Cuando volví a la cueva de los lamentos esa noche todos ya estaban dormidos.
Tuve que entrar con extremo sigilo para no despertar a nadie. Era como cuando volves ebrio de una fiesta y no quieres despertar a nadie. Pero, la gran diferencia estuvo en que logre atravesar la cueva hasta mi cama. Estaba hecha de pieles de animales que he casado en diversas oportunidades.
Me recoste en mi cama para tratar de dromir despues de toda la cacería.
-Auch -gritó una voz muy indistinguible para mis oidos.
-¿Nai? ¿Qué haces en mi cama? -le dije a la pequeña durmiente.
-Pensé que no volverías onii... -dijo tenuemente el hada.
-Oww... ¿Por qué tanto escandalo chicos? -dijo Ako la cual estaba vestida con su tipico vestido de la luna. Un vestido largo de un blanco semi traslusido que resaltaba suavemente sus ojos celestes.
-¿También duermes con eso?-le pregunté.
-Es que no me traje otra cosa, pero eso no viene al caso- contestó ella- Lo importante es que se dejen de discutir y duerman.
Después de esa orden determinante cada quien se fue a su cama y nos dormimos tranquilamente hasta la mañana siguiente.
Al día posterior llegó a la puerta de la Cueva de los Lamentos un gran hombre de pelo negro y ojos rojos. Tenía una barba muy corta y una babilla formida. Ako fue a abrir la puerta.
- Buenos Días ¿Se encuentra M? -preguntó el hombre quien tocada a la "puerta" (que en ese momento no era más que una tabla de madera que me sorprende que no robaran)-
-¿Quién pregunta?-interrogó la princesa al hombre armado con un lucero del alba-
-Sí, estoy acá -dije mientras me acercaba a la puerta desde que escuché mi nombre-
-El alfa te busca, dice que es urgente -señaló aquel hombre-
-Bueno, vamos entonces -contesté- Volvere muy tarde -le dije a Ako y me transforme en hombre lobo-
-Vamos -le dije y ambos salimos en forma de licántropo a una alta velocidad-
Al llegar los miembros de la hermandad estaban equipándose con armas y colocándose unas armaduras de cuero.
-Hola M, hijo mío -me saludó Exedreon-
-Buenos días señor ¿Para que me buscaba? -interrogué-
-Esta noche es tu iniciación muchacho.
-Muy bien ¿qué debo hacer?
-Verás, no a todo el mundo le caen bien los hombres-lobo -comenzo él- Y en este bosque hay una fortaleza del grupon de Los Cazadores del Amanecer. Últimamente han matado a muchos de los nuestros
-¿Ire a romperle todo esta noche? -dije intrigado-
-Me gusta tu entusiasmo chico, pero no haras algo tan suicida -rió alfa-
-¿Y cuál es el plan?
-El plan es simple, iremos un pequeño grupo al anochecer y no hacemos un festín con su sangre -al decir eso último sus ojos brillaron de una forma que jamas habia visto antes, eran los ojos de una verdadera bestia-
Esa tarde me la pasé entrenando con Lobatus. Era un gran guerrero con sus tomahawks, los cuales estaban hechos de un acero muy particular. El filo de ambas hachas tenian la forma del perfil de una bestia con las fauses abiertas.
-Y~ ¿Cuándo conseguiré mis armas de lobo? -pregunte intrigado-
-Cuándo estés listo -afirmó con un tono levemente fanfarron-
-Pues... Yo me siento listo.
-Eso dicen todos -se rió él y seguimos entrenando-
Esa noche nos movimos con maximo sigilo. Éramos como sombras en la tenue luz del anochecer. Fuimos 8 hombres y mujeres valientes los cuales íbamos a arrasar con la fortaleza. Al caer la noche ya habíamos rodeado el cuartel. En sus torres había arqueros que vigilaban con mucha atencion. Pero no la suficiente. Las luces de las antorchas de los soldados que recorrían las murallas era muy distinguibles en la fría oscuridad de la noche.
En un momento se dispararon 4 virotes a la vez a los arqueros dejandolos muertos en el piso. Fue el momento de atacar. Tomamos nuestras armas y nos abalanzamos sobre la gran puerta de madera y a base de patadas, golpes de mazo y alguna que otra bola de fuego la logramos derribar.
Adentro nos esperaba toda una tropa de cazadores del amanecer, equipados con relucientes armas e imponentes armaduras.
-DEMOS LICANTRO- gritamos casi a coro y el combate empezó-
Me abalancé sobre unos guardias y los destrocé con solo garras y dientes, a uno de ellos le arranque la cabeza con solo mis incisivos y mi potente mandíbula, otro murió por desmembramiento brutal tras arrancarle ambos brazos. Todos peleaban formidablemente. Pero si uno se resaltaba sobre tal calidad de luchadores era el mismo alfa, y no lo digo por ser el de mayor estatura y el unico lobo de pelaje blanco, sino por su desenvolvimiento en el campo de batalla. Su habilidad con su mandoble con una cabeza de lobo en la enpuñadura era inmensurable. Solo en lo que pude ver mató a 5 soldados de un solo giro con su espada. Era intocable. Lo atacaban con espadas, hachas, lanzas y flechas. Esquivaba los ataques a distancias usando cuerpos (en su mayoría vivos) cómo escudos. Rompía lanzas con los dientes y mazos con las garras.
-¡A la armeria! -vosifero el lider-
Mientras 5 se quedaban afuera Lobatus, Exedreon y yo entramos a la armeria. Estaba alumbrada por antorchas y repleto de todo tipo de armas. Por lo que se podía ver también funcionaba como despensa, ya que estaba repleta de biberes.
Lobatus le lanzo un tomahawk a un gigantesco barril de aguamiel.
-No... -dijo con los ojos cristalinos el viejo de la silla de ruedas-
-¿Qué pasa Luke? -preguntó Federica-
-El maldito echo a perder aguamiel -quejimoteó tristemente-
-Maldito viejo borrachin -rió el viejo Mateo-