Los versos que le regalé.

Carta de una mascota

Mi nombre es Mylo, y lo sé porque escucho refunfuñar a mi dueña cuando alguien escribe mal mi nombre, en especial su madre, la señora regordeta que me da de comer a escondidas de ella porque se enoja, dice que me pondré feo pero no es cierto, las personas se ven interesantes cuando comen y me gusta mirarlas.
A ella le gusta estirar mis cachetes como goma de mascar y yo la dejo porque le gusta. Me gusta cuando me habla para jugar con esa voz tontaina de niñita, me acaricia las orejas y me dice que dónde estoy como si no supiese que estoy frente a ella, creo que ahora sí se está quedando ciega, espero sus lentecitos le ayuden a la pobre.
Últimamente no ha estado bien y eso me preocupa. Le he visto cristalizar los ojos frente al computador escuchando esa música que me hace dormir y que tanto le gusta, ella canta: “…Nobody said it was easy… (Nadie dijo que sería fácil...)” frente al computador, yo la miro preocupado y pozo mi hocico sobre su rodilla para llamar su atención y animarla, ella me mira con sus grandes ojos oscuros y sonríe un poco, acaricia la punta de una de mi orejas y yo cierro mis ojos porque me gusta, entonces vuelve su atención a esa página que tanto frecuenta, es algo así como “Tambl”, la escucho pronunciar su nombre pero no logro ver desde aquí abajo; esa página no me gusta muchas veces, la pone igual de triste que sus publicaciones y sus escritos, entonces ella vuelve a cantar: “…No one ever said it would be this hard… (Nadie dijo que sería tan difícil)” y yo sigo pensando en esa página y en un huesesito que dejé en mi tacita amarilla, creo estoy divagando un poco, lo siento, ella dice que soy hiperactivo y que por eso divago tanto, incluso mi nombre significa algo genial pero eso es otro costal de harina o algo así dice el dicho. El punto es que “Tambl” es como esa palabra que a ella tanto le gusta, significa algo así como que una cosa, animal o persona es hermosamente catastrófico, a veces le hace bien pero otras no tanto. Me duermo en su habitación porque me gusta estar cerca de ella, a veces cuando no está me deprimo mucho y pierdo su olor, entonces voy a su habitación y todo me recuerda a ella, me deprimo más y me monto en su cama para sentirla cerca pero cuando ella llega no entiende, sólo se molesta porque dejé mis pelos en su cama y no me deja entrar más. Yo me quedo con la señora regordeta mientras ella se calma, a veces dura días molesta conmigo, otras veces se le olvida así como se le olvida saludarme cuando llega de trabajar, ¡Oh, bueno, tiene empleo! Y tiene menos tiempo para estar conmigo. Yo paso el día esperándola y ella llega cansada y se acuesta en su habitación con su teléfono en la mano, luego la veo como se queda dormida lentamente escuchando esas canciones otra vez, otras noches se queda dormida viendo el teléfono o simplemente viendo el techo, quizás revoloteando en sus tristes pensamientos de nuevo. Me gusta hacerla reír, quisiera que fuese más feliz, por eso siempre me hago el tonto frente a ella, lo aprendí de ese chico que me cae genial, ese que camina con parsimonia y tiene las patillas de Elvis Presley, lo sé porque a ella también le gusta Elvis Presley. Bueno, el punto es que él hace lo mismo y muchas veces le funciona, yo sólo intento morderle sus medias cuando ya anda sin sus converse, o le ofrezco mi almohadita para que juguemos a ver quién es más fuerte y la hago ganar porque le gusta y la hace sonreír, no puedo jugar con ella al escondite porque sólo lo juego con José, su hermano, el obstinado barrigón al que he querido morder siempre pero lo amo tanto como para dañar nuestra amistad por mis antojos. Desde hace un tiempo he sentido que me ocultan algo, se andan diciendo que ella va a visitar a su tío de otra parte, pero supongo que ella volverá como lo hace todas las tardes. Cuando eso
pase yo me quedaré esperando a que regrese, la saludaré como siempre lo hago para que sepa que la eché de menos en el día y que esperaba con ansias su olor y su regreso, también me interesaba su almuerzo pero prefiero mirarla comer que ver lo que come. A veces me gustaría hablar, para que cuando la escuche cantar en sus noches melancólicas ella pueda escucharme decirle: “…Give your all to me, I’ll give my all to you…(Dame tu todo, que yo te daré mi todo)” es de esa que tanto le encanta y la veo pensativa al cantarla, sé que la calmaría, sé que la haría dormir bien, sé que la haría muy feliz y con ella yo lo sería, escuchándola cantar a voz en cuello esa que tanto le gusta y recitarle:

Your skin
Oh yeah, your skin and bones
Turn into something beautiful
And you know, you know I love you so
You know I love you so.

"Tu piel

Oh, sí, tu piel y huesos

se convirtieron en algo hermoso

Y tú sabes, tú sabes que te amo...

Tú conoces que te amo tanto."



#28211 en Otros

En el texto hay: poema poesia y amor, versos del alma

Editado: 20.01.2019

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