El grupo avanzaba vertiginoso a través de la Carretera Austral sobre los veloces baguales en una carrera contra el tiempo. El clima de repente se nubló por completo para comenzar una lluvia que progresivamente aceleró su intensidad. Divisando la dificultad del camino y la extenuación de los equinos, Sokaku estimó que era hora de descansar.
—Montemos las carpas en ese espeso bosque, así no nos verán tan fácil.
—¿Nos tomaremos el resto de la tarde? —preguntó Arien.
—Falta un par de horas para el anochecer y hemos recorrido bastante con estos animales, así que reposemos y continuemos el trayecto de madrugada.
Todos armaron el improvisado campamento sobrellevando la lluvia que arreciaba. El lugar donde se acomodaron era tan frondoso y cobijado por la cueva de un cerro, que sorteó sin inconvenientes la fría precipitación que caía impetuosamente. Cuando se instalaron, Sokaku miró a Demian quien finalizaba los últimos detalles en su carpa, sintiendo que era el momento preciso para realizar lo que tenía pensado hacer.
—¿Demian, ya acabaste tus quehaceres?
—Sí, ¿por qué?
—Es bueno que sepas algunas técnicas de combate y defensa. Nos acercamos cada vez más a la fortaleza y no sabemos que nos depara el camino, así que toma esta espada que traje de Arkania y pone atención.
El muchacho asió el arma entregándose a la enseñanza de un hombre que ha demostrado ser más poderoso de lo que aparenta ser.
—Bien, Demian, has estado a la altura de este viaje, por ello estimé que debes aprender lo básico para manipular un arma, ¿estás preparado?
—Listo y esperando.
Arien se hizo un café sentándose con los demás xeronianos para observar el entrenamiento de Demian iluminados por la fogata y escuchando la lluvia que suavizó su caída. Homter por su parte, le dijo con ironía al joven.
—Mantente relajado, Demian, Sokaku es un excelente maestro, sólo te dará unas pequeñas contusiones y magulladuras en tu primera lección.
Todos rieron de buena gana hasta que el vagabundo dejó su Non-La a un costado dirigiéndose a su aprendiz.
—Primero que nada, sangre fría y nervios de acero, mente concentrada y tranquilidad al combatir. El nerviosismo es propio de las batallas, pero debes saber controlarlo para poder tomar buenas decisiones. Nunca olvides eso.
Sokaku le instruyó a Demian desde lo fundamental partiendo en como empuñar el arma, posturas de defensa, reacción a ataques, movimientos de desplazamiento y golpes básicos. El joven estuvo varias horas practicando los ejercicios que su amigo le exigía ante la atenta mirada de su mascota y de todos los hombres quienes recordaron aquellos viejos días cuando en la ciudadela, entrenaban arduamente para ser aspirantes a xeronianos.
***
—Esta vez te golpearé, Mick —decía un adolescente Homter—, eres muy astuto, pero abres la guardia. Sólo un poco más rápido y te venceré.
—Te has vuelto fuerte —respondía el moreno alumno—. Tomaré tu crítica como una advertencia.
—A pesar de mi velocidad, me has neutralizado por completo —decía Kenji a Akira quienes entrenaban en paralelo—, venceré tu sólido Kung-Fu.
—Dame tu mejor ataque, te anularé otra vez—contestó el xeroniano del lobo.
Los cuatro estudiantes retomaron la lucha con sus respectivos compañeros buscando la perfección en el arte de la guerra para convertirse en los mejores xeronianos, hasta que de repente, un hombre apareció ante ellos secundado de un trío de jóvenes ansiando entregarles una buena noticia.
—Veo que trabajan con afán, los felicito a cada uno de ustedes.
—¡Maestro Sunprime! —dijeron los cuatro al unísono, deteniendo la práctica y haciendo la genuflexión correspondiente.
—Como vosotros saben, estamos en período de recambio generacional debiendo examinar a noveles talentos que vayan ascendiendo de grado, por ello vengo a comunicarles que, desde ahora en adelante, empezarán a trabajar con alumnos aventajados para que asuman nuevas exigencias y desafíos.
—¡Muchas gracias, maestro! —respondieron todos.
—Además, les quiero presentar a tres de los aprendices avanzados con quienes entrenarán para que se conviertan en xeronianos mayores, y por qué no, en la futura generación de Los Nueve. Ellos son Syria Narya y los hermanos Arien y Ukyo Tatsomura.
—Hola —hablaba tímidamente la chica.
—¿Qué tal? —dijo Arien.
—Gusto de conocerlos —saludaba Ukyo.
***
Volviendo al entrenamiento de Demian después de las reminiscencias del pasado, los xeronianos vieron que el joven caía exhausto luego de horas de severa instrucción.
—Eso es todo por hoy —señaló Sokaku—, practica constantemente y mejora lo que te enseñé.
—Muchas gracias, lo haré —contestaba jadeante Demian. Sokaku y el resto de los xeronianos, aplaudieron al joven que apenas pudo esbozar una sonrisa luego de la ardua jornada. El joven percibió que todos le entregaban confianza con miras a transformarse en un futuro discípulo de Xeron.
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Editado: 19.03.2024