Cuando recuerdo ese dia, siento como mi corazón se hunde, duele de forma horrible y parece que no puedo respirar, cada dia me repito que no seré capaz de continuar con esto, pero me da tanto miedo cuando pienso en las consecuencias que decido mejor continuar con esta farsa.
—Darío —mi madre me llamo, sacándome de mis pensamientos—. ¿Te pasa algo?
—No, no tengo nada —respondí desganado.
Estábamos en el comedor de mi casa y no había tocado mi comida en lo absoluto.
—Debes comer, anda o se te hará tarde —reprimió.
Solo gire los ojos, odiaba que me dieran órdenes.
—No tengo apetito —respondí de mala gana y me levanté de la mesa.
—¡Darío Harun! Regresa ahora mismo —alzo la voz mi madre.
—Déjalo, cariño. Sino quiere comer, que no coma —escuche decir a mi padre.
—Si, claro, para que después nos responda de peor manera.
Hay estaba la pelea de todos los días, mi padre solía ignorar ese tipo de comentarios de mi madre… Era algo histérica, a decir verdad, el por su parte era mas simple, en la casa como en los negocios.
Tomé mi mochila y Sali de la casa, me detuve un momento para admirar la casa de mi mejor amiga, Carina… Aunque no se si hoy en dia puedo tener el derecho de llamarla así…
Llegue a la escuela y con miedo mire por todos lados, evitando a aquellos que han destruido mi vida desde que los conocí, no tuve éxito.
—¡Darío! ¿Dónde estabas? ¿Te estabas escondiendo de nosotros? —pregunto Shayl mientras sujeto mi cabeza con fuerza.
—¡Suéltame! —grite mientras trataba de zafarme.
Es uno de los amigos de Halif que solo busca molestarme, siempre tratan de heridas físicas.
—Ya déjalo, o lo vas a desgastar —comento Halif.
—Solo trato de enojarlo para que los golpes que le de a Carina ahora si sean con odio.
Odio el que tengo por mi vida ahora, no tengo suficiente con que lo recuerde cada segundo, sino que ellos también se encargar de hablar alrededor de eso.
—Puede que tengas razón, pero si lo cansas no podrá hacerlo correctamente —continuo Halif.
—Cómo me gustaría que ella llegara mas temprano, como siempre lo hacía. Ahora llega casi a la hora del timbre, es irritando —comento Camila, una chica superficial, totalmente diferente a Rina.
—Si la seguimos asustando quizás termine dejando la escuela —se burló Aida, una chica sádica e hipócrita con todos.
Realmente no se lo que hice para terminar rodeado de este tipo de personas. Antes tenia a Rina y era todo lo que podía desear, una chica linda, amable y muy divertida, que comprendía por completo lo que es tener que vivir bajo la sombra de tus padres.
Temía totalmente cuando escucha la puerta de la escuela abrirse, porque sabría que en cualquier momento ella entraría por ahí y debería cometer actos horribles contra ella…
—Oh, creo que ya llego. Hora del show —pronuncio Aida con malicia total.
Suspire para mis adentros, no se por cuanto tiempo mas podre seguir soportando esto, cada dia siento que será mi fin. No puedo soportar ver la cara de miedo en Rina… La única vez que ella hacia esa cara era cuando no quería que le hiciera cosquillas… Ahora no quiere que la golpee más.
He intentado miles de veces ir con los maestros, pero ellos me siguen a todas partes, están a primera hora en la escuela y no se van hasta que yo me vaya. Mis padres no creo que lo comprendan, están concentrados en sus vidas materialistas.
Cada dia que la golpeo, cada vez que la lastimo, siento que mi corazón se romperá en miles de pedazos, me encantaría poder decirle la verdad que todo esto lo hago para que no sea mucho peor… Trato de convencerme en mi cabeza de que es lo mejor…
Pero no es así, soy un cobarde, un cobarde que teme ir a la puerta de su casa por vergüenza ¿Qué le diré? ¿Me creerá? ¿Las cosas serán diferentes si se lo cuento?
No lose, no quiero averiguarlo, me duele tanto no saber que hacer, me duele tanto estar solo.
Intenté que fueran solo insultos, pero cuando ellos veían que no le lastimaba, ellos lo hacían y no podía soportar ver que otros la lastimaran, decidí hacerlo yo…
Pero no era nada mejor, porque era yo quien también era golpeado por ellos si no hacia lo que querían.
Las cosas cambiaron de un dia para otro, literalmente. Rina no fue a la escuela un dia, creía que seria normal debido a sus lesiones… Sin embargo, el carro de su padre no se encontraba en la casa.
Al dia siguiente me anunciaron la peor noticia de mi vida.
—La Señorita Carina Entoni se ha mudado a otra ciudad por motivos laborales de su padre, así que no seguirá acompañándonos.
Mi corazón se hundió, no puedo saber si fue igual o peor que cuando me obligue a seguir con este teatrito.
Mi mente divago en todo lo mal que le hice y volví en si cuando me encontraba en la hora del almuerzo.
—Que puta mujer de mierda —soltó Camila con rabia. Era obvio que se refería a Carina.