La muchacha aguantó a pie firme la feroz embestida.El terrible impacto de la loriga estremeció su escudo resquebrajandolo desde el mismo centro.Beatriz se tambaleo por la brutalidad del ataque, pero atinó a saltar hacia un costado esquivando la próxima arremetida.
Un silencio sobrecogedor había inundado las gradas, los espectadores observaban atónitos cómo aquel endeble muchacho esquivaba y contraatacaba con la gracia y ligereza de un bailarín, los continuos y formidables golpes de su rival.
En efecto,luego de reponerse de su terror inicial, Beatriz había tomado por completo el control del combate.Sus estocadas se hicieron más precisas y certeras, mientras sus pies se deslizaban alrededor de su enfurecido oponente causándole fatiga y desconcierto. El gigante resoplaba con rabia como un toro herido,tratando de acercarse a la escurridiza muchacha para asestarle el golpe final,pero Beatriz astutamente buscaba el agotamiento de aquella mole de músculos acerados como única forma de vencerlo.
En un descuido,el caballero lanzó un golpe contundente, Beatriz cayó al suelo por el impacto protegiendose con el maltrecho escudo.Todo sucedió en fracciones de segundos.El enorme guerrero perdió momentáneamente el equilibrio producto de su propio impulso,momento que aprovechó la muchacha para golpear desde el suelo la parte posterior de sus rodillas con toda la fuerza de su espada.El descomunal guerrero cayó de bruces. Rápidamente Beatriz se incorporó y colocó la punta de su espada en la gruesa y velluda nuca del enfurecido caballero conminandolo a rendirse.La multitud se había puesto en pie conteniendo el aliento ante aquel desigual y épico espectáculo.Cuando el gigante arrojó su arma en señal de derrota,un rugido de vítores y admiración resono' en todos los alrededores del valle que rodeaba al palacio. Nadie podía creer semejante hazaña.Miles de flores y pañuelos fueron arrojados a los pies de Beatriz,que callada e imperturbable se limitó a saludar inclinando levemente la cabeza.
Luego de su espectacular victoria,Beatriz se retiró silenciosamente a la tienda para reponer fuerzas y armamento. A sus espaldas,las gradas estaban a punto de colapsar bajo los rugidos de admiración y el batir incesante de palmas del público que aún deliraba de euforia.
El siguiente choque sería contra el mismísimo príncipe, pues era el único además de ella que quedaba invicto.Si bien no era tan corpulento, macizo o feroz como tantos otros caballeros en cambio era un excelente estratega y astuto espadachin,por lo que Beatriz debía cuidar celosamente todos sus flancos si quería vencer a aquella máquina de guerra.Pero a lo que más temía la muchacha era a su propia reacción cuando estuviese frente a frente a su amado,sabía que los nervios la traicionarian.Envuelta en estos pensamientos se acercó al señor Hugo que descansaba luego de haber sido atendido por los médicos del torneo.
Éste la recibió con el rostro completamente vendado,pero aún así, sus ojos sonreian y a la vez lloraban por la emoción. Estiró sus manos y estrechó entre ellas las de la joven en señal de agradecimiento y admiración.En cambio, Rose no se había tomado la molestia ni siquiera de saber el estado de salud de su padre,para ella era vital codearse con la nobleza y buscar desesperadamente algún pretendiente con título y en ello priorizaba sus esfuerzos.
Beatriz besó las manos del señor Hugo:_tengo que agradecerle por haberme traído hasta aquí y por haber aprendido las técnicas de combate a través de usted,el mejor caballero,la victoria en realidad es suya.Ahora,¿me permite usar su escudo?, el mío ha quedado completamente inservible y pronto tendré el lance final nada memos que con Su Alteza_solicitó humildemente la joven, a lo que Hugo asintió inmediatamente cerrando y abriendo los ojos en señal de aprobación.
_Gracias mi señor, independientemente del resultado del combate,siempre le estaré profundamente agradecida, su casa será la más renombrada por su lealtad y valentía en todo el reino,ahora deme su bendición, ya tengo que salir nuevamente_ repuso al tiempo que la trompeta llamando al terreno a los nuevos combatientes,dejaba escuchar su estridente sonido.Beatriz se arrodilló espada en mano ante el caballero, mientras éste dibujaba la señal de la cruz sobre su frente