El señor Hugo cumplió su promesa, una reluciente armadura,un escudo y una preciosa espada,formaron parte del nuevo atuendo de la muchacha.El mismo corcel negro que había admirado a su llegada,se convirtió en su inseparable compañero, al cual puso como nombre Ergil.Cuando amboos estuvieron perfectamente equipados,el señor Hugo dejó a la cocinera a cargo de la vivienda y partieron al amanecer hacia el palacio.
La orgullosa Rose viajaba en un pequeño carruaje,con un vestido y peinado pomposos,ataviandose a sí misma luego de haberse desgañitado en vano llamando a Beatriz para que la ayudara a arreglarse:_¿dónde se habrá metido esa aprovechada ?, cuando regresemos,espero que la despidas_se quejó malhumorada a su padre que reía para sus adentros observando la gallarda figura de Beatriz enfundada en su férrea armadura cabalgando como un orgulloso señor al lado del carruaje.Rose no le dio importancia al desconocido, acostumbrada a los incógnitos amigos de su padre,y arrellanandose en su asiento,se dedicó a observar el paisaje circundante mientras avanzaban rumbo al palacio.
Al llegar,una hilera de tiendas de campaña lujosamente adornadas ,esperaba a los visitantes que iban a participar en el torneo. Rose fue alojada junto a otras damaa nobles en una de las alas del palacio.La superficial joven no cabía en sí de entusiasmo,al verse rodeada de tantas personas influyentes,se creía en la gloria y conversaba sin parar inventando historias fantasiosas que provocaban la hilaridad y la burla de todos.
Mientras, Beatriz y su señor,se acomodaron en una de las tiendas habilitadas para los participantes del torneo.Una indescriptible emoción embargaba a la joven,al regresar a su hogar,de lejos vio al príncipe y detrás lo seguía su hermana como una sombra.Sentimientos de dolor, rabia,tristeza y añoranza se apoderaron de Beatriz.Bajo el pesado yelmo, gruesas lágrimas empañaron sus ojos ahora grises como un día de lluvia,pero pronto se recompuso. Nadie debería conocer su secreto. El señor Hugo le ofreció gentilmente qurdarse a descansar en la tienda mientras él se reunía dónde otros caballeros para intercambiar palabras sobre la justa y la próxima coronación. Era un espectáculo magnífico, donde las diferentes casas de la nobleza exhibían orgullosamente sus pendones y estandartes, mientras los escuderos ajustaban las armaduras de sus señores y embridaban a los caballos de batalla que relinchaban impacientes por entrar en acción. A ambos lados del terreno de combate se alzaban las gradas donde la muchedumbre vitoreaba a sus favoritos, mientras en el centro se erguia el pabellón real con el emblema del palacio ,cubierto con un dosel color púrpura y oro. En el centro,se acomodó Margaret rodeada de los cortesanos y damas de compañía, en tanto la vanidosa Rose ,fruncia el ceño disgustada por haber sido relegada a uno de los costados del pabellón con las familias menos influyentes.
La justa comenzó al mediodía, era un día luminoso de un otoño que se negaba a ceder sus colores ocres y dorados al blanco del invierno.Los contendientes se alinearon a ambos lados del terreno y se saludaron con las espadas en alto.Un clamor de trompetas y vítores anunció la llegada del príncipe.Lucía majestuoso sobre su caballo blanco como los pañuelos que agitaban las damas que suspiraban a su paso.Tras un breve discurso de bienvenida, se colocó en uno de los bandos y levantando su guantelete dio la orden de comenzar.