Los Xeronianos Del Universo - Libro I El Guerrero Del Sol

Capítulo XXI

     El capitán general de los xeronianos Cybot Andemioun, hacía su entrada a la ciudadela junto a sus compañeros para reunirse con el consejo en vista de analizar la grave situación por la cual están atravesando luego de la captura de Lux Ángelus y otras bases xeronianas alrededor del mundo. 

     El capitán Andemioun, era un hombre joven, de pelo corto verde al igual que sus ojos, de cuerpo fornido y tez pálida. Su mirada transmitía marcialidad, pero sin caer en el autoritarismo, razón por la que era muy respetado y un reconocido líder dentro de la orden que con éxito ha logrado sobrevivir bajo sus estrictos preceptos. Sin embargo, lo más curioso es que pese a que pueda parecer duro, en varias ocasiones se muestra muy cercano, humano y razonable, lo que hace diferente de un hombre acostumbrado a estar en guerra y a manejar ejércitos enormes, alimentando su imagen de un verdadero capitán. 

     Ahora el gran capitán se veía enfrentado a un complejo embrollo, porque debía buscar una solución al conflicto esperando contar con el apoyo del actual líder Kyro Lex y sobre todo del consejo xeroniano a quienes debe rendir cuentas de todas sus decisiones militares. Mientras caminaba por los pasajes de la gran ciudadela en dirección al salón del consejo ubicado en uno de los edificios circundantes a la enorme Torre de la Luz, se detuvo a contemplar a la monumental estructura que parecía marchita y muy lejos del esplendor de los años remotos. 

     Sus verdes ojos recorrían la torre desde su sólida base armada con una compleja arquitectura de decoración dórica y mucho detalle similar al de las enormes catedrales. La ciudad de Cyrania fue construida y bautizada por el mismo Lord Xeron con ayuda de otros dioses para entregar al primer patriarca de la historia, Primus Sanguinem, la casa donde los discípulos del gran dios protegerán a la Neotierra de todo mal que le acecha. La principal arma defensiva de la fortaleza es la Torre de la Luz, la cual posee en el pináculo un enorme domo encendido con luz divina, sirviendo como égida para la gigantesca ciudadela manteniendo a raya cualquier invasión al fulminar todo aquel que no posea la sangre de Xeron en sus venas, por ello cuando una persona es admitida dentro de la orden, debe recibir el líquido vital en su cuerpo permitiéndole tener más fuerza y poder que el de una persona normal, protegiéndolo a su vez contra la radiación de la energía. No obstante, el domo tiene una condición, sólo el líder elegido por Xeron o aquel que posea energía divina reconocida en el Reino del Cielo, puede prender la luz ya que está atada con aquel que la encienda, lo cual significa que, si el líder fallece y no nomina un sucesor, la esfera sacra se apaga dejando a toda la fortaleza desprotegida y vulnerable a cualquier ataque externo tal como ocurrió desde la muerte de Sunprime. 

     La estructura de la torre se compone de un material de piedra ultra sólida resistente a cualquier terremoto o cataclismo, pero sujeto a la existencia de la luz divina. La altura de la Torre de la Luz consta de unos dos mil metros con un área en su base de quinientos metros cuadrados ubicado en el corazón de la ciudad de Cyrania que, de acuerdo con el paso del tiempo, la urbe fue expandiéndose a lo largo y ancho de la cordillera donde lo que más resalta es la construcción de los nueve templos de los xeronianos más poderosos quienes rodean a la torre emulando el esquema del sistema solar. Desde lejos, la Torre de la Luz se destaca como un inconmensurable pilar en medio de la cordillera, pero a medida que uno se acerca, revela los detalles que la componen notando varias estatuas hechas en honor a aquellos que la edificaron como Xeron, Atenea, Thor, Amon-Ra, Huitzilopochtli, entre otros, pero lo más llamativo, son las soberbias esculturas ubicadas al centro de la base bajo la de los otros dioses, dedicadas a Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel y Metatrón. Al subir por las interminables escalinatas en el interior del edificio, se pueden hallar varios niveles que siempre derivan a un amplio balcón, hasta llegar al último donde por tradición, sólo el líder xeroniano lo utiliza para reunirse con Xeron, dejando los otros balcones inferiores con el fin de dirigirse a sus súbditos. Finalmente, entre el balcón supremo y el domo, se ubica el horno principal, sitio que el escogido patriarca enciende con luz divina la caldera transmitiendo la energía hacia el exterior envolviendo al domo y retornando este la protección por todo Cyrania blindando la ciudad. Por ahora, la torre es un triste recuerdo de lo que fue, esperando el golpe final que termine la larga agonía de la cual padece por años. 

     Luego de contemplar a la colosal torre que ha sido testigo de varias invasiones, largas batallas y épicas historias, el capitán Andemioun volvió en sí para entrar al salón del consejo. Antes de pasar por la puerta principal, el de cabello verde se dirigió a sus compañeros. 

—Déjenme hablar a mí solamente, puesto que soy yo el que debe rendir cuentas al consejo y al líder. Espero que esta reunión no dure demasiado. 

     Al traspasar la arcada, Cybot y el resto caminaron por los oscuros pasillos oyéndose sólo el ruido de sus pasos. El hall era muy similar al frío ambiente de una iglesia donde en lugar de hallar cuadros y esculturas de los santos, se apreciaban a los xeronianos y patriarcas del pasado retratándose algunas hazañas que quedaron plasmadas en la historia de la orden. Después de subir unos breves escalones, el grupo cruzó una alta y gruesa puerta custodiada por un par de guardias quienes los dejaron pasar. Al entrar en la sala, una veintena de hombres y mujeres aguardaban junto a Kyro el arribo de los xeronianos. 




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