Los Últimos Reyne | Fanfic A-S-O-I-A-F

V

El Norte
Winterferll

 

Después de volver a Winterferll, Ned Stark fue al bosque de dioses. Siempre que le quitaba la vida a un hombre, buscaba la tranquilidad en ese lugar.
A su esposa nunca le gustó ese lugar tan sombrío, ella había crecido bajo la Fe de los Siete, cuyos Dioses tenían nombres y rostros tan conocidos como los de sus padres. En cambio en El Norte, mostraban respeto a los Dioses más antiguos, sin nombre y sin rostro, los mismos  a los que habían adorado los hijos del bosque. En cada castillo había un bosque de Dioses con un enorme arciano en él. Estos árboles a los que  lord Stark llamaba «árbol corazón», tenían la madera blanca como el hueso y las hojas de color rojo oscuro como un millar de manos ensangrentadas, los hijos del bosque habían tallado rostros alargados y tristes en cada árbol corazón muchos siglos antes de que los primeros hombres llegaran procedentes de la otra orilla del mar Angosto.

 

Lady Catelyn se acercó a su esposo y luego de una plática sobre lo acontecido en la mañana, le dijo que tenía noticias amargas para él.

 

Jon Arryn había muerto.

 

En su juventud, Ned había sido su pupilo en el Nido de Águilas, Lord Arryn no tenía hijos, había sido como un padre para Stark y para su otro pupilo, Robert Baratheon. Cuando el rey loco Aerys II Targaryen pidió sus cabezas, el señor del Nido de Águilas alzó en una revuelta a sus abanderados de la luna y el halcón.
Además, a parte de ser su mentor, se había convertidos también en su cuñado, cuando ambos se casaron al mismo tiempo con las dos hermanas Tully en el Septo de Aguasdulces.

 

La noticia fue devastadora para lord Stark, pero la carta traía más sorpresas: El Rey Robert, toda su familia y gran parte de su corte estaban de camino a Winterferll.

 

Ningún rey había ido hacía las tierras frías en muchos años, además Eddard quería a Robert como si fuera su propio hermano, se llenó de júbilo con la noticia y empezó con la organización del recibimiento y posterior banquete.

 

A la mañana siguiente, la noticia de la llegada del Rey ya había recorrido todo el castillo.
La septa Mordane había mandado a traer de urgencia las mejores telas para que Sansa y Arya pudieran lucir vestimenta apropiada, tampoco habían olvidado a Ellys Manderly, pues como su invitada, debía lucir digna de ser vista por los monarcas.


Por las mañanas Ellys avanzaba con la confección de su nuevo traje, y por las tardes iba a sus lecciones de arquería, aunque con todo el ajetreo de los preparativos, las clases se habían suspendido y ella debía tomarlas por su cuenta.

Una semana después del anuncio, se le hizo tan tarde que cuando fue al campo de entrenamiento ya estaba anocheciendo. Intentó algunos tiros antes que el sol se ocultara por completo.

Theon también había empezado a practicar por su cuenta, por muchos días había intentado acercarse a Ellys para disculparse por haberla llamado bastarda, pero lo detenía la idea de ser humillado por la chiquilla.

Aquella noche, se llenó de valor y con el arco bajo el brazo fue a hablarle.


—Tienes buena puntería —empezó.

—No es algo que no supiera. Si me disculpa, lord Greyjoy, yo ya me iba —respondió ella esquivando al joven.

—Ellys... Lady Manderly... Yo... Yo... —para él siempre había sido más sencillo ofender que disculparse.

—Lo sé. Robb siempre dice que usted suele decir cosas que luego lamenta, pero no sabe como justificarlas. Sólo olvide el asunto.

—¡Yo en serio lo siento mucho! —continuó Theon— Es decir, tú eres mujer, no eres como Jon que aguanta ese tipo de bromas. Tú eres más... Sensible y débil.

Ellys blanqueó los ojos y no quiso seguir escuchando las palabras sin sentido del kraken.
Él se quedó parado en su sitio, sin entender que había dicho mal esta vez.

Siguió con ese sinsabor a lo largo de toda la noche, mas tarde pensó en hablarlo con Robb, pero él estaba recibiendo lecciones privadas sobre como un heredero debe recibir a su Majestad. Encontró a Jon Snow rondando las caballerías.

Ellos no eran precisamente "amigos", se toleraban por Robb, pero nunca habían tenido una conversación amable por su cuenta.

Sin embargo, Theon sabía de la amistad que unía a Jon con la Manderly, y supo que él podría ayudarlo.

—Snow... ¿Qué haces aquí?

—Me gusta este sitio, la pregunta aquí es: ¿qué haces tú aquí?, ¿no hay ningún prostíbulo abierto?

—Hoy no, Snow —dijo fastidiado. —No puedo ir a divertirme con gusto, si tengo la cabeza llena de pensamientos estúpidos.

¿Alguna vez piensa algo que no sea estúpido?. Pensó Jon.

—Bueno, como sea. ¿Qué quieres Greyjoy?

El mayor se puso nervioso con la mirada incipiente de Jon, los ojos grises del bastardo nunca lo veían con aprobación.



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En el texto hay: fantasia, fanfic, gameofthrones

Editado: 28.07.2018

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