Capítulo 3 - CAMBIARLO TODO
Harry me acompaña hasta mi compartimento y en la puerta están esperando un chico pelirrojo y una chica de melena larga y rizada.
- ¿Dónde te habías metido Harry? – pregunta la chica – Estamos a punto de llegar y hay que cambiarse de ropa – sigue hablando.
- Lo siento mucho pero me he encontrado con Malfoy y me paré a ayudarla, la estaba molestando – me señala – Brooke, te presento a mis mejores amigos, Hermione y Ron – nos presenta.
- Encantada de conoceros – respondo con una sonrisa.
- Igualmente – me contesta Hermione.
- ¿Eres nueva? – me pregunta Ron mirándome fijamente.
- ¡Ron no seas desconsiderado! – le reprocha Hermione.
- No te preocupes – respondo amablemente – Sí, soy nueva. Es mi primer año en Hogwarts.
- ¿De qué colegio vienes? – me pregunta ahora interesada Hermione.
- De Beauxbatons – contesto – Se encuentra al sur de Francia, justo en la frontera con España, que es de dónde soy – explico.
- Un día de estos tienes que contarme todo sobre la escuela – me dice Hermione acercándose a mí – pero primero tenemos que ir a cambiarnos. Ven, vamos – entrelaza su brazo con el mío – yo te llevo a los camerinos – comienza a andar.
No me da tiempo a despedirme de los chicos porque Hermione me arrastra con ella y me dejo guiar encantada por ella. La verdad es que está siendo muy amable conmigo sin ni siquiera conocerme. Al cabo de unos minutos llegamos a los camerinos y comenzamos a cambiarnos de ropa para colocarnos el uniforme.
- Oye, espero que no te moleste la pregunta que te voy a hacer pero… ¿Qué ha ocurrido con Malfoy? – me pregunta curiosa.
- Tranquila – respondo con una sonrisa mientras comienzo a quitarme el pantalón – Él y sus amigos empujaron a la pobre señora del carrito, haciendo que las cosas que había encima se cayeran al suelo y en vez de ayudar, se rieron. Así que después de ayudar a la señora me encaré con él y bueno comenzó a meterse conmigo. Me llamó sangre sucia pero me entró por un oído y me salió por otro. No me afectan los insultos de una persona así – abrocho la falda que me acabo de poner y me subo las medias.
- ¿Eres hija de muggles? – me pregunta dubitativa.
- Sí – respondo – pero me da igual, tengo unos padres maravillosos – me calzo los zapatos.
- Yo también soy hija de muggles – me dice y la miro a los ojos – Siempre me llama asquerosa sangre sucia y se mete conmigo. La primera vez que me lo dijo me sentó fatal. Sin embargo al paso de los años ya me va dando más igual – me dice cabizbaja.
- Pues no le hagas ni caso, es un idiota petulante, egocéntrico y gilipollas, para que mentir – le digo – No se merece nuestra atención, ni nuestro tiempo pensando él – me abrocho los botones de la camisa mientras me miro en el espejo que hay.
- Tienes toda la razón pero… - se calla y la miro para observar como sus mejillas se sonrojan por los pensamientos que hay en su cabeza.
- ¿Está bien bueno no? – le digo guiñando un ojo.
- Sí – confiesa y ambas reímos.
- Si no fuera tan gilipollas… - Hermione me da un codazo y ambas terminamos de vestirnos divertidas.
Cuando estamos listas salimos del camerino y volvemos a los compartimentos. Hermione me acompaña al mío y me ayuda a recoger mis cosas, después nos vamos a donde están los chicos y el resto del viaje lo paso con ellos.
El tren se detiene en la estación de Hogsmeade, por lo que me han contado los chicos es el pueblo que hay cerca de Hogwarts y algunos fines de semana les dejan ir a pasar el día allí. Nos bajamos del tren y un aguacero nos da la bienvenida. Caminamos intentando refugiarnos del agua que cae, pero es imposible.
Un hombre gigante nos intercepta el camino y nos dedica una sonrisa enorme.
- Me alegro de veros Harry, Ron y Hermione – saludo a mis compañeros.
- Hola Hagrid – responde los tres a la vez mientras lo miro hacia arriba para verlo mejor.
- ¿Tú debes de ser la señorita Parker verdad? – me pregunta y yo asiento – Soy Hagrid el guardabosques del Colegio – se presenta – El profesor Dumbledore me ha pedido que te diga que viajes con el resto de tus compañeros en los carruajes pero que lo esperes en el vestíbulo – me dice.
- Muchas gracias Hagrid – respondo sin hacer ningún comentario más.
- Tengo que irme, los de primero me aguardan, nos vemos dentro – se despide Hagrid.
- Adiós – respondemos los cuatro a la vez.
Seguimos nuestro camino y cuando llegamos a los carruajes y nos sentamos dentro. Estamos empapados hasta los huesos.
- Madre mía como llueve – me quejo mientras escurro mi pelo.
- ¿En Beauxbatons no llueve o qué? – pregunta Ron incrédulo.
- De vez en cuando – respondo riendo – aunque las temperaturas son un poco más cálidas que aquí – explico.
- Ahhh – responde Ron y no dice nada más porque no sabe que decir.
Me río bajito al igual que Hermione. El viaje es corto y cuando Hermione me da un empujón con el codo miro por la ventanilla del carruaje y veo ante mí el castillo de Hogwarts. Es… Es increíble, no tengo palabras. Una sonrisa se me dibuja al ver que por fin estoy aquí, que es real.
Al bajar del carruaje sigo a los chicos hasta el interior del castillo. El vestíbulo me da la bienvenida y miro a todas partes alucinando, es mucho más bonito de lo que me había imaginado.
- Me separo aquí de vosotros – les digo a los chicos.
- Espero que estés en la casa de Gryffindor como nosotros – responde Ron.
- No tengo ni idea – respondo con la verdad, el sombre seleccionador puede colocarme en cualquiera de las cuatro casas.
- Sea cual sea, aquí tienes una amiga – me dice amablemente Hermione.
- Muchas gracias Hermione – respondo con una sonrisa.
- Nos vemos más tarde – me responde Harry con una sonrisa.