Los verdaderos hombres no matan coyotes

CAPÍTULO 4 - TABATHA

CAPÍTULO IV

 

TABATHA

 

–¿Te verás con Tessa esta noche? –pregunta Ginevra desde el asiento de atrás. Tenía las rodillas contra el asiento en una pose muy poco femenina.

Tony tamborilea los dedos en el volante. Su pelo estaba tirado para para atrás como siempre, y vestía su típica campera de cuero gastada, sus jeans negros y una remera negra y podía jurar que tenía sus borcegos de siempre. Tony odia la moda y todo lo que tiene que ver con ella, pero se veía increíble siempre.

–Sí. O no. Supongo que sí. Pero no lo sé.

–Cuantas certezas, amigo. Me abrumas con tanta seguridad –me burlo.

Cuando llegamos vemos el auto de Collingwood estacionado y a él sentado sobre el capot. Nos ve llegar y sonríe. Collingwood tenía una belleza que, de no conocerlo y estar acostumbrado, te quedabas sin aliento. No sabías si era su buen gusto por la ropa, sus ojos verdes, su pelo rubio largo o su sonrisa con dientes extremadamente parejos y blancos. En fin, Collingwood estaba endemoniadamente sexy todo el tiempo.

– Wow –digo cuando llego a su lado–.Luces comestible, Collingwood. –él sonríe y me abraza. A Tony le da un abrazo con un choque hombros y a Gin un choque de puños. Juntos, nos dirigimos a la puerta. La música se escuchaba amortiguada desde afuera. En la puerta estaba Kratos, o por lo menos nosotros lo conocíamos con ese nombre, custodiándola. Kratos es robusto, tiene una barba tupida, la cabeza afeitada y muchas perforaciones en toda su cara. Kratos era un excelente custodio de puerta. Con un asentimiento de cabeza me saluda.  

Coyote, chicos, pasen –Kratos nunca pregunta. Simplemente nos ve y abre la puerta. Le agradecemos e ingresamos al gimnasio. Había bastantes personas. El ring en el medio se mostraba imponente, completamente iluminado.Habíamos llegado justo porque ya todos se encontraban alrededor del ring y en las pequeñas gradas improvisadas de siempre. Veo a Darien entre la gente y me abro paso a base de empujones para llegar a su lado. En el medio quizá escucho algún que otro insulto, me comí algún codazo y más de una grosería sobre mi trasero o algo así.

–Pelea el nuevo ¿contra quién? –Darien parece percatarse de mi presencia y me sonríe. Está vestido con un jean simple y una remera gris oscuro que marca perfectamente su anatomía. Se apoyaba sobre una de las cuerdas del cuadrilátero de forma relajada, esperando el inicio.

–Con uno que JJ dice que es bueno. No sé, veremos ¿Apostaste? –niego con la cabeza–. Quiero verlo primero.

Pecas, viniste –escucho que hablan detrás. Giro y veo a Brooke con una enorme sonrisa. Tenía una cortada en la ceja, un moretón en el labio y el pelo corto despeinado, igualmente se veía muy bien.

Observo a mi amiga levantar una fina ceja colorada y una mueca de diversión.

–¿Me esperabas?

–¿Lo dudas? –el brillo de sus ojos era malicioso.

Saluda a todos con un breve asentimiento de cabeza y se pone a su lado. Cuando iba a molestar a Ginevra, por los parlantes se escucha.

¡CON UN METRO OCHENTA, OCHENTA Y CINCO KILOS DE PURO MÚSCULO EN UNA ESQUINA DEL CUADRILÁTERO DENLE LA BIENVENIDA A THEODORE DRAGÓN BARNETT!

 

En ese momento Theodore entra al cuadrilátero. Su cuerpo se veía aceitado y perfectamente marcado, su pantalón era de un color azul y no tenía zapatillas. Se veía realmente bien. Tenía una sonrisa en su rostro, pero no llegaba a sus ojos. Esos oscuros ojos seguían igual de inexpresivos como siempre. Todo simplemente le aburría.

 ¡DEL OTRO LADO DEL CUADRILÁTERO, CON UN METRO NOVENTA Y CINCO Y NOVENTA Y OCHO KILOS ESTÁ ANDREW ROMPEHUESOS PRESCOTT!

 

Los aplausos no se hacen esperar y los gritos de las mujeres con respecto a algo de sus bragas que no escuché muy bien, también. Giré para ver a Darien.

–¿Rompehuesos? ¿En serio? Qué poco original –él solo me sonríe de lado. El tal Rompehuesos se veía bastante imponente. Había una diferencia de altura y peso bastante considerable. Igualmente, Theo seguía como ese aire aburrido. Como si el otro fuese un pobre diablo incapaz de hacerle daño. El primero golpe pareció descolocarlo un poco, el segundo lo hizo trastabillar. No sabía si era una técnica o qué, pero no estaba funcionando. Tercero y cuarto golpe. Sangre corría por la mejilla de Theodore y el fulano Andrew se veía completamente satisfecho con su trabajo. Hasta que pasó. Theo dio uno, dos, tres golpes tan bien colocados que mi querido Rompehuesos, del cual tenía grandes referencias, cae tambaleado hacia atrás. El pequeño público no se hace esperar y rompe en aplausos, pero chico aburrido decide que el show terminó yse dirige hacia los vestuarios. Sí, su técnica evidentemente había funcionado.

 

 

Estábamos tomando una cerveza en el patio, la pelea había movido suficiente dinero según escuché a Darien y yo me arrepentía de no haber apostado. Ginger hablaba con Brooke, sus intentos de hacerse la interesante estaban dando grandes resultados, evidentemente, porque Brooke se veía animado y, sobre todo, desafiado. Tony y Collingwood habían desaparecido y yo esperaba a Darien que buscaba otra cerveza. Estaba concentrada mirando la nada hasta que escuché detrás de mí que me piden fuego.



#4745 en Joven Adulto
#22684 en Novela romántica

En el texto hay: secretos, amor, peligro

Editado: 24.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.