Había quedado en el total ridículo aquella noche.
Estuve un buen rato viendo el apartamento.
La sala constaba de un espacio de 4x4 aproximadamente, era decorada con muebles crema y rosa pastel, las paredes eran azul pastel -ya señor, llevame-. La cocina era pequeña, pero lo suficiente grande para que entrara una alacena, un refrigerador y una estufa que se situaba al lado de una pequeña barra con dos asientos -para comer, supongo yo-. Pase buscando el baño -es más grande que la puta cocina- y revise de arriba a abajo los diferentes perfumes y shampoo que me habían dejado. Entre al que sería mi cuarto; no tenía decoración, sólo paredes rosa pastel y desnudas, una cama lo suficientemente grande para mi, un televisor de pantalla plana, y un balcón que daba al frente del edificio.
—Perfecto. Me podré tirar por el
—¿Eres muy curiosa, no?
Me giré para encarar a la persona.
—Te he visto por las cámaras desde que llegaste, una conclusión; eres curiosa
—Dominic—. Asenti, en forma de saludo
—Cassandra, cariño. Tiempo sin vernos
—Te vi en el despacho de Sebastián para presentar a todos los concursantes
—Si, lo se. De eso hace quince días exactos.
Agréguemos que está loco. Y era feo. No para mi, pero si para algunos otros, como Rebe; Tenía la piel olivacea y repleta de lunares. Sus ojos eran verdes oliva -¡me copeo, me copeo!-. Tenía la mandíbula cuadrada, varonil para que me entiendas. Y era alto, me sacaba por lo menos dos cabezas. Tenía el cabello color castaño, muy bonito.
—¿Necesitas algo?—. Cruce los brazos sobre el pecho, de pronto tenía mucho frío
—Sólo pase a verte un momento, ¿piensas quedarte mucho?
—¿En la competencia? No lo se. Todo esto es una coincidencia, sacaron el nombre frente a millones de personas ¿no?
—Lo hicimos, cariño; lo hicimos
—Mi nombre no debía de estar ahí, fue Rebeca quien me inscribió. Yo no debería de estar aquí.
—No tienes que exagerar—. Cada vez se iba acercando más.
Me di la vuelta y camine los pasos restantes hacia la ventana. Podía sentir a Dominic detrás de mi; sus manos sobre mis hombros que estaban algo levantados debido a mis brazos cruzados. Mi cabeza podía caber perfectamente en su pecho. Pero eso había acabado.
—¿Sólo pasabas a verme?; Ya te puedes ir, ¿no?
Tal vez asintió o Tal vez no. Sólo escuche que salía y luego regresaba, dejaba algo en el suelo y salía. Me di la vuelta y vi la bolsa de Forever21.
«Pasaba por ahí. Me recordó a ti, cariño. Suerte en el programa»
Era un vestido blanco de Seda y una corona de flores que dudo comprara en Forever21. Pero eran preciosos. No los iba a usar pero eran lindos.
¿Qué tramas, Dominic?
(...)
Ya había caído la tarde y me había desempacado mis escasas pertenencias. Había escondido el teléfono desechable que me dio Rebeca en el armario del cuarto.
Por la tarde una chica del Staff entró para avisarme que era hora de la presentación entre concursantes. Nervios.
La chica me llevo a lo largo del edificio; me mostró el lugar donde nos veríamos por las mañanas, donde comería con los demás, donde conviviriamos todos los días el resto del año. Agotador.
(...)
Un maquillista se acercó corriendo a mi e insistió en tomarnos una Selfie para poderla publicar en su Instagram con el Hashtag #TeamCassandra. No sabía que eso existía. Pero sonreí para la Selfie con el hombre.
—Eres vanidosa por lo que veo—. Una chica me hablaba cuando el maquillista se había ido
—No lo soy— Murmure, molesta—. El me pidió una foto, yo sonreí y deje que lo hiciera
—¿Tú eres Cassandra, no?
La chica era bastante guapa, de ojos oscuros, cabello negro cortado a lo punk y pintado con rayas azules eléctricas. Llevaba unos pantalones de cuero negros, sandalias altas y una camiseta de Gun's and Rose's. Me extendió la mano y claro que yo sabía quién era.
—Zoé Simmons, un gusto.
Acepte su mano de buena gana. No era Harry Potter para estar rechazando manos a diestra y siniestra.
—Toma.
Me tendió un ejemplar de la revista The Gossip que prácticamente, por lo que sabía de mi madre, era una columna de chismes entera. Pero está vez, con asombró, admire que la portada tenia mi rostro sonriente impreso. ¡Dios mío, era yo!
—¿Lo leíste, verdad?
Negué con la cabeza abrí la revista para enterarme de lo que decían de mi.
Zorra Californiana
Me lleve la mano a la boca, ¿de qué estaban hablando?
El nuevo programa «Gravity Humiliation» está a la vuelta de la esquina y aunque no sabemos mucho sobre algunos concursantes si sabemos bastante de la señorita Cassandra Elizabeth Clark, cuya persona es amiga íntima de la joven Rebeca Reed, hija legítima del empresario Sebastián Reed que dirige este programa, nos queda preguntarnos ¿la señorita Clark entró por conecciones o un verdadero golpe de suerte le llego?