(DICIEMBRE 16, 2017, NUEVA ASGARD, NORUEGA.)
(Steve Rogers/Capitán América)
Estamos viendo una película en el salón, sé que no es muy del gusto de Ahmanet, pero no quiero que mi hija solo escuche o sienta los terroríficos gustos de su madre, y “Mary Poppins ”es una película para toda la familia, quien lo diría una nana que con magia educa a los niños mientras ayuda a una familia a ver que lo importante es estar juntos.
De repente me levanto y le digo.
-En un momento vuelvo, tú sigue descansando.
-Ok, pero no tardes.- me dice tranquila, mientras se reacomoda en el sofá.
La dejo en el salón acompañada por los demás y por todos los chicos y salgo, tengo cosas que hacer, entre ellas algunos preparativos para cuando yo no este, sé que ella es poderosa, mucho más de lo que ella misma creé, lo presiento.
Lo primero que hago es ir a su oficina y cerrar la puerta tras de mí, y voy ante su escritorio, donde me siento en su silla y busco papel y un bolígrafo, y comienzo a escribir una carta, en realidad serán dos mensajes, uno para mi amada Ahmanet y otro para mi pequeña princesita Thýa, se bien lo que tengo que hacer, por lo que comienzo con la carta para Ahmanet.
“Querida Ahmanet
Quiero que sepas que aunque hoy no este contigo físicamente, estaré siempre a tú lado, no te dejare nunca, pues mi amor te seguirá hasta el final de los tiempos.
Cuando nací, era muy enfermizo, pero aun así luche con la ayuda de mi madre y sobreviví más allá de lo esperado por los médicos. Cuando crecí seguía siendo enfermizo y frágil pero aun así enfrentaba a los abusivos, no me rendía fácilmente, después vino la guerra y tras muchos tropiezos pude unirme al ejército y ayudar a luchar contra el tirano, esa oportunidad me la dio el Doctor Helnski con su suero, aunque al principio era más un payaso de circo que ayudaba a recaudar fondos para la guerra que un verdadero soldado. El suero experimental del Doctor Helnski, me permitió ayudar en la guerra, pero más que mi velocidad, mi fuerza o mi metabolismo acelerado, lo que agradezco al Doctor, fue el darme una oportunidad; bueno en realidad fueron dos, té preguntaras que oportunidades fueron esas?, es muy simple.
Antes del experimento yo era invisible para las mujeres y tras este, durante la guerra me enamore de una buena y bella mujer, Peggy Carter, debo decirte que ella murió poco antes de los incidentes que llevaron al final de los vengadores; ella tras darme por muerto, tuvo una buena vida, y cuando desperté y supe que seguía viva, fue la única amiga que tuve, que sabía quién era yo realmente. Ese amor que le tuve, se transformó en cariño y me dolió mucho su muerte, si recuerdas te lleve a conocerla, cuando ya estaba tan enferma que a veces si me reconocía o me recordaba.
La segunda oportunidad que me dio el Doctor, fue conocerte, pues gracias al suero, llegue hasta donde estoy hoy, a pocos días de casarme contigo, sabiendo que llevas en tu vientre a mi hija.
Perdóname por el tiempo desperdiciado, por no entenderte, por no escucharte, si mi orgullo y mi estupidez no se hubieran interpuesto, tú y yo habríamos seguido juntos todos estos años y aun cuando habríamos tenido problemas, nos habríamos casado hace años, habríamos sido felices todo este tiempo en lugar de estar sufriendo separados.
Tu habías revelado tu secreto y todo vino a mi memoria, aquel día en el parque, jugando con ese enorme perro negro y tu apariencia enfermiza, te creí enferma sabes? y tus palabras me lo dieron a entender así, y aun así, cuando te creí luchando con una enfermedad mortal, veías la vida con sabiduría. Y como no, si tu enfrentabas al peor enemigo de todos, ayudando a otros, y ese enemigo no es otro que la muerte.
Ahora sé que ella no podría hacerte daño, ni siquiera podría reclamarte el arrancarle un alma de las manos, pues tu poder sobre ella es grande; también sé que has roto todas las reglas naturales para conservarme a tu lado, pero por algún motivo, yo sigo siendo solo un humano mejorado y no un Dios inmortal.
Editado: 07.05.2020