Se cercioró por última vez de que no hubiera nadie a la vista, que sus hyungs estaban distraídos y aprovechó que Jin no cerró bien la puerta para escapar.
Tomó su bicicleta y se dirigió a un área con más naturaleza. Le nació tomar fotos aquella mañana, y quería aprovechar su día.
Llegó a un pequeño parque cerca de un lago y decidió divagar para ver si encontraba algo.
No buscó mucho cuando lo encontró.
Sentada en una banca había una chica de largo cabello ondulado, el sol iluminaba parte piel y parte de su cabello haciendo que prácticamente brillaran, sus ojos estaban cerrados, sus labios estaban entreabiertos y sostenía entre su vestido beige un libro, cuyas páginas cambiaban acorde a la brisa de la mañana. Aquella imagen, con el lago de fondo, el colorido cielo, los árboles y naturaleza como decoración fueron la toma perfecta.
Trato de ser discreto, no quería asustarla.
Después de tomar las fotos, simplemente se quedó ahí, observándola. Era raro poder estar cerca de una chica sin que gritara, llorara o se desmayara. Perdió la noción del tiempo.
Tenía la intención de acercarse a ella para pedirle permiso de usar aquellas fotos bajo el apodo de Vante, y claro preguntarle su nombre.
¿Lo reconocería? Era un riesgo que estaba dispuesto a tomar.
Antes de hacer eso, sintió un escalofrío; supo de inmediato que se enteraron que había escapado. No se llevó su teléfono, por lo que si no aparecía de inmediato en serio haría que se preocuparan.
Resignado, volvió al departamento.
Apenas llegó todas las miradas se posaron sobre él. No pudo evitar reírse un poco.
— Te desapareciste por un rato y no te llevaste el teléfono, no sé de que te ríes — habló Yoongi
— Es que imagine que así debe sentirse llegar a casa después de que te escapaste y están tus padres esperándote con ganas de matarte.
— ... Solo desayunemos — dijo Jin.
— Hoy todos están raros — declaró Yoongi — Jin esta distraído desde hace rato, Hobi no suelta su lectura ni aunque los demás se peleen, Namjoon nunca se había desvelado por un libro, Jimin compra demasiados libros de un momento a otro, Taehyung se escapó y Jungkook... bueno, solo molesta pero creo que es el más normal hasta ahora.
— La verdad... hoy que fui a comprar algo... hablé con una chica extranjera — dijo Jin lo último con un poco de pena y bajando la mirada.
Todos lo miraron de inmediato, aquello si que era la buena nueva. Nadie estuvo ni cerca de pensar que Jin estaba hablando con una chica, Jungkook casi escupe su jugo de naranja mientras Hobi y Taehyung se burlaban de él; todos estaban emocionados por aquella noticia.
Comenzó el bombardeo de preguntas.
— ¿Ya se conocían de antes?
— ¿Cómo se llama?
— ¿Tú le hablaste a ella, o ella te hablo a ti?
— ¿Te reconoció como idol?
— ¿De qué hablaron?
Namjoon intervino.
— Primero dejen que nos cuente y luego ya preguntan. Aprendan a tener paciencia.
Jin le agradeció y empezó a relatar, con detalle, todo su encuentro de aquella mañana. Para su sorpresa, nadie lo interrumpió ni una sola vez.
Jungkook se puso de pie y sonrió maléficamente.
— Vamos a buscarla.
— ¿Qué?
— Yo me apunto — dijo Jimin divertido de la situación.
— ¿Qué?
— ¿Vienes también, Taehyung? — preguntó Jungkook.
— ¿Eh...? ¡Ah, por supuesto!
— ¡No, si voy con ustedes será un desastre, la asustarán!
— Estoy de acuerdo.
Todos miraron a Namjoon con cierta incredulidad.
— No de acuerdo de que vayan todos, pero sí de que deberías intentar buscarla.
— Yo no me meto en esto — dijo Yoongi mientras se levantaba de la mesa e iba al Genius Lab.
Jin decidió escuchar a Namjoon, aunque llevar a la Maknae Line no le parecía la mejor idea del mundo, los menores no estaban dispuestos a cambiar de opinión. De cualquier manera, no creía encontrarla, por eso se resigno.
Salieron del departamento a la calle, hasta ahora logrando pasar desapercibidos. Jungkook y Jimin eran los que parecían más concentrados buscando una chica con las características que Jin les dio.
Jin estaba seguro de que estaban buscando en vano, la ciudad era enorme, las posibilidades de encontrarla en aquel lugar, justo en esa hora eran mínimas. No tenía sentido.
Cuando miro a su lado y la vio, con otro vestido, un sombrero que la cubría del sol y una canasta de dulces.
Al reconocerla, su mundo se detuvo.