Un encuentro inesperado, fue con el hombre que salvó a todos los humanos de la esclavitud y todo lo demás que podía acecharlos, justamente ahora otra vez el hijo de Dios, regresa a la tierra. Aunque en esta también debe tener una misión importante para volver, Jesús sabe que la humanidad no es del todo de soportar tanto dolor y cometen errores que son incapaces de perdonarse consigo mismos, Jesús no desea eso para ellos.
—Mi señor... —susurra mirando a la joven que parecía a la defensiva con el hombre de túnica blanca. Aunque al ser celestial se hacia conocido el rostro de la bermeja. —Ya lo recuerdo, ella es...la mujer que había desobedecido a nuestro hermano Lucifer en las reglas que inculcó en la tierra. —dijo ya recordando a la chica de cabellos de tono rojizo pero, analizando un poco la situación, ¿Porque el hijo de su creador se molestaría con una humana que desechó las órdenes del Rey del infierno?
Los recuerdos que yacían en su cabeza habían sido borrado por su mismo Dios. A pesar de ser un ángel de nivel superior y el más confiable para su señor creador, no podía saber por el momento la importancia a los humanos con corazones puros. Incluso sus otros hermanos tenían la memoria vacías de lo sucedido con la última discusión con Lucifer, puede que Uriel haya desvanecido las imágenes a los cuatro jóvenes humanos sobre la existencia de los arcángeles pero, los mismos seres celestiales le inculcaron unos recuerdos inventado por Dios, ninguno de los jóvenes y arcángeles se podrán reconocer.
—¿de qué me está hablando? —preguntó la chica retrocediendo un paso atrás.
—No se angustie, por favor. Yo solo quiero ayudarla.
—Nadie puede salvarme, soy alguien que no merece a nadie. —dijo con amargura. —Yo no se quien es usted pero, esto no es un lugar donde que aparezcan los espíritus. Aquí viven los humanos. —espetó Odette mirando su apariencia.
—Déjese ayudar. —pedía el hombre.
La bermeja no comprende la insistencia de este sujeto o espíritu como se llame, no era momento para hablar con los fantasmas. Debía pensar en cómo arreglar su noviazgo de una manera sutil, y su problema con lo de la posible suspensión y reacción tomarán sus hermanos mayores al descubrir que sin ellos nada está bien. Por eso no ella no puede perder tiempo en un espíritu le diga que la salvará.
—Ya. Basta. —dijo aproximándose al hombre. —Usted debería tener su alma en paz. —susurra Odette tratando de ser lo más sutil posible.
—Sólo piénselo, si desea ser ayudada, me llama. —le entrega una cálida sonrisa nuevamente y se va junto al ser celestial que lo esperaba.
—¿Esta bien? —preguntó confuso el ángel.
—Si. La niña debe tomar una decisión pero, es igual. —el hombre asintió sonriéndole a unos de los guerreros de Dios.
—¿A quién, mi señor? —Miguel se desconcierta aún más.
—Ella tiene un parecido a Pedro. —menciona Jesús con un tono melancólico. —Su forma de no confiar al principio es inevitable. —hizo una pausa en seguir caminando. —Estoy seguro que la señorita Odette, vendrá con nosotros.
—Si usted lo dice, veremos que hará la humana. —dijo aún sin mirar a la bermeja que se recostaba en el pupitre que le pertenecía en estos largos años desde que entró a la preparatoria. Miguel seguía sin lograr cada palabra del hijo de Dios, incluso de las razones llevaba a todo esto. Seguramente muy pronto lo entenderá, no es necesario pensar mucho en ello. —Mi señor es mejor volver. —el hombre de túnica asintió.
La verdad saldrá a la luz. Un pequeño susurro salió del hijo de Dios.
Estos humanos de este siglo parecen que están divididos en tratar no caer en emociones negativas y los que no le dan importancia de la vida. Para Jesús, el mundo de los seres humanos que ha pasado por Muchas cosas y que todavía estará desatado en problemas, ellos mismos con sus manos tendrán afrontarlo.
—¡Odette, despierta! —una voz la levantó rápidamente dejándola con fastidio en su rostro.
—¿Qué quieres? —ella le fulmina con la mirada y ella solo se ríe nerviosa. —Kassu, no andes con rodeos. Dime.
Ella es Kassandra Ellen, la mejor amiga de Odette podía decirse porque casi ya no pasan juntas, se debe a las manipulaciones de Katherine y ahora se arregló todo. Han logrado hablarse como antes. Odette tiene un tono frío con ella, porque no todo el tiempo ella estaría por siempre con la chilena. Así es Kassandra nació en Chile y sus padres se mudaron a Ecuador, hace algunos años y pudo entrar a la institución. Bueno ella es una chica muy apegada a Odette por le es complicado separarse de la chilena, aunque Kassandra es una buena persona con algunos que no lo merecen realmente pero, lo que nadie está enterado que ella sufre de un trastorno a la sociedad; eso significa que es de pocas palabras. En ciertas ocasiones se enoja frecuentemente y sus padres han mantenido la postura por su hija menor, y otras es una chica simpática que no parece nada a la joven que acabó de ser muy grosera de hace unos minutos.
—¡ah! ¡Cierto! —recordó la pelinegra. —El director te mandó a llamar. —Odette rodó los ojos fastidiada de solamente ir a la oficina de ese irritable hombre que pasa en reprenderla desde sus 15 años. No había paz en su vida personal. —¿Irás? —preguntó Kassandra angustiada juntando sus ambas manos.
—Si.
—Puedo acompañarte —dijo rápidamente apoyando al brazo de la pelirroja.
—¿Qué rayos haces?, ¡Suéltame! —dijo Odette molesta quitando su mano bruscamente. —No necesito nada que venga de ti. —soltó harta de todo. Aunque las palabras de la joven hayan sonado un poco frío.