Love 2 // Amores encontrados - Draco Malfoy

Capítulo 2 - TOTALMENTE PERDIDA

BROOKE

Estoy muy nerviosa. Llevo todo el día igual, pero que cayera la noche ha hecho que mis nervios aumenten. Voy de un lado a otro por la habitación, poniendo de los nervios a Hermione y a Ron.

Pero es el día, hoy van a buscar a Harry de casa de nuestros tíos y lo van a traer al cuartel. Tengo muchas ganas de verlo, pero también miedo. Miedo por si le ocurre algo por el camino.

—Me estás poniendo nervioso —me dice Ron.

—Lo siento, pero estoy preocupada —lo miro de reojo y sigo moviéndome de un lado a otro.

De repente se oyen unos ruidos en la planta de abajo y unas voces. Intento escuchar algo, pero Hermione me aleja de la puerta.

—Dale tiempo, vendrá aquí enseguida, ya verás —intenta tranquilizarme.

Asiento con la cabeza y me siento en la cama estrujándome las manos y moviendo una de mis piernas. Mi vista no se aparta de la puerta y rezo porque todo haya ido bien.

La puerta se abre y un confuso Harry entra por la puerta. No puedo evitarlo y me tiro encima de él para abrazarlo con fuerza. Tras unos minutos lo suelto y doy paso a una Hermione eufórica.

—¡Ron! ¡Harry ya ha llegado! —grita para que venga porque había ido al baño—. ¿Cómo estás? ¿Estás bien? ¿Estás enfadado con nosotros? Seguro que sí, ya sé que nuestras cartas fueron muy escuetas, pero no podíamos. Dumbledore nos hizo jurar no decirte nada. Dios, tenemos tantas cosas que contarte… He estado buscando información y no pueden expulsarte, lo estipula el Decreto para la moderada limitación de la brujería en menores de edad en situaciones de amenaza para la vida…

—Hermione, por favor, déjalo respirar —sonríe Ron mientras cierra la puerta y después abraza a su amigo.

Sigo mirándolo de arriba abajo, buscando cualquier señal de heridas o alguna otra cosa. Ni siquiera escucho lo que dicen, solamente lo veo a él.

—Quería respuestas, ¿vale? —vuelvo a la realidad y escucho como Harry se enfada.

—Queríamos dártelas, Harry, pero… —intenta justificar nuestra ausencia Ron.

—Dumbledore… —interviene Hermione.

—Os hizo jurar que no me contaríais nada, lo sé, lo he entendido —termina la conversación Harry, pero noto que sigue estando molesto.

—Dumbledore creía que era lo mejor —sigue hablando Hermione—, que estarías mejor con los muggles, que allí estarías más seguro.

—¿Ah sí? —responde molesto—. ¿Os han atacado unos dementores a alguno de vosotros este verano?

—Pues no, la verdad, pero por eso ordenó que fueras vigilado todo el tiempo por miembros de la Orden del Fénix —sigue con la conversación Hermione.

—Pues no ha funcionado muy bien, al final tuve que valerme por mí mismo.

—Pues sí —intervengo por fin—, pero ahora estás aquí y eso es lo que importa. Te contaremos todo lo que quieras saber.

—¿Qué es este sitio? —me pregunta directamente.

—El cuartel general de la Orden del Fénix —es Ron quién responde.

—¿Y qué narices es la Orden del Fénix?

—Es una sociedad secreta —se apresura a responder Hermione—. Lo dirige Dumbledore y fue quién la fundó para luchar contra Quién-tú-sabes la última vez.

—¿Y qué pasa con Voldemort? ¿Qué está tramando? ¿Dónde está? ¿Qué vamos a hacer para detenerlo?

—No vamos a hacer nada —sentencio y me mira con los ojos muy abiertos.

—¿Cómo dices?

—Dumbledore no nos deja participar en las reuniones, así que no sabemos muy bien lo que está pasando. Aunque Brooke ha estado desaparecida todo este verano —deja caer Ron y lo fulmino con la mirada por delatarme.

—¿No has pasado el verano aquí? ¿Dónde coño has estado? —me pregunta enfadado.

—En un lugar seguro y siguiendo las instrucciones del profesor Dumbledore. Pero no puedo contarte nada más, lo siento, no estoy autorizada —la culpa me inunda cuando veo su cara. Está dolido por mis palabras.

—Pero…

—No ha sido nada relacionado con Voldemort, así que no te alteres.

—Sí tú no estabas aquí —me señala al ver que no le voy a decir nada más—, y no os han contado nada, ¿qué narices habéis estado haciendo todo este tiempo?

—Pues hemos estado descontaminando esta casa, lleva mucho tiempo vacía y se ha criado de todo. Hemos limpiado a fondo la cocina y casi todos los dormitorios, pero mañana creo que nos toca el salón.

Seguimos charlando e incluso se unen a la conversación Fred y George, los hermanos gemelos de Ron, y Ginny, su hermana pequeña. Después la señora Weasley nos llama para la cena y bajamos todos.

—Mi madre tiene muchas ganas de verte —le digo a Harry sonriendo.

—Yo también —me responde—, tengo muchas ganas de poder conocerla un poco más y que me cuente cosas de mamá.

—Lo hará —le doy un apretón en el brazo—, está deseando contarte todo sobre ella.

Sonriendo llegamos a la puerta y Harry corre a abrazar a Sirius que lo corresponde con una sonrisa. Después saluda a mis padres y nos sentamos todos a cenar.

Las conversaciones fluyen por un lado y por otro, las risas, la comida… Hasta que la conversación se vuelve más densa a causa de la insistencia de Harry por conocer qué está pasando.

—Quiero saber qué está pasando —les dice a todos los adultos.

—Muy bien —cede la señora Weasley después de haber estado debatiendo en sí deben contarnos algo o no—. Ginny, Ron, Hermione, Brooke, Fred y George: salid ahora mismo de la cocina.

Los mencionados comienzan a hablar y a indignarse porque los quieren echar de la cocina. Yo, en cambio, me mantengo en silencio, porque sé que me voy a quedar.

—Nosotros somos mayores de edad —sentencia Fred.

—Si a Harry le dejan, ¿por qué a mí no? —es ahora Ron quien protesta.

—¡No! Os prohíbo que…

—Molly, cariño, a Fred y a George no puedes impedírselo —dice el señor Weasley—. Son mayores de edad.

—Pero van aún al colegio.

—Pero ya son adultos —sentencia el señor Weasley.

—Está bien, Fred y George pueden quedarse, el resto a vuestras habitaciones.



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En el texto hay: amor, harrypotter, dracomalfoy

Editado: 29.09.2024

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