en Fíria? ¿Que no me ves? Todo sucio y despeinado, nunca nadie me ha admirado, aunque no recuerdo mi realidad, tampoco creo haber sido alguien famoso, o que alguna vez hiciera algo que en verdad valiera la pena.
 

  -Hasta estoy empezando a creer que todo esto es un sueño, digo, peor que eso; ¡Una pesadilla! O que estoy en una especie de estado de coma profundo y que por eso no puedo regresar; ¿Sabes tú cómo llegué aquí?

  -Tú mismo me lo dijiste, que estabas en un pozo petrolero o algo así, que hubo un incendio en una selva seca, en un desierto y que buscando a tu amigo Edgar te perdiste.

  -¿Yo te dije eso? ¡Ya ves! En lugar de estar recordando me estoy metiendo cada vez más en mis fantasías.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.