(love &) Hate - Catradora

Besos

Ese día en el café, Adora se veía tan tierna, preocupada por lo que ese hombre estuviera haciendo, sacando fotos con el celular.

Con anticipación, sabía que mi madre había regalado la "noticia" de mi relación con Rogelio a un programa de chimentos, así que no era ninguna sorpresa.

Saliendo del café, "mi madre" Weaber, me llamó.

Hola, Catra querida. Espero que sean buenas y lindas fotitos las que salgan en el programa.

—¿Qué es lo que quieres?—. Odio las vueltas que da esta mujer en cuanto a favores a pedir se trata.

Un beso, niña. Un buen beso y te enviaré la mitad del monto que necesitas—. Abrí mis ojos de par en par, mirando a Rogelio, quien no parecía entender nada de la situación.

—Está bien, te lo daré. Pero quiero lo que prometes en mi cuenta—. Corté la llamada, escondiendo lo contenta que estaba—. ¿Nos besamos?—sonreí mirando a Rogelio. Él, en plena confusión, frunció su ceño y colocó su mano en mi frente.

—¿Acaso tienes fiebre?

—Vamos, sólo será una vez. Anda, el periodista espera.

—Catra, fuiste tú quien colocó la regla de "nada de besos", lo recuerdo perfectamente. Lo que venimos haciendo no son besos, aunque estén cerca de serlo. Kyle llega a ver esto y me matará...

—Bien, tienes razón. Pero también aclaré que las muestras de afecto debían de ser en público, ¿o no?—Rogelio asintió, confundido—. Sólo por esta vez, grandulón. Mi madre lo espera, y estoy segura de que tu padre también. Imagina que soy Kyle por un momento y saldrá bien—. Apenas terminé de hablar, me tomó por la cintura para estamparme contra él en un beso... intenso. No duramos mucho, puesto a que ninguno lo disfrutó. Sólo me quedaba esperar a que haya salido mejor de como nosotros lo vimos.

Entramos a su nuevo auto sin hacer comentario alguno, hasta que cerramos las puertas.

—¿Así besas a Kyle? Dios, con razón siempre andan de calenturientos ustedes.

—¿Qué me dices de ti?—cuestionó en tono de burla. Reí, cayendo en la misma.

—Touché—. Salimos de allí como si fuese la carrera de nuestras vidas.

______________

Rogelio me dejó directo en casa, donde esperaba paciente a que la noticia salga en el programa para recibir el monto en mi cuenta.

—Llegué...—Scorpia abrió la puerta del departamento. Parecía muy desanimada y cansada.

—Bienvenida—dije, recibiendo un salto de sorpresa como respuesta.

—¡Ay, gata montés! Que manías de sorprenderme así...—reí, aún cuando no había sido intencional. Ella sonrió en respuesta, pero no era la misma sonrisa que me gustaba ver todos los días.

—¿Todo bien, Scorpia?

—Algo así... Iré a dormir un rato. ¿Puedes cocinar tú hoy?—confundida, por las cortas y pocas conversaciones que veníamos teniendo, asentí. Comenzó a dirigirse a su habitación, pero la detuve.

—Scorpia. No me mientas, te conozco desde que tenemos 6 años. Las cosas no están bien—. Frenó su paso, sin voltearse. Apagué el televisor, pensando en que mi mejor amiga era mucho más importante que el dinero que mi madre me estaba por mandar—. Ven, siéntate aquí conmigo. Cuéntame qué te anda pasando...—me miró a los ojos, con aires de comenzar a llorar en cualquier momento. Abrió su boca para comenzar a hablar en varias circunstancias pero no salía ningún sonido de sus labios.

—Lonnie...— Si te hizo algo para que estés así, la mataré—. Lonnie se me declaró... en el viaje...—. Quedé sin palabras. Decidí callarme hasta que ella decida seguir con el tema—. Dijo que pasaría esos días conmigo, aprovechando los momentos juntas y que luego... se iría para que no tenga que volver a verla... yo-

Reventó en lágrimas. No pude hacer más que abrazarla. No entendí mucho el porqué se habían dividido más de lo que ya estaban, se suponía que se gustaban mutuamente...

Sólo tenía las opciones de que, o Lonnie no la dejó hablar en su confesión, creyendo que sería rechazada de primera, o Scorpia no la correspondía...

—Lamento no habértelo dicho, es que-

—Tranquila, ya está. Entiendo que era algo difícil para hablar... No te preocupes, veré si puedo hablar con Lonnie en estos días para que sigan siendo amigas...—Scorpia asintió, pero no pude pensar más que en la realidad, ella debía saberlo—. Aunque, Scorp, piensa que, si ella gusta de ti, sería doloroso para ella que sigan siendo amigas como si nada hubiese sucedido... ¿Lo sabes, no?—Scorpia me miró, perdida. Quiso llorar aún más, pero se aguantó.

—Lo sé, lo entiendo más que nadie. Yo no tengo derecho a pedirle eso... pero es lo único que podría mantenernos juntas y... no quiero perderla en mi vida—expulsó las pocas lágrimas que había guardado y acaricié su espalda en respuesta. Pasados unos minutos, había caído completamente dormida en mi regazo. Acaricié sus mechones blancos, quitándolos de su rostro, notando sus ojeras de, probablemente, varias noches de desvelo. Revisé mi celular, viendo un mensaje de parte de Adora.

<3 Adora <3 (08:47 pm)
Volviendo a casa!

Sonreí como estúpida, queriendo recibirla en el hall. Dejé a Scorpia en el sillón suavemente, intentando que no despierte.

Bajé por el ascensor, esperando que mi día de mierda mejore de alguna forma. Mi mejor amiga parecía tan deprimida, mi relación falsa estaba por explotar en todos los televisores de la ciudad... La única buena noticia era que estaba más cerca de borrar el apellido "Weaber" de mi documento.

Llegando al hall me encontré con peores noticias de las que venía teniendo.

Huntara estaba apresando a Adora contra la pared. Adora parecía a punto de llorar, Huntara parecía estar temblando, hasta que de repente, dejó de hacerlo para acercarse a Adora... lo suficiente como para besarla. Las lágrimas se acumularon en mis ojos, gire mi rostro, sin querer ver lo que pasaba frente a mí. 

Desesperada, pensé que me había confundido y que, por lo menos, Adora la alejaría de ella. Pero, cuando levanté por segunda vez mi mirada, me encontré con el abrazo entre ellas dos. Adora lloraba y Huntara acariciaba su cabello repetidas veces, queriendo consolarla.




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