Capítulo 6: El Despertar

Carina se encontraba despertando y logro escuchar una especie de discusión. Sus ojos apenas lograron acostumbrarse a la luz, y cuando logro divisar por completo, hablo.

—¿Dónde…? ¿Dónde estoy? —Carina pregunto algo anonadada.

—Rina... —William y Darío pronunciaron al mismo tiempo tras escuchar su voz.

Rápidamente ambos intentan acercarse a ella, sin embargo, Daniel los empujo hacia afuera, quedando solamente él y Alina.

—¡Rina! —Impaciente, Alina la abraza.

Carina al estar confundida, no corresponde el acto de su amiga.

—Amm... Alina, ¿estás bien?

Alina se aparta suavemente de ella con unas leves lágrimas en sus ojos.

—Si —Una sonrisa alumbra su cara mientras las gotas son limpiadas de su rostro.

Carina sigue confundida por el comportamiento de su contraparte, pero eso no impide que una sonrisa se forme en sus labios.

—Rina —El Doctor la llama.

—¡Oh! Doctor, dígame ¿Qué hago aquí? —Pregunto curiosa.

—¿No recuerdas nada de lo ocurrido? —Pregunto preocupado.

—¿Eh? —Carina hace un intento por recordar lo acontecido el día anterior—. Yo... Lo último que recuerdo es... a mis dos nuevos ejecutivos discutir. A decir verdad, no recuerdo el tema en condición —aclara de a poco sus ideas.

—Perfecto —Daniel dice satisfecho.

—¿Ya la podemos dar de Alta? —pregunto Alina impaciente.

—Claro —afirmo Daniel.

—Qué alegría —Alina suspira aliviada.

—¿Cuánto tiempo duré aquí? —pregunto Carina

—Un día y medio —Contesta su asistente.

—¡¿Tanto?! —se sobresalta.

—Has trabajado mucho, pudo reflejarse en tu ataque de pánico —explico Daniel—. Bueno, mi trabajo está hecho. Una enfermera vendrá con tu ropa y para que firmes tu salida —Abre la puerta—. Que tengan un lindo día —sonríe y cierra la puerta tras de él.

Alina suspira completamente aliviada.

—Oye, no es como si me fuera a morir o algo así —bromea.

—Pero yo lo sentí así —respondió seria.

Carina la miro sorprendida, era la primera vez que la veía con esa cara.

—Aquí hay algo que no me estás diciendo —sospecha.

—¡Para nada! Es solo que... —trata de buscar una excusa—. No estoy acostumbrada a los hospitales.

—Oh, ya veo. Para mi igual, es mi primera vez en un hospital —le sonríe.

Alina se preocupa un poco más por su respuesta, porque claramente, eso no es cierto.

Cuando Daniel sale de la habitación, se encuentra con William y Darío caminando de un lado a otro, inquietos. Al verlo, se acercan hacia él.

—¿Cómo está Rina? —El primero en hablar es Darío.

—¿Podemos verla? —William hizo la segunda pregunta.

—Lo lamento, pero no puedo dar esa información, a menos de que se trate de algún familiar —miente.

—¡Doctor! —Un hombre adulto se acercó a paso rápido.

—Señor Edgardo —dijo el Doctor Daniel.

—¿Cómo se encuentra mi hija? —pregunto ansioso.

Daniel se acerca a su oído y le susurra los resultados. Los chicos tratan de agudizar su oído para poder escuchar.

Edgardo suspira aliviado.

—Qué alivio. Temía que ocurriera lo mismo —confiesa.

—Eso no pasará —le da leves golpes en la espalda.

Edgardo mira a los chicos y los identifica inmediatamente.

—¿Qué hacen ellos aquí? —dijo en un tono firme.

William afina tu voz.

—Buenas, Señor. Soy William Wandelbar, compañero de trabajo de Carina —extiende su mano.

—Sí. Te conozco, a los dos —revela.

Darío le da un leve codazo a William en el estómago.

—Son el nuevo gerente comercial y financiero —acierta.

Ambos lo miran sorprendidos.

—El Señor Edgardo Entoni, no solo es el padre de Carina, sino el dueño de la empresa en donde ustedes cuatro trabajan —revelo Daniel.

William queda totalmente asombrado, pues nunca conoció al padre de Carina y menos esperaba que se tratara de su jefe directo.

Darío solo sintió demasiada pena, al saber que él sabía todas sus atrocidades ante Carina y ahora su vida laborar estaba en sus manos.

—Temo decirles que deben esperar en la sala de recepción —comento Daniel.

—Sí. Iremos ahora mismo —no aparta la vista de ellos hasta salir del lugar e ir a la recepción.

Incómodos, los chicos siguen a Edgardo y esperan a Carina ahí. Tras unos minutos después, ella junto a Alina llegan a la recepción.