Luego de un rato preparándonos, Luke nos guío a travez del inmenso bosque hasta una cueva lúgubre pero seca.
En la entrada había un hombre de tez morena y una abundante melena negra, era alto y muy formido, un aspecto imponente y sereno.
-Alto -dijo el hombre- ¿Quiénes se creen que son? Y ¿Qué hacen por acá? -su voz era gruesa y muy profunda, como el estruendo de tambores de guerra listos para el combate-
-Tenemos un problema -le dije mientras le mostraba lo poco que quedaba de la cicatriz de Lobatus-
-Queremos que le enseñen a mi onii M a controlar su transformación -dijo tímidamente Nai detrás de mí, la pobre estaba asustada, el tamaño del portero, le recordaba al difunto Rino-
-No puedo dejarlos pasar asi de fácil -el hombre sacó un maso de detras de su espalda y lo dirijio hacia nosotros-
Su arma resplandecía con un brillo cuasi cegador. Esta arma consistía en un largo mango de metal cubierto por tiras de cuero teñidas de un rojo oscuro o bordó, no me acuerdo muy bien.
-Vos ya no recordas nada Mate-dijo federica alegremente mientras escuchaba atenta la historia-
-Jajaja -se reía el anciano de piel morena- Ya tenes perdida de memoria viejo.
-Párate y dímelo en la cara -dijo riendo el viejo Mateo-
-¿Te crees muy graciosos imbécil? -dijo Luke con un tono de frustración y M prosiguió su relato-
En un extremo, el que no nos apuntaba tenía una punta de lanza muy fina y con una forma peculiar, como si estuviera deformada por atravesar tantas gargantas y estómagos. En el otro extremo tenía un prisma metálico, similar a un rectangulo tridimensional, pero tenía dos púas en cada una de sus cuatro caras alargadas. Una abajo de la otra, en formas de cono de acero. Sin duda, era un arma temible son importar de dónde se mire.
El hombre portaba una armadura de cuero que era lijera y flexible. A pesar de otorgar una defensa... Cuestionable.
-Déjenmelo a mí -dije con voz fanfarrona y desenfunde mi espada que construi en la herreria de Zükort.(Alfin podre usarla) pensé-
Ataqué brutalmente y ambos aceros chocaron en un abrir y cerrar de ojos. Había interceptado mi ataque.
Antes de cualquier titubeo separé mi espada de su mazo y ataque por la izquierda. Mis tajos y ataques eran agiles como el viento que acaricia sus caras cuando acercan la cabeza a las ventnillas del auto, mientras que mis estocadas eran punzantes y firmes, como un espadachín experto en esgrima.
-Ya se puso poetico -rió Alejandro-
-Cállate, quiero escuchar -le refutó su primo max-
Bueno, como les contaba. Mi espada atacaba ferozmente a mi adversario, pero él lograba frenar cada uno de mis golpes con su maso.
-Me estás aburriendo niño -dijo el guardia e intentó golpearme con el filo de lanza con una estocada que podría llegar a ser letal si no hubiera esquivado a tiempo-
Al tirarme para atras clavó la punta afilada en la tierra y usando el alargado mango cómo garrocha de salto alto y pegándome una patada en el tórax con la suela de ambos pies.
El golpe me hiso retroceder unos 2 o 3 metros. Apenas me recompuse del impacto y empecé a atacarlo con toda mi energía. Tras unos cuantos intentos mis estocadas comenzaron a penetrar su defensa y a hacerlo sangrar.
Apenas vio el hilo escarlata de ese liquido vital caer desde arriba de su ceja hasta su bota cambió drasticamente su estilo de combate a algo realmente agresivo.
Su gran arma arremetió hacia mí pero logre esquivar el violento ataque de la maza que caía en picada hacia mí. Mi espada no podria frenar un arma tan pesada como esa.
De modo que mi agilidad me salvó la vida esa, como tantas otras veces. Al caer el maso en la tierra vi la oportunidad. Clavé la espada en su costado. Se podía escuchar cómo atravesaba los órganos de su cuerpo.
-Jajaja, eres bueno niño -vosifero el hombre- ¡Pero no lo suficiente! DEMOS LICANTRO -dijo y se convirtió en un hombre lobo de un color más marron que Lobatus, pero igual de imponente-
Su maso había cambiado de aspecto pero aun era igual de letal. La punta del prisma cambió por una cabeza de lobo hecha de acero.
El hombre lobo ataco contra mí y la pelea siguió.
"DAERRAD PAIRO SAT" Grité y lancé mi proyectil de fuego.
Al impactar el lobo lo paró con el pecho y me saco la espada. Caí al piso y el lobo se acercó lentamente hacia mí. Veía sus enormes fauces acercarse a mí. Era el final.
-¿Y moriste? -preguntó Al-
-Sí, murió en ese momemto, genio de la vida -le respondió max algo enojado por estar tan engnchado con la historia-
Pero justo en el momento en el que casi me mata llego Luke y clavo el krambit en su espalda y destransformándolo.
-Necesito uno de esos -le dije a Luke mientras sacaba el cadáver de ensima mío-
-¿Te gustaría acompañarme al infierno para conseguir uno? -dijo el sonriente vampiro de forma irónica y algo sarcástica mientras hacía girar uno de sus krambits-
-¿¡Estás bien onii!? -preguntó Nai asustada-
-Sí, tranquila -la calmé y los 4 entramos a la cueva de los lobos-
¿Qué nos esperaría en ese lugar?. No lo sabiamos, pero lo que fuera lo enfrentaríamos juntos.