Capítulo 3: ¿Por qué ahora?

Eliza:

Durante cinco años he mantenido a mis tres niños ocultos de su padre y ocultos de la vista de todos. Sin embargo, hoy las cosas van a cambiar, hoy el gobernador va a descubrir que no terminé mi embarazo como él quería, tendrá que convertirse en el padre que mis hijos merecen o su perfecta campaña política se verá acabada. Todo este tiempo, mientras yo daba a luz a mis hijos, él continuó su vida como de costumbre, mientras pasaba noches desveladas, cuidando de ellos, él pasaba noche de fiestas con mujeres. Mientras los educaba y cuidaba durante cinco años él trabajaba y se convertía en un hombre poderoso rodeado de mujeres y lujos. Jamás pensé volver a verlo, menos a buscarlo, pero no tengo más alternativas. Mis hijos lo necesitan ahora y no puedo fallarles, no los puedo dejar desprotegidos y es por eso que decidí encararlo y decirle toda la verdad o, por lo menos, lo que necesita escuchar.

—Señor gobernador, sus hijos están fuera —escuché cuando su asistente anunciò a los pequeños.

—Yo no tengo hijos —respondió incrédulo—. Debe ser una broma de mal gusto

—Hay tres niños, de cinco años muy parecidos a usted, diciendo que son sus hijos, es que mírelos —dijo sorprendido cuando tres pequeños de unos cinco años se colaron en la oficina del gobernador.

—¿Ustedes quiénes son? ¿Cómo burlaron a seguridad? ¿Dónde está su madre? —preguntó desconociendo totalmente la realidad.

—Artur, yo soy su madre—respondí entrando en su oficina, deberían haber visto su cara de asombro. Él ni siquiera debía imaginar por qué yo estaba allí, pero quizás podía llegar a encariñarse con mis pequeños y darle la vida que merecían. Si hacía todo bien, según lo planeado quizás me daría tiempo lograr mis objetivos. No iba a hablar delante de mis hijos, tenía que explicarle y dejarle las cosas claras a Artur pero para eso debíamos hablar a solas él y yo. No quería exponer a mis hijos ante los problemas de adultos, ni tampoco quería que odiaran a su padre ni que le guardaran remordimiento, solo quería que ellos fueran felices incluso sin mí. Cuando Artur acabó cediendo fuimos a su casa, allí estaba su novia reunida con algunas amigas, una chica linda, arreglada y delicada, facciones finas, cabello rubio, por lo que investigué de ellos no trabajaba y se dedicaba a gastar el dinero de su prometido en viajes, ropas y joyas, cosa que a él no le afectaba, pues además de estar podrido en dinero esta mujer era casi diez años menor que él y solía consentirla en todo.

—Cariño, hola—pronunció la rubia, poniéndose de pie, mirando detenidamente a los pequeños,luego a su padre y de nuevo a los niños, yo solo la miré y sonreí apuesto que ya empezaba a sospechar que estos niños eran hijos de Artur, la verdad a mí la chica no me importaba. Tampoco tenía ningún interés en separarlos, todo iba a depender de ella y de la forma en la que se comportara con mis hijos.

—Buenas tardes Clara—sonreí y me miró más asonbrada aún al ver que sabía su nombre y eso no era lo único que conocía de ella. Era hija de una familia de clase media, antes de Artur había tenido varios novios ricos también y de buen estatus económico, sus amigas también eran ricas y no parecía involucrarse en la política, toda una casa fortunas para que decir más pero eso en realidad no me interesaba. No tenía idea de lo que más me importaba: si le agradaban o no los niños o si era buena con ellos.

—Hola—dijo Artur dirigiéndose a todas—cielo hablamos más tarde, tengo un asunto importante que atender

—Está bien—a pesar de que la duda la estaba matando no preguntó, ni opinó nada, era muy discreta al parecer.

—Que niños tan lindos—dijo una de las chicas presentes—pero se han fijado, son como minicopias de Artur, será que mandó a clonarse, si no se hubiera hecho una vasectomía, podíamos pensar que son... —hizo silencio al ver que Clara la miraba seriamente y que todos sabían lo que venía a continuación.

—La vasectomía debió habérsela hecho hace poco, al menos hace menos de cinco años—mencioné dejando a todos sin palabras y llenos de dudas.

—Ya vamos—él me tomó por el brazo enojado y me haló hacia su despacho y los niños nos siguieron.

—¡Habla! ¿Qué quieres realmente? —reclamó bastante furioso, yo no le temía. En este punto de mi vida solo temía a una cosa y era a lo que pasaría con mis hijos si yo un día les faltaba.

—No hablaré cosas de adultos frente a los niños —respondí con seguridad.

—Está bien—aceptó—niños espérennos aquí, volveremos pronto —dijo caminando fuera —¡ven! —me ordené.

—Volveré pronto, los amo, confién en mí—murmuré en el oído de los niños antes de seguirlo.

—Dime qué quieres, te lo dejé claro que no quería tener hijos —exclamó una vez estuvimos en su habitación donde cerró la puerta luego de yo entrar

—Ni modo, debías haber sido más cuidadoso y usar preservativos, haberte hecho la vasectomía antes, ahora tienes que responder...

—¡Qué carajos quieres, Eliza! ¡Habla ya! —exclamò irritado. Yo me senté en la cama sosteniéndole la mirada...

—Bonita habitación, tu novia podría sobre pensar las cosas si nos ve aquí encerrados —dije sonriendo con sarcasmo mientras él perdía la paciencia y me observó enojado.

—Eres una víbora solo vienes aquí por mi dinero, por poder, qué coño quieres...

—La próxima vez que me hables así te arrepentirás porque revelaré ante todos la verdad. Tu opinión sobre mí me importa una mierda. Escucha atentamente Artur cómo será todo a partir de este momento: tus hijos y yo viviremos aquí junto a ti y tu mujer, puedes hacerles una prueba de ADN si así estimas conveniente. Pagarás todos sus gastos, pasarás tiempo de calidad con ellos, cenarás y jugarás con ellos, le leerás su historia antes de dormir y los tratarás con amor, los llevaremos a la escuela juntos todos los días y los fines de semana haremos algo divertido en familia, algo que a los niños les guste, crearemos recuerdos bonitos con ellos. Quiero que tu novia también esté para ver qué tal se lleva con los niños. Lo más importante le darás tu apellido y tendremos la custodia compartida, aunque viviremos juntos...