Subí las escaleras y me fui sin decir nada mientras Clara se quedó allí llorando, ya la convivencia era pésima y esto acababa de empezar. Abrí la habitación donde se quedaban los niños y Eliza y ella no estaba. Entré cautelosamente y observé a los niños durmiendo tranquilamente. Suspiré aliviado:
—No irán a ningún lado lejos de mí. Su padre no los dejará de nuevo solos. Lo prometo—murmuré besando la frente de los tres. Entonces miré a una mesita que había mandado a poner en la habitación para que los niños estudiaran y allí estaba Sam sentado mirándome con sus ojitos tiernos, luego miró a los niños con desagrado.
—Eres muy egoista Artur—murmuró, caminé hacia él—No es justo que seas feliz y yo no. Destruyes todo a tu alrededor. Todo lo que amas lo arruinas.
—¿Sam?—pronuncié.
—¿Quieres destruir también a estos niños? —mi corazón se aceleró, extendí la mano para tocarlo y simplemente desapareció. Miré a los niños de nuevo y sentí un miedo terrible, temía acercarme a ellos y terminar haciéndoles daño también. Cerré la habitación y me paré en el balcón mirando hacia todos lados intentando localizar a Eliza. Entonces la vi sentada cerca de la piscina pensativa con los pies en el agua. Caminé hacia ella, por suerte no me encontré con Clara en el camino, me quedé mirándola a solo unos metros,no debía ir, no debo ir repetía en mi mente pero terminé acercámdome a ella que al sentir mis pasos limpió rápidamente su rostro ¿estaba llorando? ¿Por qué Eliza estaba allí sola llorando? Me agaché a su lado, ella ni siquiera me miró.
—Eliza, Eliza, acabas de golpear a mi novia frente a mí—dije, ella volteó su rostro observándome y sonrió, sus ojos estaban un poco enrojecidos como si hubiera estado llorando, allí sola.
—¿A qué vienes aquí? ¿Vas a golpearme para defenderla? —me miró a los ojos, me quedé mirándola fijamente.
—Sabes que nunca te haría daño.
—Te estás burlando de mí. ¿Nunca me harías daño? —cuestionó y se puso de pie para irse yoe puse de pie inmediatamente y sostuve su mano, eso provocó una reacción inmediata en ella que se volteò a mirarme, mi corazón latió de prisa, ella estaba nerviosa al igual que yo pude notarlo . Mis ojos recorrieron todo su cuerpo, intentó soltar mi mano pero no se lo permití, tragó em seco y sus pequeñas manos temblaban. Quería a Eliza todavía o no sé que diablos sentía pero me sentía profundamente atraído a ella. La halé hacia mí, sostuve su cintura con fuerza pegada a mi cuerpo,ella se quedó muy sorprendida no se esperaba esa reacción de mi parte, ni siquiera a mí me había pasado por la mente hacer algo así y la besé, moría de ganas de hacer eso, respiré algo agitado en su oído y besé su cuello, su cercanía tenía una reacción inmediata en mí, removiendo todos mis deseos hacia ella y aumentando mis ganas de tenerla nuevamente. Ella me empujó con fuerza y adivinen qué, también me pegó una bofetada, tenía plomo en su mano pues golpeaba malditamente fuerte, ahora entendía por qué Clara se había quedado llorando. Creo que hoy era el día de Eliza golpear a todo el mundo y reconozco que tenía ese golpe más que merecido. No era un santo y sabía todo el daño que le había hecho a Eliza, pero moría de ganas de sentir sus labios rozar los míos nuevamente, repetiría ese beso aunque ella me golpeara nuevamente.
—¡Nunca más vuelvas a hacer eso! —exclamó nerviosa, dio unos pasos para alejarse de allí y cayó desmayada. Corrí hacia ella asustado, sintiéndome culpable de que se desmayara.
—¡Eliza! ¡Eliza! —pronuncié tocando su rostro varias veces, intentando hacerla despertar. La tomé en brazos para llevarla al hospital. Cuando caminaba con ella cargada hacia mi auto en donde siempre había un chofer de guardia por si ocurría algún percance a media noche ella abrió sus ojos algo decaída.
—Te llevaré al hospital—le dije.
—No, llévame a la habitación—dijo con la voz algo débil.
—Dije que vamos al hospital —exclamé.
—No—hizo fuerza para bajarse—los niños, llévame con los niños, no los he abrazado aún —exclamó con voz débil aún. Yo no tenía idea de por qué se había desmayado, ¿sería que la puse demasiado nerviosa por besarla, que su cuerpo reaccionó de esta manera?. Yo caminé con ella y la llevé a su habitación acostándola en su cama. Junté la puerta y me senté allí a su lado. Ella se sentó miró a los niños y se tiró en la cama, cerrando los ojos con cansancio.
—¿Qué sucedió? Vamos al hospital —propuse.
—No es nada—murmuró—me desmayo cuando me pongo nerviosa. Ya puedes irte. —dijo con los ojos cerrados aún. Yo simplemente me quedé sentado a su lado, ella cerró los ojos y se quedó allí tendida en la cama, con el rostro bastante pálido, cerré la puerta por dentro y me quedé sentado a su lado observándola.
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Editado: 19.11.2024