Me gradué de la secundaria y me fui a estudiar finanzas. Siendo sinceros es una carrera muy bien remunerada y no tendré complejidad de dominarla.
Mis otras opciones eran Medicina o Leyes, quería algo bien remunerado, pero más bien quería alejarme lo mas posible de el capto de mis padres, pero tras analizarlo bien, era la mejor opción.
Tenia un compañero en la secundaria que se convirtió en un gran amigo, era algo engreído, pero digamos que nos entendíamos bastante bien. Él tenía el mismo dilema que yo, no quería dedicarse a lo mismo que su padre.
Su caso era mucho mas extremo que el mío, pues su padre tenía su propia compañía y prácticamente tenia su vida resulta, pero él decía que no quería depender mas de las personas o estar atado y de cierta forma, lo entiendo perfectamente.
Fuimos a universidades diferentes debido al estatus en que nos encontrábamos cada uno, perdí contacto después de eso, no me hace sentir mal en lo absoluto, algunas amistades duran y otras no… Y otras son destruidas.
Carina, la única amiga que he extrañado. Yo la solía llamar Rina. Después de el incidente en la secundaria no volví a saber nada de ella, siendo realistas, es mas que obvio que su padre la habrá sacado de la escuela por cuestiones de seguridad y salud… Pero ¿Por qué no contactarme?
¿Acaso estaba molesta por no haberla defendido? ¿Estaba decepcionada de mí? Intente comprender muchas veces como es que ella debió sentirse cuando despertó, casi siempre pude saber cómo se sentía, era fácil leerla, como un libro abierto y es por eso que esto no lo entiendo, no parece ser algo que ella haría.
A decir verdad, no recuerdo mucho, la mayoría de las cosas están algo borrosas, solo recuerdo siluetas, insultos y a Rina en peligro. Eso me hace sentir patético, Carina era una chica que estaba rota igual que yo, pero que floreció al poco tiempo de conocerme, no sé si hice lo correcto, solo hice lo que quería y eso era verla sonreír.
Entrar a la preparatoria e intentar pasar desapercibido fue un total fracaso, no soy egocéntrico como mi amigo Darío, pero físicamente era atractivo. Así que las mujeres no tardaron en rodearme, intente no hacerle mucho caso a ello, ya que mi prioridad siempre fueron mis estudios, pero principalmente porque Carina de una y otra manera permanencia en mi cabeza y ese era un problema.
No digo que este mal enamorarse, pero precisamente yo, William, tengo un problema con esta mujer. Nuestra relación era todo, menos normal, estaba más que claro que entre nosotros existía no solo amor, sino tensión sexual.
Éramos adolescentes y claramente vírgenes, pero nunca me propase con ella, ni ella me insinuó nada jamás, pero muchas veces no podía parar de mirarla, algo me atraía siempre a verla. Me arrepiento enormemente de no haberla besado al menos una vez en todo lo que nos conocimos, esos labios se veían deliciosos.
Posteriormente mas mujeres vinieron a querer hacer lo mismo que ella, pero fue ahí donde entendí que Carina era única para mí, porque nunca desee a nadie como la desee a ella, y no solo sexualmente, sino que deseaba hablar con ella, estar con ella verla exclusivamente a ella.
Si hablara con alguien sobre esto, estoy mas que seguro que me tacharían de acosador o enfermo por pensar así de una persona, porque yo mismo me doy cuenta de que estaba obsesionado por esa mujer, pero siempre la respete, por mas que llegue a quererla… No, yo amaba a Carina.
Conseguí un trabajo de medio tiempo, me mude a un cuarto compartido y seguí estudiando mi carrera, deseaba estar lo mas lejos de mis padres como pudiera.
Mi compañero de cuarto siempre invitaba a sus amigos y a decir verdad nunca me interese por querer socializar con ellos, hasta que un dia llegue del trabajo.
—¡William! —saludo mi compañero que ya se encontraba ebrio.
—Cuando vas a aprender que tu te emborrachas muy rápido, eres un mal beber —sermonee.
—No es mi culpa —se ofendió mientras me hace ojos de cachorro.
—Cierto, nosotros trajimos el alcohol —indico uno de los amigos de mi compañero.
—Mientras no vomites en el cuarto, esta más que perfecto —me adentre en el lugar y me dirigía hacia mi habitación.
—Oye, William —me hablo uno de sus amigos.
Voltee sin decir nada, esperando a que hablara.
—Hay una fiesta aquí cerca ¿Te agradaría ir?
—No —respondí rápidamente.
Realmente nunca me considere bueno para socializar, era muy malo para entablar conversaciones con los demás, pues resultaban ser de mentes huecas, hipócritas o simples patanes.
—Oh, vamos. Habrá morras chidas —intento alentarme otro del grupo.
—Tampoco me interesa —respondí mientras me quitaba el uniforme del trabajo.
—¿Es que acaso eres Gay? —pregunto mi compañero ebrio.
—No, simplemente no estoy de animo para ir a perder mi tiempo en una fiesta tan banal en la que probablemente terminen tan ebrios que pierdan toda pertenencia —explique.
Todos se me quedaron viendo con una cara que reflejaba exactamente lo que acababa de pensar, no soy bueno para socializar con otros.