Lost Memory

El amor no puede todo

—¡No puedo irme todavía! —le grite a Arthur que estaba en la puerta de mi oficina.

—¡Esta bien, pero no me grites! —respondió de igual forma.

Me calle, tenía razón, no tenía motivos para gritarle de esa manera, pero estaba molesta.

—¡Es que! Tengo mucho trabajo, pero vete a casa y salimos otro dia —pedí, realmente no quería tener cerca.

—¡No! —volvió a gritar—. Quiero pasar la noche contigo hoy.

Sus palabras me toman por sorpresa, siempre ha sido muy directo con lo que quiere, pero a veces simplemente olvido que ya llevamos dos años de relación.

—L—Lo se… Yo también —admito por lo bajo.

Pude ver como se alegró.

—Te esperare a fuera, estaré con Alina —dio media vuelta y cerró la puerta.

Me deje caer en mi silla, me gustaba estar con él, pero no quería que estuviera allá a fuera, me hacía sentir más presión.

Sacudí mi cabeza y me concentré en el trabajo.

Arthur, mi pareja actual, bastante atento y dispuesto a todo por mi… A decir verdad, a veces me sofoca que siempre este detrás de mí, me gusta tener tiempo para mi o simplemente tengo demasiado trabajo para hablar o salir con él.

Se perfectamente que si no tengo tiempo para un novio no debería tenerlo en primer lugar, sin embargo, a mí también me gusta estar con él. Pero claramente no siempre estaremos de acuerdo en todo.

Lo conocí en una de esas reuniones de negocios, conversamos un poco y terminamos saliendo un par de veces hasta finalmente formalizar en una relación de noviazgo.

Deje soltar un largo suspiro tras recordar eso. No es mala persona, al contrario, es simpático, sino, no estaría con él en primer lugar. Sin embargo… No se que es lo que me pasa, pero probablemente no le de la importancia que debería esta relación.

Terminé mi trabajo, volví a suspirar y Sali de la oficina, y ahí estaba el ahí, junto a Alina, estaba leyendo un libro.

—¿Terminaste? —pregunto Alina.

Arthur alzo la vista y se incorpora de inmediato.

—¿Lista? ¿No te falta nada más? —pregunto torpe pero dulcemente.

No pude evitar sonreír ante su interés y negué con la cabeza lentamente.

—No, terminé todo —respondí tranquila.

—¡Ah! Que emoción, me temía quedarme más tiempo aquí —comento Alina cansada.

Rei ligeramente ante su comentario.

—¿Quieres que te llevemos, Alina? O ¿Prefieres venir con nosotros?

Arthur era sumamente considerado con mis amigos o sus amigos, Alina no era una excepción, me encantaba ver como trataba de llevarse bien con ella e involucrarla en todo. Mas allá de ser mi asistente, Alina era mi mejor amiga.

—No, no. No pienso arruinarles la velada. Vaya y diviértanse. Nos vemos, mañana.

Se despidió y salió de la oficina.

Arthur resopla, pensando que hizo algo malo.

—¿Tú crees que no le agrado?

—Mas bien —me acerque a el y lo tome del hombro—. Esta cansada y quiere irse a dormir —explique alegre.

Arthur bufa.

—Yo no lo veo así —se rasca la nuca.

Me inclino hacia el y le beso la mejilla, posteriormente abrazo su brazo con fuerza.

—Mejor llévame a cenar. Muero de hambre.

—¿No comiste a la hora del almuerzo? —pregunto con tono molesto.

Bufe por lo bajo.

—Tenía mucho trabajo —respondí irritada.

—No es excusa para no alimentarte bien —hablo en un tono severo.

Abrace con mas fuerza su hombro tras aquel sermón. Odiaba que me dijera esas cosas, es mi trabajo, no puedo simplemente dejar de hacerlo y ya.

Escuche como soltaba un suspiro largo.

—¿Quieres espagueti o lasaña?

Me sentí feliz al saber que dejaría de lado el tema y me llevaría a comer.

—¡Vamos por pizza! —alce la voz emocionada.

El hizo una mueca instantánea.

—Mencionabas pura comida italiana, además ¿A quien no le gusta la pizza?

—En primera, hay un restaurante italiano cerca y en segunda, la pizza no es un buen alimento para cenar.

Bufe.

—¿Vas a invitarme o no? —sentencie.

Volvió a suspirar, tomo aire y me miro.

—Pedimos pizza en la casa y yo ceno comida china.

Celebre con un grito de ánimo y le volví a besar la mejilla.

—Eres el mejor —halague.

Él sonríe por lo bajo y nos dirigimos para ir a su apartamento. Después de comer mientras veíamos mi programa favorito, nos fuimos a acostar e hicimos el amor.

No quería tener hijos, pero el sí, aun así, era complaciente. Yo tomaba las pastillas anticonceptivas, pero él se negó a que las siguiera usando por sus efectos secundarios. Realmente creo que se preocupa demasiado… Es algo irritante cuando sobre piensa demasiado.




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