Los Vengadores y la Hija de los Dioses. Segunda Temporada.

Cap. 129 "Una ciudad bendecida."

 

(OCTUBRE 23, 2016, REINO DE WAKANDA.)

(Ahmanet)

 

Me despierto poco a poco, y escucho como llaman a la puerta de mi habitación, al ver por la ventana veo que es de noche.

-adelante.- digo pues vuelven a llamar a la puerta, veo como estas se abre y entra por ella la reina madre Ramonda.

-buenas noches Señora Ahmanet, como estas, te sientes bien?

-estoy bien reina madre, no debes preocuparte.

-me dijeron que estabas aquí, y sobre todo, que tras ayudar al señor Barnes estabas muy cansada, pero como es tarde, quise preguntar su desea comer algo, pues es tarde.

-pues sí, la verdad es que si tengo algo de apetito.

-hare que le traigan algo de comer.

-gracias reina madre.

-gracias a ti por estar aquí, todo Wakanda se siente bendecido por tener aquí a la Diosa Guerrera Ahmanet, la hija de las diosas Basteth y Sejmeth.

-como saben que estoy aquí, creí que no se había dicho nada de mi estadía en Wakanda

-pues los rumores vuelan y todo Wakanda está enterada de tu presencia aquí, espero no te moleste?

-Claro que no, solo espero no entorpecer nada o que mi presencia aquí no llame más la atención que la próxima coronación de Tchala.

-el pueblo de Wakanda cree que es por eso que estas aquí, para bendecir a Tchala como rey y que eso anunciara grandes cosas en el futuro.

-Ah entiendo, bueno si estaré presente en el reto en la cascada y en la coronación, y daré mi bendición y pediré la de mis nueve padres, a fin de que Tchala sea guiado por el susurro de los dioses.

-te lo agradezco Gran Ahmanet, eso hará a mi pueblo muy feliz. No te sorprenda que cuando pasees por las calles de Wakanda que las personas te hagan una reverencia o te habrán paso, para ellos eres sumamente especial.

-lo tendré en cuenta, solo espero que no se espanten por los ligres y las panteras.

-para nada, el pueblo desea verte pasear por las calles con tus gatos y el perro.

-entonces deberé pasear por las calles y saludar a los ciudadanos de Wakanda, aunque espero que no deseen que haga uso de mi poder muy seguido.

-no lo harán, temerán lo suficiente como para no solicitar nada pero te adoraran como para pedir tu bendición.- dice la reina madre sonriendo.

 

A la mañana siguiente tras comer algo y pasar por el laboratorio de Shuri que desea estar segura del bienestar de la pequeña Thýa, fui a pasear por la ciudad, y vi a que se refería Ramonda.

 

La gente de la ciudad aun cuando tenían prisa por ir a sus labores, o estaban ocupados en sus cosas, se detenían y hacían a un lado para que yo pasara junto a mis guardias, como de costumbre era una formación casi circular, Sejmeth y Ramsés por delante a los lados, Basteth y Bek por detrás y las mininas Isis y Maat, frente a mi entre los dos ligres. A mi lado como siempre iba Anubis. Todos me veían y un grupo de niños se me acerco trayéndome flores, por lo que yo le di un beso en la frente a cada uno de ellos, que después se fueron riendo y gritando felices, pues los había besado la diosa guerrera.

 

Los espectadores solo sonreían y se hacían a un lado, dejándome el paso libre; me gustaba pasear por toda la ciudad, así como por los campos. Una vez llegue a donde las tribu de la frontera entrenaba y los estuve observando por un rato, hasta que algo llamo mi atención, un grupo de rinocerontes que estaban siendo entrenados, pero entre ese grupo había uno de enormes proporciones, el guerrero que lo montaba y entrenaba al verme se lanzó en mi contra, pues no sabía quién era yo, además de que mis guardianes estaban echados entre el, pasto, por lo que eran difíciles de distinguir en la distancia, aun así cuando el enorme rinoceronte estaba casi a nada de envestirme mis guardianes felinos rugieron al unísono, lo que hizo que su rugido se escuchara más fuerte y amplio como si lo hicieran ante un altavoz a muy alto volumen. Anubis solo se puso frente a mí sin emitir un solo sonido hasta que gruño.

 

El enorme rinoceronte se detuvo a solo un par de metros, frente a mí, muy cerca de Anubis y lo olfateo, luego se acercó a mí tranquilamente y tras olfatearme me lamio la mejilla, como una mascota más.

 



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En el texto hay: amor, aventira, steve rogers

Editado: 05.09.2019

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