(love &) Hate - Catradora

"El helado se derritió otra vez, Catra.."

Adora apenas salió de la habitación...

Ay, debí verlo venir. Me confié demasiado de su jueguito. Dios, ahora me quedé con ganas...

Completamente sonrojada, fui arrastrada fuera de la habitación por el delicioso olor de la comida, y por el hambre que me carcomía. Irónico, ¿verdad?

Ambas nos sentamos en la mesa a almorzar y pusimos una película para ver mientras. Una vez terminamos la comida, me puse a lavar los platos mientras Adora recogía la mesa y sacaba el helado del refrigerador para que se descongele un poco y sea comestible. Ya por terminar con el último juego de cubiertos, Adora me abrazó por la espalda, colocando sus brazos alrededor de mi cintura. Comenzó a escarbar con su nariz en mi cuello, lo cual me dio escalofríos y... encendió la llamita que se había apagado hace, aproximadamente, una hora y media atrás.

¿Pretendes dejarme con las ganas otra vez, rubia? No te vas a escapar tan fácil de esta..

Antes de siquiera dejarme reaccionar, ella habló.

—Lamento lo de hace un rato, debe ser odioso que te hagan eso... pero debía vengarme de lo de esta mañana. No sé si sea buena idea acorralar a una tomboy, Catra—. ¿Era necesario que hable tan despacio? ¿Tan cerca de mi oído? Mi sonrojo seguro estaba creciendo hasta dejar mis orejas rojas... Terminé de lavar y cerré la canilla, para darme vuelta y enfrentar a una... pícara Adora. Me encerró entre ella y el lavabo, sólo para acercarse lo suficiente para provocarme. Cosa que logró.

Nos besamos. Al principio, fue un beso suave, lento.. amoroso. Pero estaba un poco impaciente por lo sucedido un tiempo atrás, así que decidí tomar la delantera. Metí mi lengua en la boca de Adora sin permiso alguno y comenzamos una lucha, la cual sorpresivamente, perdí.

A la mierda mi virginidad, esta mujer es bien candente..

Adora me subió al lavabo para continuar los besos por mi cuello, levantando levemente mi camisa y alentando a sus manos a usurpar en mi torso. Los quejidos de los que tanto había presumido Adora de escuchar, comenzaban a surgir una vez más; esta vez, más frecuentes... Comenzó por suaves caricias en mi cintura y barriga, a veces amagando a ir más abajo o más arriba, pero parecía esperar algún permiso de mi parte..

—Hiciste que mojara mi pantalón, Adora—. ¿Por qué tengo la manía de hablar sin pensar? Eso fue demasiado como para que ella lo malinterprete...

—¿Ah, sí? ¿Y si hago que mojes tus bragas también?—. Adora me miró con una sonrisa pervertida, para simplemente volver a besarme y levantarme. Sorpresa no muy sorpresiva, Adora me levantó como si de una pluma tratase, sí que es fuerte..

Mírala tu, la tomboy tímida diciendo tales cosas... Quién diría...

Mi remera y su camisa terminaron en el suelo de la cocina, los utensilios quedaron húmedos, la película terminó sin que ninguna sepa cómo y el helado se derritió, una vez más...

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Desperté luego de, aproximadamente, dos horas. Adora estaba dormida sobre mi barriga, abrazándome como si de un peluche se tratara. Sonreí enternecida, pero luego de removerla y plantar un beso en sus labios, me levanté. Fui a la cocina, literalmente en bragas para tomar la camisa de Adora y ponérmela. Me quedaba más grande de lo que esperaba, sin mencionar que , además de que posee una ancha espalda y grandes brazos, de por sí ya usa tallas más anchas que las suyas normales.

Miré la mesa y la televisión, notando la cantidad de cosas que habíamos dejado a la mitad, sonriendo. Luego de tantas dudas entre nosotras y tantas vueltas, estos días fueron asombrosos. Lástima que todo tenga su fin..

Me pregunto si el helado puede recuperarse luego de haber estado dos veces derretido a temperatura ambiente...

Por andar pensando semejante estupidez, no escuché a Adora salir de la habitación. Fue un poco tarde para cuando lo noté, pero ahí estaba ella otra vez, abrazando mi cintura, con su mentón en mi hombro y su nariz escarbando en mi cuello.

—Tienes mi olor...—. Amo su voz ronca de recién despierta.

—Porque llevo tu camisa puesta, idiota—. Reímos juntas, levemente.

—¿Vas a culpar a tu novio falso de las marcas en tu cuello?—dijo, besando los chupetones, que seguro eran varios y notorios.

—Seguro. Así como el culpa a su novia falsa de los arañazos en la espalda...—dije irónica, rodando los ojos.

—No estoy muy de acuerdo con que alguien más se lleve el crédito, pero por lo menos saben que no pueden acercarse...—. Sonaba tal cual como las palabras que expresó, por lo que decidí hacer algo. Me di vuelta, viendo el puchero de Adora por retirarle mi cuello, para revisar cómo había marcado yo mi territorio, encontrando marcas rojas por su cuello y escote, y su cabello completamente enmarañado.

—Bueno, no va a durar mucho mi marca de territorio, pero puedo hacer nuevas, ¿no?—. Adora se sorprendió, para luego sonreír risueña.

—Cuando quieras, gatita...

Esa noche, Bow y Glimmer llegaron contentos. Nos contaron que habían pasado uno de los mejores fines de semana como pareja y me agradecieron por pasarla con Adora estos días. Les contamos lo que habíamos hecho, dejando de lado situaciones innecesarias, y vimos la misma película que habíamos empezado con Adora  al mediodía...

Por lo menos, estos días se sintieron largos mientras duraron...

 




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