Los Xeronianos Del Universo - Libro I El Guerrero Del Sol

Capítulo XXVII

   Poco después de la detención de Sokaku junto a su grupo y antes del arribo de Bubba y Syria a las Catacumbas Secretas, el capitán Cybot Andemioun y sus ayudantes buscaban afanosamente por toda la ciudadela a Ukyo Tatsomura para advertir de la cuestionada decisión de negociar con el enemigo por parte de Kyro y el consejo. Mientras corrían de forma impetuosa por los pasillos de la gran ciudad, al capitán lo invadía una idea de que algo protervo circulaba en las altas esferas dado que la negociación podría ser la fachada de algo peor, y que su denuedo de oponerse al mandato del consejo, le podría pasar la cuenta a él y sus cercanos por ser una figura de confianza dentro de los xeronianos. Y ello se plasmó cuando al querer cruzar el camino hacia el templo de Mercurio protegido por Ukyo, diez guardias sorpresivamente no sólo les bloquearon el paso, sino que además tenían órdenes de capturarlo. 

—Necesito ir a ver a Ukyo de Mercurio —dijo Cybot Andemioun al guardia—. Es muy urgente y debo hablar con él. 

—Capitán Andemioun, tenemos la orden de impedirle la entrada ya que se nos comunicó de su exclusión como capitán general del ejército xeroniano. Usted y su séquito serán enjuiciados por alta traición y desacato contra la autoridad. 

—¿Qué? ¿Qué clase de broma es esta? Por si vosotros no saben, ellos quieren hacer pacto con el imperio de Daemon Kahn a costa de sus propias vidas. Ahora déjenme entrar hacia el templo, es de vida o muerte hablar con Ukyo. ¡Es una orden! 

—Usted se ha convertido en un proscrito por lo que ya no puede dar órdenes aquí, además Ukyo no se encuentra en su templo porque se le dio el precepto de ir a detener a Sokaku quien fue visto con otros rebeldes en las inmediaciones. Todos ustedes serán enjuiciados y la capitanía la asumirá el xeroniano de Júpiter, Asterious Kitaro. 

—¿Sokaku ha regresado? No puedo creerlo, entonces debe tener algo importante para nosotros y por ello ha decidido enfrentarse a aquellos que lo persiguieron durante años. ¡Están cometiendo una locura si enjuician a Sokaku y al resto! 

—No nos complique más, por favor —replicó el guardia—. Sométanse a la nueva autoridad y acompáñenos al tribunal xeroniano. 

     La incertidumbre del capitán Andemioun por haber sido exonerado del alto mando y ser testigo de su inminente captura a manos de los mismos subordinados que el dirigió durante años, lo dejaban en una situación compleja de confusión y desmedro, sin embargo, no podían darse el lujo de caer prisioneros ante Kyro y el consejo. 

—Hay que enfrentarse a ellos y huir de aquí como sea —dijo con telepatía Crystal—. Avisé mentalmente a mi amiga Sasha para que nos cubra mientras estamos dentro de la ciudadela, ya que no tenemos escapatoria. 

— Pero, ¿Cómo sabemos que Sasha no nos traicionará? —preguntó Gibson también de forma telepática. 

—Porque me acaba de confirmar que nuestra destitución ha sido comunicada por toda la fortaleza enviando a un grupo de guerreros para atraparnos. No tenemos más alternativa que ir con ella. 

     Los diez guardias se acercaban rápidamente con sus armas para cumplir la orden rodeando al grupo, no obstante, cuando parecían que iban a dejar apresarse, sorpresivamente los rebeldes atacaron a los que tenían más cerca derivando una trifulca entre xeronianos que terminó con los guardias golpeados y derrumbados en el suelo, motivo por el cual solicitaron de inmediato auxilio. 

—Lo siento, no es nada personal contra ustedes —decía Cybot—, porque han sido engañados por las mentiras del alto mando y no seremos víctimas de su traición. 

     Y diciendo eso, el capitán junto a Crystal, Gibson, Kevin y Bryan, huyeron raudos al divisar unas siluetas entrantes de todos lados para socorrer a los guardias heridos y apresar a los nuevos insurrectos que escaparon en medio del sonido de la alarma resonante en toda la ciudad. 

***

     Demian y Sam por su parte, lograron llegar a la entrada de la fortaleza, notando desde una cierta distancia, que la vigilancia estaba muy férrea con la afluencia de público, debiendo tomar algunas precauciones para poder ingresar sin sobresaltos. 

—Está complicado pasar por los otros accesos —decía Sam—, quizá ocurrió algo grave porque se están moviendo en diversas direcciones. Yo puedo entrar sin problemas ya que me conocen, pero lo complicado es como lo haremos para que pases sin cuestionamientos, además de que la información que posees debe obtenerla nadie más que el capitán Andemioun. 

—Habrá que inventar una mentira piadosa —respondía el joven acariciando a su perro—, quizá si me ven con mi mascota, no levante tanta sospecha. 

—Sí, eso tendremos que hacer. Escúchame bien, este es el plan ... 

     Los jóvenes caminaron estoicos hacia la recepción de la gran ciudad apreciando el persistente movimiento en la vigilancia y el tenso ambiente que se vivía a nivel general dejando en claro que algo no andaba bien, por lo que, al ver la llegada de ambos muchachos, uno de los protectores de la arcada principal se acercó con paso firme para interceptarlos. 

—Buenas tardes, estamos en estado de excepción, nadie puede entrar y/o salir de la ciudadela sin autorización. 




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