Los verdaderos hombres no matan coyotes

CAPÍTULO 5 - TABATHA

CAPÍTULO V

 

TABATHA

 

“No te metas en problemas”, rezaba el mensaje de un número desconocido. La fiesta era, como esperábamos, aburrida e insulsa. Lo más divertido era Woody un poco borracho peleando sobre no sé qué con Marco y Justin. Era divertido ver como muchas de mis compañeras de instituto intentaban ligar con mi hermano y como él las rechazaba en el proceso. También me divertía cómo nos miraban a la pelirroja y a mí. “Ey, yo te conozco del instituto. Tu hermano está que arde. Podemos ser amigas”. Era solo un instante. Lo que tardaba Ginevra en darse cuenta y poner su mejor cara de pocos amigos.

Collingwood estaba haciendo su numerito popular dentro de la casa. A Tony lo habíamos dejado en Coyote en buenas manos por lo que terminamos siendo Ginevra y yo contra el mundo.

Le mostré la pantalla para que ella pudiera ver el mensaje.

–¿Theodore? –me encogí de hombros.

–Supongo. ¿Nos vamos?

Sindarme cuenta y se encaminó a la salida, golpeando gente para hacernos paso.

La borrachera nos duró lo suficiente para que nuestro orgullo remonte algunos escalones. Nos escabullimospor las calles vacías de la ciudad. Le avisé por medio de un mensaje a mi hermano que nos veríamos al otro día ya que él solía dormir en casa. Su universidad estaba amedia hora en auto y dudaba de sus facultades para el manejo luego de una fiesta.

La noche eraperfecta. El cielo estaba completamente despejado dejando ver algunas estrellas que parpadeaban intermitentemente. Gin me agarró por el brazo dejando descansar su cabeza en mi hombro. Una media hora de caminata nos separaba de mi casa. La noche definitivamente había sido un completo fiasco.

–La última vez que tuve una cita decente fue con Marco y tu hermano en plan de amigos ¿Qué tan triste es eso? –susurra y yo me río.

–Muy –giró su rostro e intentó morderme el hombro a través de la campera.

Los autos pasaban, algunos con la música muy alta, otros con gente medio cuerpo afuera gritándonos cosas que por suerte no llegábamos a escuchar.

–Quizá tendríamos que juntarnos con otras personas. Ya sabes, fiestas de instituto, universidades posibles para asistir, chicos que hagan deporte.

–Claro. Y maquillarnos con tonos pasteles.

–Y tomar el té a las cinco.

–Y sacarnos muchas fotos para subir a las redes sociales.

–Y dejar de ir a las peleas.

–Tendríamos que empezar a tomar más vodka con jugo y menos whisky.

No la veo, pero sé que sonríe.

–Creo que prefiero seguir así.

Estuvimos caminando un rato en silencio. De reojo, vemos que un auto comienza a andar a la par nuestra. Siento tensarse a Gin a mi costado por lo que decido cambiar de lugar y caminar yo del lado de la calle. El auto tenía los vidrios polarizados y era imposible ver dentro de él. Resoplé ruidosamente y frené. Fuera lo que fuera el jueguito que jugábamos era aburrido. Tarde o temprano algo iba a pasar.

El auto también se detuvo y bajaron los vidrios. La valentía de Ginevra volvió y se plantó a mi lado. Definitivamente no era nuestra noche cuando vemos la cabeza de Brooke asomarse muy sonriente.

–Hola,Pecas, ¿perdida en la ciudad? –sentí a mi amiga tirarme del brazo para seguir andando.

–Piérdete, Brooke –el auto se movía a nuestro ritmo. Su tono demostraba autosuficiencia.

–No me molestaría en absoluto perderme contigo.

Me pregunté en ese momento si yo estaba pintada. De reojoviaTheodore en el asiento del conductor sonriendo con la vista puesta al frente. Tenía el presentimiento de que iba a ser una guerra que iba a durar mucho.

–¿Por qué no suben y vamos a dar un paseo? Se fueron muy rápido del gimnasio –seguía sonriendo.

No era necesario verlo, el tono de sus palabras lo delataban. Ginevra no llegó a contestarle cuando mi celular comenzó a vibrar. Me detuve un segundo para coordinar bien los movimientos. Porque, vamos, tampoco tan sobria. Fruncíel ceño al ver el nombre de Collingwood en la pantalla. No llegué a ponerme el teléfono en la oreja cuando escuché la voz de amigoborracho e histérico. Mala combinación. Lo dejé hablar unos segundos. Lo único que entendífue “Woody, pelea, universidad”. Alejé el aparato de mi oreja y miré a Ginevra y se lo pasé.

–Prueba tú.

Evidentemente ella estaba más coordinada que yo porque lo único que dice es “ya vamos”. Su cara estaba impasible por lo que supuse que no debía ser nada que no haya pasado antes. Cuando caigo en la cuenta y me la veo venir.

–Tu hermano está en problemas. Los Tigres están ahí.

Joder. Miré a Brooke del cual me había olvidado por unos segundos. Nos seguía mirando, impaciente por una respuesta. Como si tuviésemos telepatía, Ginevra rodeó el auto para entrar por la otra puerta mientras yo hice lo mismo detrás de Brooke. Luego de que Ginevra le diese la dirección a Brooke sin dar muchas explicaciones, Theodore dio una vuelta en U para volver a la casa de la fiesta. Miré mi mano aún vendada, y deseé que me respondiera otra vez de ser necesario. Llegamos en menos de cinco minutos luego de pasar algunos semáforos en rojo. El auto no alcanzó afrenar y ya estoy abajo seguida por Ginevra. En el enorme patio había un gran grupo de personas. Llegué justo para ver cómo mi hermano era retenido por Justin, mientras Collingwood sostenía a Marco.



#4745 en Joven Adulto
#22684 en Novela romántica

En el texto hay: secretos, amor, peligro

Editado: 24.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.