Prefacio II

Epítome de la Historia de la Humanidad 

     La evolución del hombre siguió desarrollándose después de que nacieran los descendientes de Adán y Eva. La prehistoria dio paso a la historia, y esta a su vez, se fue desencadenando por medio de etapas, o más bien dicho, edades en el tiempo que tuvieron su auge y caída formando parte del proceso por el cual el hombre fue creciendo en su mente y espíritu. 

     Mucho de lo que depararía el futuro nació de las creencias que antaño tuvieron arraigados los remotos pueblos de la tierra en la Edad Antigua, donde cada pueblo tuvo su cosmovisión y su deidad, que representaba las diversas maneras de entender la vida, el bien y el mal. 

     Estos pueblos proliferaron en la Edad Antigua y cada uno edificó su imperio y sus creencias. Entre los que se cuentan, están los sumerios, los chinos, los fenicios, los griegos, los egipcios, los mayas, aztecas, incas, los hindúes, los vikingos, entre otros, quienes construyeron su verdad de acuerdo con sus costumbres y lo que ellos consideraban como bueno y malo. Así, los pueblos en la antigüedad dieron origen a los dioses, y los crearon de tal forma que estos existieron más allá de todo entendimiento humano, formando parte de la vida del reino de los mortales y dando lugar a la batalla por la hegemonía divina, pagando con sangre humana la lucha por el poder menospreciando el valor de las personas. 

     Así avanzaba el ser humano en medio de este oscuro caos, hasta que llegó un día en que un hombre, derramando su divina sangre mediante el camino del sacrificio, puso fin a ese conflicto, volcando toda la humanidad hacia una nueva devoción que destruyó las antiguas creencias perdiéndose con el inexorable paso del tiempo. Ese flamante avatar sería el pilar de toda la renovada filosofía, que había salvado al hombre de todos sus pecados. 

      La Edad Antigua existió hasta el que el gran Imperio Romano de Occidente cayó en el 476 D.C., originando el nacimiento de la Edad Media, en el que la férrea creencia y el oscurantismo vivió en un tiempo donde no había mucho espacio para la reflexión y el pensamiento. La Edad Media duró desde el año 1453 D.C., hasta la caída del último bastión del Imperio Romano: el Imperio Romano de Oriente. Con ese acontecimiento nace la Edad Moderna, era de muchos cambios en la ideología, sentimiento, costumbres y puntos de vistas que fueron trascendentales para la vida del ser humano que perdura hasta el día de hoy gracias a la época del Renacimiento. La Edad Moderna duró hasta el año 1789, cuando se produjo la revolución francesa, momento que da comienzo a la Edad Contemporánea y que dura hasta el fatídico día... en que los dioses se levantaron de su largo letargo produciendo un gran cataclismo, dando paso a la Neotierra. 

Del Resurgimiento de la Atlántida y el Gran Cataclismo 

     La Edad Contemporánea fue una era donde la tecnología y las comunicaciones caminaron a pasos agigantados y en el cual la vida diaria del hombre se hizo más cómoda; sin embargo, por más avances tecnológicos que existieran, no se pudo impedir que la madre naturaleza se expresara y cambiara el curso de la historia para siempre, porque los espíritus de los dioses de antaño fueron guardados por cada uno de los pueblos que los honraban desde que el cristianismo surgió como religión suprema. 

     Corría el año 3.656 D.C. y el planeta Tierra gozaba de grandes avances científicos y tecnológicos, la vida del hombre común era muy diferente de aquel que vivió hace varios milenios; no obstante, algo extraño ocurrió, porque de pronto desde las entrañas de la tierra, los dioses antiguos de cada uno de los pueblos primigenios comenzaron a despertarse de las ánforas que sus mismos seguidores les habían construido para su descanso eterno. Paralelo a ello, cerca del Mar Mediterráneo, un fuerte temblor hace remecer gran parte del continente y un feroz tsunami golpeó las costas. Y es que no era un tsunami cualquiera, algo grande estaba por venir, después de muchísimos milenios desde los lejanos tiempos mitológicos, una enorme masa de tierra estaba resurgiendo desde las profundidades del océano y que los antiguos griegos la llamaban «La Atlántida». 

     Este perdido continente, lentamente emergió después de haber recibido un brutal castigo por parte de Zeus después de que este considerara que los habitantes de la Atlántida habían avanzado mucho en su tecnología y se olvidaron de adorar a los dioses consumiéndose en su arrogancia. Ahora, este legendario lugar, estaba renaciendo de manera orgullosa provocando un enorme caos en los océanos de todo el planeta, porque la tierra se tuvo que reacomodar al nuevo continente. 

     Pero, el regreso de la Atlántida no fue lo único que ocurrió en el planeta que se estaba reinventando, porque de pronto toda la tierra comenzó a convulsionarse y a sufrir grandes trastornos en varios puntos del orbe; el mar castigó de forma drástica a la tierra inundando varios pueblos; los volcanes arrasaban con todo a su paso; los terremotos destruían varias edificaciones. Muchos pueblos quedaron anegados u otros simplemente desaparecieron, toda esa enorme tecnología de la cual los habitantes de la tierra gozaban, fue insignificante ante el poder destructivo de la madre naturaleza. El planeta sufría severos cambios, pero el precio que tuvo que pagar fue demasiado, y muchas vidas humanas se perdieron. 

     Cuando el periodo de convulsión terminó, el planeta entró por un breve período de glaciación que duró un par de años. La situación se tornó grave y los seres humanos tuvieron que luchar por la supervivencia. El triste futuro por el que atravesaba la humanidad no era sino una penosa vuelta al pasado, y toda esa modernidad conseguida con muchos años, se perdió en las ruinas. Hubo que esperar demasiado tiempo para que el hielo comenzara a derretirse y se volviera a pensar en una reconstrucción planetaria; ahora ,ya nada es como antes, y la humanidad se vio obligada a pelear por su existencia casi de manera rudimentaria.