BROOKE
Sus manos fuertes me empujan hasta la pared y coloca sus manos a ambos lados de mi cabeza, atrapándome por completo en las sensaciones que me está provocando. Por instinto llevo mis manos a su cintura y mis ojos a los suyos, intentando no perderme ninguna de sus expresiones. Paso mis manos bajo su camisa, tocando la piel de su espalda, lo siento estremecerse y tragar con fuerza.
Malfoy se muerde el labio y me entra un cosquilleo por dentro al ver que se acerca más y más a mí. Lo atraigo más hacia mi cuerpo, queriendo sentirlo más y juntamos las frentes. Nuestras respiraciones se entremezclan aumentando mis ganas por besarlo, porque él me bese.
Se muerde el labio de manera irresistible y tiemblo como una hoja. Sus labios rozan los míos y respiro entrecortadamente. Sus labios pasan a mi mejilla, acariciándola, hasta que llegan a mi oído. Lo oigo respirar acelerado contra mi oído y después de unos segundos oigo su voz entrecortada.
No soy capaz de articular ni una sola palabra, solo puedo abrir los ojos y ver como se separa un poco de mí. Me acaricia mi mejilla con delicadeza y me quedo mirando cómo se marchar en dirección a las escaleras.
Intento controlar mi respiración acelerada y cierro los ojos mientras apoyo mi cabeza contra la pared. ¿Qué es lo que acaba de pasar? No, no… Esto no está bien y mis sentimientos están a flor de piel provocándome una gran confusión.
¿Qué narices voy a hacer ahora? ¿Cómo voy a mirarlo mañana a la cara? Ahora ya no tengo ningún tipo de excusa, tenía ganas de besarlo, muchas y él lo sabía. Solo está jugando conmigo.
Esto se está complicado cada día más, tengo que hacer lo posible por alejarme de él, ahora más que nunca.
Me levanto de la cama desganada, todo lo que ha ocurrido anoche me tiene muy confundida y no sé qué es lo que voy a hacer a partir de ahora. Abro las cortinas de dosel y miro a las camas de mi alrededor, todas ellas siguen durmiendo, así que con sigilo cojo ropa de mi armario y voy hasta el baño.
Tras darme una ducha caliente y vestirme, salgo de la habitación y bajo las escaleras rezando por no encontrármelo. Solo hay unos cuantos alumnos de primero cuando la cruzo y suspiro aliviada cuando comienzo a recorrer los pasillos de la mazmorra. Subo las escaleras y camino hasta el comedor. Hoy es sábado y normalmente la gente suele bajar tarde, pero hoy no es el caso. El comedor está bastante lleno para la hora que es. Busco un hueco en mi mesa y veo a Theo sentado solo desayunando, por lo que me acerco a él.
Cojo un poco de chocolate caliente y una napolitana también de chocolate. Escucho a Theo hablar pero no presto mucha atención a lo que me dice, tanto que no me doy cuenta de lo que pasa a mi alrededor.
Intento no mirarlo, rehuyendo su mirada porque los colores se me suben a las mejillas al recordar el bochorno que pasé anoche. Termino con rapidez mi desayuno y me levanto de la mesa sin despedirme. Solo quiero desaparecer.
Llego al vestíbulo y salgo por las puertas grandes de robles hacia el jardín, pero una mano me agarra del brazo parándome. Sin darme tiempo a reaccionar me arrastran hasta una parte oculta del patio, rodeada de columnas y árboles, dónde nadie puede vernos.
Al final consigo soltarme del agarre y me enfrento a quien me ha tratado así.
Nos quedamos en silencio y miro a todas partes menos a sus ojos, porque si lo hago me perderé en ellos.
Él me mira detenidamente y creo que ve cómo me estoy sintiendo, porque finalmente se separa de mí y me deja espacio para que me marche. Me alejo de él rápidamente pero antes de desaparecer del lugar miro hacia atrás, dándome cuenta de que su mirada no se separa de mí.
Camino hasta el lago y me siento entre los árboles, alejada de la vista de todos. Necesito aclararme las ideas, centrarme en lo importante, no en un chico.
Oigo como se rompen las ramas cerca de mí y me giro encontrándome con la sonrisa de Alex.