Los Tres Diablitos Para El Mafioso

Capítulo 5

―No me gustas. ―Artem endureció el gesto. ―Pareces el villano de una película. ―Le miró la serpiente tatuada en su brazo izquierdo. ―Mami no nos permitiría ir contigo.

―¿Qué tal si la tía Julieta los acompaña? ―Kenji se apretó más contra su espalda. ―Vamos, Tía Julieta, habla con los niños. ―Julieta pasó saliva con dificultad.

―Ellos no confían en cualquiera, no puedo hacer nada. ―Barak vio la verdad en los ojos de la mujer y se sintió impotente, ¿Cómo es que perdió tantos años de sus vidas? ¿Por qué no encontró a su mujer cuando la estaba buscando activamente? Estaba furioso consigo mismo por tardar tanto.

―Supongamos que sí eres nuestro papá. ―Yusaf quien es el negociante dio un paso al frente y pisó la mano del hombre noqueado en el piso. ―Lo siento. ―Se disculpó quitando la mano con su piecito. ―Como decía. ―Miró a Barak, había algo en él que le resultaba reconfortante a pesar de su apariencia. ―Supongamos que…

―Soy su padre. ―Barak lo miró directo a los ojos. ―Ustedes mismo se han dado cuenta de nuestro parecido, ¿Qué les hace pensar que les miento? ―Ladeó la sonrisa orgulloso. ―Son mi viva imagen y su hermanita, solo tiene de diferente su cabello rojo. ―Yusaf miró a sus hermanos y asintió.

―Bien, es verdad. ―Rascó su barba imaginaria. ―Aun así, nos dejaste solitos con mamá, ¿Qué estás dispuesto a hacer para que aceptemos ir con ustedes? ―Miró el reloj de pulso que lleva de Spiderman. ―La tía Julieta llamó a la policía y dijo que llegarían en veinte minutos, así que les deben quedar poquitos. ―Barak evitó reír, no sabe ni siquiera hablar de las horas y parece todo un experto con solo repetir lo que escucha.

―Estoy abierto a sugerencias. ―Barak se cruzó de brazos y Yusaf lo imitó provocándole gracia y orgullo.

―¡Un castillo para mí y mis Barbies! ―Saltó Lesath. ―¡Ay! ―Se quejó al resbalar. ―Vaya, que rápido y fuerte eres. ―Miró a Jimmy con ojos brillantes. ―Y lo quiero a él como mi esposo. ―La sola mirada de Barak provocó que el hombre soltara a la niña y se alejara de ella.

―Todo lo que quieras, menos casarte con nadie. ―La voz le costaba para salir, el solo pensar a su hija con un bueno para nada como ese, lo enervó.

―Yusaf, ¿Recuerdas lo que siempre hemos querido y mami no se ha podido permitir? ―Ambos niños sonrieron con malicia.

―Queremos un Ferrari para poder manejarlo nosotros, dos Nerf lanzador Elite 2.0 Contender. ―Yusaf lo miró a los ojos. ―Un castillo de lego gigante, slime, canicas y un nuevo drone.

―¡También brillantinas! ―Chilló Lesath.

―¿Cuántos años tienen? ―Barak no dudaba que eran sus hijos, pero ver cómo se desenvuelven y parecen tan maduros lo descuadró muchísimo.

―¡Cumplimos seis en tres meses! ―Volvió a Chillar Lesath como la hablantina y despistada que era. Ella no podía despreciar a nadie, se hacía amigos de todos.

―Bien, acepto sus demandas. ―Barak no se resistió, perdió casi seis años de sus vidas, por supuesto que los consentirá siempre. Debe ganarse a sus hijos y la única manera es dándoles lo que quieren.

―De acuerdo. ―Asintió Artem. ―Pero debes comprarlo antes de irnos. ―Barak miró a su hijo con ojos entrecerrados lo cual imitó el niño.

―Jimmy, te quiero aquí con todo lo que mis hijos pidieron en una hora más tardar.

―Como ordene, señor.

―Y llévate a este inepto de mi vista. ―Gruñó al ver a su hombre todavía desmayado, se dio un fuerte golpe en la cabeza al caer y quedó ahí mismo. ―¿Por qué no esperamos dentro? ―Sonrió. ―Así podremos hablar un poco más. ―Julieta se tensó al sentir a Kenji tan cerca.

―N-niños. ―Trató de sonar normal lo cual fue imposible. ―Vamos, hay que ofrecerles algo a las vistas…

―Además de unas disculpas. ―Kenji le susurró en el oído estremeciéndola. ―¿No lo crees, boxeadora?

―¡Ustedes se lo buscaron! ―Espetó molesta. ―No es nuestra culpa el habernos defendido.

―Ella tiene razón. ―Barak solo se la dio para ver más enojado a Kenji, en toda su vida nunca lo había visto bajo el yugo de una mujer que solo llevaba un sartén como defensa.

Barak creyó que todo sería fácil, pero sus hijos se negaron a hablar con él. Lo ignoraron deliberadamente y no felices con eso le dejaron en claro que no hablarían con él hasta no ver lo que pidieron y solo entonces le hablarían para darle las gracias e irían con él, pero sin hablar, ya que el trato fue acompañarlos y solo porque Julieta les dijo que todo estaba bien.

Lianett parecía una leona enjaulada, estaba nerviosa, preocupada y furiosa con Barak. ¿Cómo se le ocurrió ir por sus hijos sin más? Estaba muriendo del agobio, cada minuto que pasaba era un nivel más a su miedo.

―¡Mami! ―Los tres niños entraron corriendo a la habitación.

―¡Hijos míos! ―Lianett sollozó al ver que estaban bien. ―Oh, mis niños, los extrañé demasiado. ―Se deshizo en besos y mimos. ―¿Están bien? ―Los revisó con la mirada cosa que fastidió a Barak.

―Niños, ya le están preparando lo que pidieron para comer, vayan con la tía Julieta. ―Lianett dejó de respirar y lo miró con ojos grandes. ―Vamos, despídanse de mamá. ―Barak disfrutó su gesto de desconcierto.

―Nos vemos, mami. ―Los tres corrieron a la puerta y salieron dejando a su madre sola con el monstruo frente a ella.

―¿Desde qué hora están aquí? ―Preguntó con esfuerzo, la voz no le sale natural.

―Hace un par de horas. ―Se encogió de hombros. ―Tenía que castigarte, ¡No me dijiste que tenía trillizos!

―¡Los abandonaste y a mí! ―Gritó Lia furiosa. ―¡No tienes derecho sobre mis hijos!

―Oh, muñequita. ―Ladeó la sonrisa tranquilizando la voz de esa manera que intimida a todos. ―Por supuesto que tengo todo el derecho, ¡No me dijiste que estabas embarazada! ―Exclamó furioso.

―No quiero esta vida para los niños. ―Lianett lo miró a los ojos. ―Por favor, deja de fingir que nos quieres en tu vida. ―Barak apretó la mandíbula.

―Antes estabas feliz a mi lado siendo yo este mismo. ―Le recordó. ―¿Por qué cambiarías de opinión ahora?




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