Los zapatos de Cenicienta

Capítulo XVII


En el preciso instante en que Beatriz se disponía a regresar al terreno de combate,una brillantisima luz,seguida de un polvo de estrellas,iluminó brevemente la tienda.El señor Hugo se incorporó a medias en su lecho completamente espantado,mientras, Beatriz quedó congelada de la sorpresa a un paso de la salida.Frente a ella se encontraba la anciana que la había ayudado durante todo ese tiempo. Tomó entre sus manos las zapatillas de cristal que Beatriz había traído consigo y las entrechoco' generando un sonido de campanillas agitadas por el viento:_Ya es el momento_ le ordenó con voz grave mirándola fijamente a los ojos mientras le devolvía  el precioso regalo.

Beatriz la entendió; extrañamente supo lo que debía hacer. Guardó los mágicos zapatos dentro de su cota de malla,muy cerca de su corazón y salió finalmente a enfrentar no sólo al príncipe,también y principalmente a su destino.

Las trompetas sonaron una vez más anunciando a los contrincantes.Beatriz aguardaba serena la llegada del joven. Éste apareció y quedaron frente a frente con sus armas desenvainadas.

Una extraña sensación se apoderó de ambos jóvenes.Sin querer,el príncipe se sentía imantado por aquel desconocido que contra todo pronóstico, había logrado imponerse a fuerza de inteligencia y arrojo en un combate que a todas luces estaba en su contra.Gentilmente le ofreció escoger el arma a utilizar. Beatriz respiró aliviada.Sus delicadas manos y frágil estructura no hubiesen podido sostener cualquier otra arma pesada.Por supuesto escogió la espada.El príncipe asintió y blandiendo la suya ricamente adornada,se lanzó contra la muchacha que ya estaba en guardia esperando el ataque.El desafío duró mucho más de lo que todos imaginaron.La larga experiencia en batalla del príncipe que desde niño había sido entrenado en el arte de la guerra por los más fuertes y valientes caballeros además de las incursiones en batallas en las que había acompañado a su padre siendo aún adolescente, le otorgaban  una valiosísima ventaja sobre su antagonista, pero aún así sabía reconocer a un valiente  sólo de observarlo.

Entre arriesgados lances,estocadas,movimientos astutos y formidables ataques sorpresa detenidos por los escudos,transcurrieron 40 largos minutos en los que ninguno de los dos adversarios mostraba signos de derrota ni cansancio.Beatriz anteponia la astucia adquirida en el anterior desafío a la contundente ofensiva del joven.En varias ocasiones tuvo la necesidad de cubrirse y retroceder ante la impulsiva arremetida de su rival, pero una y otra vez contraatacaba con valentía, logrando una vez más la ruidosa admiración de los presentes.

Una riesgosa maniobra ejecutada con extrema precisión e intrepidez,hizo que Beatriz lograra al fin entrelazar su espada a la del príncipe haciéndola volar por los aires a metros de distancia y rápidamente colocar la suya a centímetros de la garganta del joven.El príncipe perplejo,levantó los brazos en señal de derrota,mientras las gradas que habían permanecido en un silencio expectante, explotaban una vez más en una ola de conmoción.Nunca antes Su Alteza había sido barrido del escenario de combate con tanta facilidad y elegancia, su trayectoria imbatible habia caído desmoronada sorprendentemente ante los ojos atónitos de sus súbditos, que desbordaban emoción por todos los poros.

Beatriz no se atrevía a moverse de su sitio. Estaba consciente de la magnitud de su atrevimiento al derrotar al heredero al trono y esperaba estoicamente las consecuencias. El príncipe bajó los brazos,y ante el asombro y la admiración de todos,comenzó a batir palmas,primero suave y luego más enérgico en un sincero reconocimiento al valor y la maestría demostrados por su joven oponente.La multitud enardecida también aplaudía y gritaba de emoción.



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Editado: 14.12.2023

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