—Onii chaaaan— me llamo la pequeña Nai esa mañana.
Estaba medio dormido, aún no tomaba mí café. Pero trate de reaccionar rápido, no sabíamos si los guardias podían venir por algún delito menor... o no tan menor de Luke.
—¿Qué pasó niña?— le pregunté intrigado al ver que ella estaba con su vestido verde típico (hecho de un material parecido a hojas de árbol) lleno de polvo y demacrado.
—¿Queres que lo arregle?— pregunté al ver como estaba. Quizá no fuera artesano, pero me las ingeneaba.
—¿Pero qué usaré mientras tanto?— me preguntó con un toque de sarcasmo. En mi vida estube tan orgulloso. Las hadas son puras, pero ahora usaba sarcasmo— No pienso estar desnuda con 2 varones cerca....me da vergüenza.
—¿No le podés pedir a Ako?— pregunté inocente. En mi mente eso funcionaba.
—Tiene el busto muy grande— dijo mi hermanita un poco roja— me quedara ridículo.
—Pues entonces no sé— concluí finalmente.
—Si nos vamos a quedar aquí necesitaré ir a buscar mis cosas a la ciudad de las had.... Digo a mí casa— se retracto rápidamente.
—¿La ciudad de las hadas?— dije medio ilusionado, la ciudad de las hadas del bosque era para muchos solo un mito, pero aveces, los mitos son muy reales, como las historias.
—Pss... Onii, eso no existe— su voz era temblorosa. Las hadas (a contra parte de los duendes) son terribles mentirosas.
—Nai.... no me mientas— puse un tono más serio para asustarla un poco.
—Bueno bueno, si, iré a la ciudad de las hadas— confesó finalmente.
—Voy contigo— dije sonriente y empecé a encaminarme hacia la puerta. Bueno, hacia el cacho de tela que simulaba ser una puerta.
—No— respondió rápidamente antes de que saliera.
—Soy tu protector y tú amigo, no te dejare ir sola— sonreí— además me vendrá bien para ir sumando datos a mi libro.
—Bueno— suspiro finalmente.
Salí sonriente y fui hasta mi habitación y tome mi espada y mi mochila. Me coloque las botas y espere a Nai en la entrada de la cueva.
Viendo la cueva me di cuenta que eh vivido en 3 lugares hasta el momento. Primero en Villa Drako, luego en la escuela de magia y luego aquí. La verdad es que jamás me había sentido tan en casa como aquí. Aquí estaba tranquilo. Era mi nuevo hogar.
—Vamos Onii— dijo Nai ya lista pero aún con su vestido sucio.
Y así salimos. Caminamos por el bosque mientras íbamos hablando. Cuando se empezaba a cansar tomaba mi mano y se apoyaba en mí.
—Onii...¿Te puedo pedir algo?— me dijo ella.
—Claro— conteste tranquilo.
—No te transformes allí— dijo mientras aceleraba para seguirme el paso— Cundira el pánico. Verás, las hadas del bosque veneran a la diosa del sol, y las criaturas de la luna no son bienvenidas allí... menos las que parecen bestias salvajes.
Sonreí y le prometí que no lo haría. Cuando se empezaba a cansar la lleve en mis hombros. Caminamos unas horas hasta llegar a un gran árbol.
—Daterrrilos hsdeus mactris— dijo la pequeña hada y el árbol se abrió dejando paso a un pequeño portal al que tuve que agacharme para pasar.
Cuando pasamos ví algo maravilloso. Espero que algún día lo puedan ver niños. Árboles con troncos gigantesco y altos como montañas. La sombra era resuelta no solo con los finos pero fuertes rayos de luz, sino que también con hongos bio fluorescentes.
Las calles estaban hechas de caminos con piedras amarillas que llevaban a las distintas casa-arbol de la ciudad. En el centro y al fondo había una gran construcción. Una iglesia dedicada a la diosa Sol.
Los hadas, cientos de ellas, me miraban extrañadas, todos eran muy pequeños.
—Naaaai— salto otra pequeña hada de tez morena y cabello más largo. Su ropa eran hojas de otoño.
—Key— la abrazo Nai— Onii, ella es Keyla, mi mejor amiga. Key, el es mi Onii M.
—Es un gusto señor— dijo ella.
Nai fue por su lado y Key me llevo agarrándome de la mano hacia el templo.
—Señor— su voz era dulce como la de Nai— Tiene que saber algo sobre Nailice.
Entramos en el templo y lo que más resplandecía era el gran mural hecho con cristales de diferentes tonos de rojo, amarillo y anaranjado. En el se veía una figura. Una mujer con una espada corta levantada adelante del imponente sol. Los magos estudiaron ese astro por décadas, han llegado a la conclusión de que gran parte de la magia se la debemos a su energía, pero esta lleno de misterios aún.
—Ustedes si que veneran a Amaterasu— le dije.
—Justo de eso te quería hablar— empeso Key— La leyenda cuenta que Amateratsu murió a manos de uno de los enemigos de su padre isanai, el dios del fuego. Y para que el sol no caiga con ella reencarna en un hada del bosque....y Nai es esa hada.
Antes de que llegara a cuestionar cualquier cosa un hada hombre, con una armadura hecha de hojas claras entro dando un portazo.