(ENERO 02, 2018, MONTE OLIMPO, GRECIA.)
(Ahmanet)
Me traslado al Monte olimpo, en Grecia y ahí abro la puerta dimensional para ir al mundo imperecedero en donde los Dioses Olímpicos están, es solo un portal dimensional, fácil de pasar, y ahí está el Olimpo legendario de los griegos. Dioses y semidioses aquí siguen, esperando el momento adecuado de volver a emerger. Más no sé si sea adecuado que lo hagan, el mundo ha cambiado en demasía y ellos y los Dioses Romanos fueron los más volubles de todos.
Me dirijo a las cuevas en donde Hefestos tiene su fragua y observo el lugar, solitario, oscuro y caliente, y al tímido Dios trabajando en su fragua, solo tomando unos segundos para admirar la estatua de oro que hizo de Afrodita: a pesar de su bello rostro, pues es atractivo y de su enorme fuerza, su deformidad lo tiene acomplejado.
Hefestos es uno de los hermanos de Zeus, y su deformidad se debe a que al ser devorado por su padre Cronos, este destrozo su pierna derecha, al morderla, pues Hefestos era muy grande para ser un recién nacido, así como robusto y musculoso. Cuando Zeus mato a Cronos con una costilla de su Abuelo Urano, señor del cielo, padre de Cronos. Este libero a sus hermanos, pero ninguno ayudo a Hefestos.
Nadie quiso curarlo, pues preferían no acercársele, lo rechazaron, es por eso que está solo, aun cuando con su poder divino, es él quien hace las armas y armaduras de todos los dioses y semidioses.
Me acerco a su fragua, él no ha notado mi presencia, el calor es intenso, por lo que debo cambiar para protegerme, y todos mis guardianes sacan sus armaduras.
-Hola Hefestos, loado sea tú día.- le digo al hacer el cambió, pues este produce un destello de luz que el dios Herrero sintió. Lo veo volverse y verme sorprendido, pues porto mi apariencia real, la divina.
-Señora, que hace aquí la guardiana del Infinito?- me pregunta
-Necesito de tu ayuda Hefestos y es urgente.- le respondo
-Que necesita la niña dorada, veo que esperas a tu hijo, acaso deseas una cuna?
-No Hefestos, porque me llamas “Niña Dorada”?
-Porque lo eres, desde tu creación, la creación brilla en ti, lo sé bien, no entiendo como los demás no se han dado cuenta.
-Nadie debe saberlo, tratarían de dominarme o aprisionarme!
-No podrían, tú pilar te protegería; si se de él, lo vi en el espejo mágico de Gea, mi madre.
-Entonces sabes lo que busco?
-lo sé, y he estado trabajando en ello, y en algo más.
-En qué?
-Bueno ese metal ligero de las armaduras de tus guardianes es especial, pero yo, lo puedo hacer mejor, es por eso que fui a ese lugar y traje solo el necesario para lo que necesitas, y si tus guardianes salen, revisare sus armaduras para mejorarlas.
-Te lo agradecería Hefestos, mis guardianes y mis amigos son importantes para mí.
-También he hecho algo para ti, algo especial,. Dice mostrándome un bello y sencillo collar, como pectoral, el cual pone en mi cuello y al hacerlo siento como este se integra a mi piel, como lo hizo el brazalete que puse a Steve.
-Pero qué?
-Lo necesitaras, lo sé, no puedo decirte más, mi madre Gea lo ha prohibido, fue ella quien me dijo que hacer. Solo te diré que es una armadura.
-Gracias Hefestos, pero y Zeus?
-No importa, el reina en el Olimpo, se olvidó de que nuestro deber era guiar a los humanos, además antes que mi rey, es mi hermano menor y solo obedezco a mi madre.
-Es bueno escuchar que mi hermano y súbdito no me respeta!.- escuchamos decir a una voz fuerte a nuestras espaldas, y al volvernos vemos a Zeus salir de las sombras.
-Hermano!.- dijo Hefestos
-Zeus.- dije sorprendida.
-Princesa.- algo me dijo que alguien poderoso estaba aquí, pero nunca imagine que serías tú.
-He venido a solicitarle a Hefestos su ayuda.- dije claramente, interponiéndome entre Hefestos y Zeus, pues Zeus aunque quiere a su hermano, puede ser implacable con sus castigos.
Editado: 07.05.2020