Los jóvenes eran sometidos a trabajar, hasta que el Rey del infierno terminará de hablar con la pelirroja de ojos castaños. Porque su charla parecía más una tortura que una simple conversación. ¿Cómo fue que ella había llegado a ese lugar? ¿Tan mala fue en toda su vida? Eran pensamientos que yacían por dentro de la chica de carmesí. Lo mismo ocurría con sus amigos que motivo había para que la vida, los este castigando de esta manera tan cruel. Lo mismo ocurría con sus amigos que motivo había para que la vida, los esté castigando de esta manera tan cruel. El tercio de adolescentes accedieron venir al infierno solamente para negociar con Lucifer; el ex servidor de Dios pero, jamás se les pasó por la cabeza que los pusieran como de esclavos igual a las demás almas en pena no han renegar sus crímenes.
- ¿Qué haremos ahora? No podemos ayudar a Ode de esta forma-dijo Lida observando que estaban siendo vigilados por más de 4 demonios en su alrededor.
- ¡No hay manera! -Chilló Ángel muy acobardado-Debemos preocuparnos por nosotros a modo de escabullirnos de esta parte tan espantosa-dijo más huidizo con solo mirar este clase de sitio no podría sobrevivir ni siquiera un día.
-Cálmate, ¿quieres? -Lida lo golpea con irritación y el otro se quejaba.
- ¡Es inevitable, soy un miedoso!
-Oh, me sorprende que lo admites justamente ahora que nos encontrarnos en este lugar. -Musita Lida con una sonrisa mordaz -Víctor, necesito tu opinión -miró con una intriga al mayor de los tres.
-Mmmm...En realidad lo que tienes planeado no está nada mal-hablo el moreno cruzando ambos brazos para examinar con más cautela el sitio e indicarles a sus amigos para hacer el primer acto de huida -Aunque para que funcione necesitas un rehén. -el par jóvenes se desconcertaron y el chico mayor suspiró. -Me refiero que uno de nosotros deberán ser de señuelo hasta que podamos rescatar a Ode. -Lida y Ángel finalmente comprenden y la gordita de estatura pequeña observa fijamente al castaño, era el indicado para esto, cosa que Angel se percata al instante se niega rotundamente.
- ¿Por qué no? -Preguntó Lida divertida-¡Esto no solo podrá salvar a nuestra amiga, sino que a nosotros también! -dijo tratando de convencer al chico.
- ¡¿Quieres ver morir a tu mejor amigo?! ¡Si me pones de carnada, significa que yo voy a desaparecer en manos de un demonio! -se quejó Ángel latoso.
-No te va a pasar nada. Somos humanos especiales para Lucifer. ¡Deja ya el drama! -Lida se irritó de su sensibilidad -Si en verdad nos quisieran muertos, hace rato no te estaría hablando de mi plan.
-Lo haré. -accedió rendido a las manipulaciones de su amiga.
- "¡Bien, pude lograr convencerlo! Ahora nos queda como..."-ella fue interrumpida de sus pensamientos por una luz demasiado brillante viniendo hacía su dirección, apenas se podía ver algo-"¿Qué es eso?" -dijo sorprendida como aquella iluminación logra desterrar en un abrir de ojos a los demonios de su alrededor.
- ¿Ustedes son...?-Ángel se acercó lentamente a esa luz.
- ¡Tonto, aléjate! -Exhaló la gordita colocando su mano de la camiseta del trigueño para detenerlo-Parece que esa iluminación nos puede matar. ¿No te das cuenta? -dijo Lida regañándolo algo miedosa.
-Los vi.
- ¿De qué hablas? -Lida y Víctor se desconcertaron.
-Los Arcángeles. Esta energía tan pura se trata de ellos, estoy seguro. -dijo Ángel sin poder creerlo que los servidores e fieles de Dios hayan entrada al infierno. -Creo que...vinieron ayudarnos-el trigueño cerraba los ojos al sentir tanta pureza.
-No deben temer.
- ¡Son ellos! -dijo Víctor sorprendido al mirar las apariencias de los fieles ayudantes de su creador Dios.
-Se supone que nosotros como humanos que somos, no podemos verlos-Lida tragó duro de los nervios lo que veía realmente ante ella, era imposible de creer.
-Hicimos una excepción con ustedes. -sonrió uno de los arcángeles -Además tienen corazones puros y creyentes de Dios y su hijo Jesús. -mencionó el ángel captando la atención de la humana gordita.
-¿De verdad? ¿Lo dices para sentirnos mejor? -espetó Lida sin apartar su honestidad que tiene la chica.
-No es así, pequeña. Tenemos Buenas intenciones, es comprensible que estén a la defensiva pero, no deben asustarse. Somos mensajeros de Dios. -indicó el arcángel Miguel con tono sereno -El nos pidió que ayudemos a los humanos que son involucrados a las reglas imponentes de Lucifer. -agrega con una sonrisa cálida a los tres adolescentes.
-¡Queremos salir de aquí! -dijo Ángel un poco nervioso.
-¡Idiota! ¿Te olvidas de Ode? -le fulminó con la mirada haciendo que se asustara el trigueño y Lida se da cuenta lo que acaba de hacer, empieza avergonzarse con el rostro de color tomate. -Mil disculpas...yo estoy preocupada por mi amiga que está encerrada con Lucifer. -se lamentó apenada con los arcángeles.
-No se incline, por favor. Su angustia pronto se irá, porque mis compañeros y yo iremos en dirección a ayudarla a su amiga. -menciona Raguel otros de los arcángeles, interrumpiendo las palabras que iba predecir el ángel Miguel como para ayudarle Lida. Y Raguel se adelanta dándole un gran aliento de ofrecimiento cierta humana de físico grueso. A pesar de ser un guerrero y mensajero de Dios, le parecía bastante linda aquella chica gordita.
-Gracias -sonrió Lida inocentemente.
Raguel se había quedado por unos instantes embobado por la adolescente y sus compañeros se percatan de ello, empiezan a suspirar de lo mismo de siempre.
-Lo siento mucho, debemos irnos, antes de que Lucifer siga lastimando a su amiga. -intervino el ángel Sariel para llevar del brazo a su compañero que parecía fuera de lugar. Miguel lo seguía para no hacer mucho escándalo, mientras que los tres jóvenes se extrañaron y piensan que incluso los ángeles tienen esa clase de incomodidades.